Si te suena algo de esta lista, ha llegado la hora de sentarte a pensar y revisar tus hábitos.
Nuestra cultura adora al rebelde torturado - ese personaje que hace caso omiso a las convenciones y se niega a crecer. Es carne de una buena producción cinematográfica. No obstante, en lo que se refiere a los asuntos económicos, sacar al niño que llevas dentro puede tener consecuencias graves (al fin y al cabo, las deudas, la pobreza y alimentarse a base de empanadas no queda tan bien en una persona de 30 años). Si estás preparado para reinventar tu vida económica deja de comportarte como un niño. Estos son los hábitos financieros que hacen que parezcas económicamente inmaduro.
1. Gastar de forma desmedida
Si normalmente agotas tu presupuesto para mantener las apariencias es probable que veas el dinero como una pieza del juego de una competición sin fin por el consumo ostentoso. Sin embargo, mientras tratas de acumular más piezas para el juego, tus compañeros trabajan como hormiguitas para crearse un respaldo económico a largo plazo.
2. Hacer compras compulsivas
Las compras compulsivas pueden perdonarse si eres un niño rodeado de golosinas en la caja de un supermercado, pero para los adultos, comprar de forma compulsiva significa que eres fácilmente manipulable por las artimañas del marketing, que tienes problemas de autocontrol o que necesitas llenar algún tipo de vacío. Sea cual sea la razón, es una costumbre que revela una profunda falta de madurez en temas económicos.
3. Pedir préstamos a amigos y familiares
Tener que pedir prestado dinero continuamente a amigos y familiares refleja que no eres capaz de arreglártelas bien solo con tu presupuesto, ni gestionar tus gastos o planificar con antelación. Ah, y es probablemente la razón principal por la que puede que la gente te coja menos el teléfono a fin de mes.
4. Quedarte en números rojos
La piedra angular de la economía personal es saber exactamente cuánto dinero podemos gastar. Dejar tu cuenta bancaria constantemente en números rojos demuestra que estás haciendo mal las previsiones y que no te importa regalar la comisión que te cobra el banco por dejar tu cuenta en -0.
5. Llegar al límite de las tarjetas de crédito
Siempre habrá gente que confunda el límite de crédito con el límite de gasto. Es un comportamiento que demuestra un profundo nivel de ingenuidad financiera. Además de sufrir los intereses y los recargos por demora, este tipo de personas viven en una situación continua de estrés. Se ven atrapadas en un interminable ciclo de esclavitud de deuda, no pueden ahorrar y son incapaces de hacer frente ni siquiera a un pequeño imprevisto en sus ingresos.
6. Recibir llamadas de los acreedores
¿Te da un vuelco al corazón cada vez que suena el teléfono? Una de dos, o estás profundamente enamorado o muy endeudado. La gente que nos rodea de más edad y de mayor sabiduría intenta por todos los medios evitar caer en esta agotadora red.
7. Pagar recargos por demora
Los recargos por demora son gastos en los que se incurre por no entender el funcionamiento de los plazos. El pago de recargos por demora en las tarjetas de crédito, en el alquiler e incluso por un libro que hayas sacado de la biblioteca, demuestra que tú y tu dinero tenéis una complicada e inmadura relación. Aún peor, todos esos recargos pueden minar centavo a centavo un presupuesto hasta agotarlo.
8. Que te corten los servicios básicos
Cenar a la luz de las velas puede ser romántico - cuando eres tú quien lo elige. Sin embargo, es difícil ponerle un punto sexy al hecho de que te corten la luz, el agua o la calefacción por impago. Si los servicios básicos de tu hogar están siempre en una incógnita, es el momento de madurar seriamente.
9. Dejar que tus padres te paguen las facturas
¿Tus padres te pagan la factura de teléfono o del seguro del coche? ¿Podrías llegar a fin de mes sin su ayuda? Si tu respuesta a la primera pregunta es afirmativa y negativa a la segunda, todavía eres un niño en términos económicos. Elabora un plan para poder sufragar solo tus propios gastos.
10. Esquivar al casero
¿Antes de salir de casa miras por la mirilla? ¿Tienes siempre el volumen de la tele bajo? ¿Vas con peluca a la lavandería? Pues bien, parece que intentas librarte del casero. No ser capaz de afrontar el alquiler mensual es una clara señal de inmadurez económica - y un claro indicio de que es el momento de buscar un compañero de piso, mudarte a un sitio más barato o pensar en cómo aumentar tus ingresos.
11. No ahorrar
Si no apartas dinero a una cuenta de ahorro, o a un fondo para emergencias, o bien eres un ingenuo optimista, o por desgracia estás desinformado. En la economía de hoy en día, tener un colchón financiero es esencial para afrontar despidos, gastos familiares imprevistos y cualquier “qué pasa si…” que la vida te ponga en el camino.