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Adam Toren, un empresario, mentor e inversor, nos habla sobre los errores que todos los emprendedores suelen cometer y cómo evitarlos.

La semana pasada comí con un millennial que quería que le aconsejara sobre el negocio que está emprendiendo. Tras la habitual charla intranscendente del comienzo, nos metimos de lleno a hablar sobre su plan de negocio. En poco tiempo estaba claro que su idea de negocio era fantástica, su plan de ejecución era bastante sólido y había reunido un sólido equipo que le ayudaría a materializarlo.

Hasta aquí, todo bien. Pero para ser francos, este individuo carecía de toda probabilidad de éxito con su mentalidad actual. Hacerse rico (o tener éxito en la medida que sea) tiene más que ver con la forma de pensar que con las ideas o planes.

Desde el momento en el que comenzamos en el mundo de los negocios a la oportuna edad de seis y siete años, nuestro abuelo Joe nos enseñó a mi hermano Matthew y a mí muchas lecciones sobre los aspectos de cómo dirigir un negocio rentable. Con los años aprendimos a elaborar un plan de negocio; a comercializar nuestros productos y servicios y a cuidar de nuestros clientes, proveedores y empleados. Todos estos conocimientos han sido de un valor incalculable para nosotros a la hora de crear y dirigir un negocio de éxito. Pero lo que nuestro abuelo nos enseñó sobre la actitud y la forma de pensar sobrepasa todas las demás lecciones.

Sin referirme al individuo en cuestión con el que he hablado recientemente, a continuación presento cinco actitudes que “hipotéticamente” te llevarán a donde quieras en tu andadura hacia el éxito – y las actitudes que se deben reemplazar.

1. Merezco el triunfo

Se habla mucho en los tiempos que corren de los derechos asumidos de antemano por los millennials. Pero no me lo creo del todo. He conocido a millones de personas de esta generación que son verdaderas estrellas del rock. Saben que tienen que ganarse el triunfo y están dispuestas a luchar por ello.

Pero también hay personas de todas las generaciones que piensan que el éxito va a venir en todo caso. Tuvieron una vida dura, tuvieron que comer Ramen durante años, su madre (o su padre) se fugó con el cartero cuando tenían nueve años. De manera que se sienten como si ya hubieran pagado su deuda.

Y ¿sabes qué? – la vida ha sido dura para todo el mundo. No hay nadie vivo que no tenga una historia desgarradora de los momentos duros que ha atravesado. El pasar por duros momentos no te da derecho a nada. Las únicas personas que merecen tener éxito son aquellas que luchan. Fracasar una vez no significa que te merezcas conseguirlo la próxima vez. Cualquier esfuerzo es una nueva oportunidad de crear éxito. Se aprende de los errores del pasado, pero eso no significa que te hayas ganado un camino de rosas.

Sustituye esta actitud por: Me voy a ganar el éxito dejándome la piel trabajando, haciendo lo correcto y sin abandonar nunca.

2. El éxito puede resultar fácil

Si sigues algún grupo de marketing o coaching en Facebook, vas a encontrar millones de posts que hacen que el éxito parezca algo fácil. “Gana 30 millones al mes mientras duermes” o, “¡Los trabajadores a tiempo parcial ganan millones con este sencillo sistema!” son algunos de los titulares que vemos. La gente entra en estos temas que les inducen a pensar que el éxito es posible sin trabajar mucho.

No es así. Si fuera verdad que el sistema que esas personas venden está basado en “un camino fácil hacia el éxito”, no lo venderían, simplemente lo practicarían.

Cada empresario de éxito que conozco (y he conocido miles) ha vivido en una montaña rusa hasta conseguir llegar donde está ahora. Fracasaron, o casi fracasaron, muchas veces; quisieron abandonar; se sacrificaron y trabajaron más de lo que imaginaron en toda su vida. Si existe alguna excepción yo no la conozco.

Sustituye esta actitud por: El éxito es una lucha pero merece la pena el esfuerzo y el sacrificio, y voy a ser una mejor persona al final del camino.

3. Trabajo de forma inteligente, sin esfuerzos

Se oye mucho la frase: “No trabajes mucho, trabaja con inteligencia”. Entiendo lo que pretende transmitir y soy absolutamente partidario de maximizar el trabajo todo lo posible, pero el verdadero éxito viene cuando se trabaja duro y con inteligencia. A menudo la gente piensa que esta actitud supone encontrar formas de librarse del esfuerzo o alguna manera de engañar al sistema.

Lo que debe significar es que puedes evitar trabajar en balde aprendiendo de tus propios errores y de los que han estado antes que tú. Se pueden tomar decisiones inteligentes que eviten el trabajo extra innecesario. Tener que hacer lo mismo tres veces es trabajar en balde. Hacerlo bien desde el principio es trabajar con inteligencia, aunque no sea fácil.

Sustituye esta actitud por: Tomo decisiones inteligentes para que mis grandes esfuerzos den un rápido rendimiento.

4. Yo soy lo más importante

Bien, a esto es a lo que me refiero con respecto al individuo al que conocí. Aunque me hablaba de su equipo, su principal enfoque era lo brillante que era y lo que significaría para él el éxito de su empresa. De hecho, alrededor del 95% del tiempo hablaba sobre sí mismo y sobre lo que quería. Es un buen hombre pero ya estaba bien claro desde el principio que lo único que le interesaba era él mismo.

Nadie – y digo literalmente nadie – ha experimentado un verdadero éxito sin las personas que formaban una parte importante de su viaje. Tanto si se trata de un mentor, un socio o de tu equipo de empleados, solo encontrarás el verdadero éxito si tu motivación viene provocada por el bienestar y el éxito de todos los que te rodean.

Sustituye esta actitud por: "Sé que tendré éxito cuando me concentre en ayudar a los demás a alcanzarlo".

5. Sé todo lo que necesito saber

Todavía me sorprendo cuando la gente que quiere que sea su mentor está más interesada en exhibir su propio conocimiento y logros que en escuchar lo que les tengo que decir. Por supuesto, soy educado y les felicito por lo increíbles que son, pero también pienso en la oportunidad que han desperdiciado de pasar tiempo con alguien que ha conocido todos y cada uno de los aspectos empresariales durante 30 años. No digo que lo sepa todo, pero sé lo que funciona y lo que no en los negocios, y me encanta compartir mis conocimientos. Y al mismo tiempo aprendo siempre, como todos deberíamos hacer.

Independientemente de tu experiencia y conocimiento, dedica un tiempo a escuchar a la gente y sé lo suficientemente humilde como para entender que puedes aprender algo de los demás. Todo el mundo que conoces ha tenido experiencias completamente diferentes en la vida y, por tanto, sus conocimientos son únicos. Sé aprendiz a cualquier nivel en la vida.

Sustituye esta actitud por: Toda la gente que conozco puede enseñarme algo y estoy dispuesto a aprender todo lo que pueda.

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