Cuando se habla sobre criptomonedas y blockchain, el primer país que nos suele venir a la mente es China: las medidas de Pekín ejercen un fuerte impacto en el mercado y, especialmente en el bitcoin. Pero a pesar de toda la atención que está recibiendo China, su vecino, Rusia, es mucho más intrigante.
Aunque los valores tradicionales como las acciones y los bonos han sido utilizadas durante más de un siglo para crear riqueza, las criptomonedas han logrado captar la atención de los inversores durante la mayor parte del año. Desde principios de 2017, la capitalización total del mercado de las criptomonedas ha aumentado desde los 17.700 millones de dólares hasta los casi 836.000 millones el pasado 5 de enero de 2018, lo que representa un aumento del 4.500% en tan solo un año. Los inversores nunca han sido testigos de un aumento tan pronunciado del valor de una sola clase de activos en tan poco tiempo.
Las razones para este repunte no faltan. Algunos dirían que el ascenso de la tecnología blockchain ha desempeñado un papel fundamental en ello. También podría argumentarse que la naturaleza descentralizada de estos mercados ha contribuido a su éxito. Puesto que resulta casi imposible ganar dinero apostando en contra de las monedas virtuales, es normal que los inversores quieran que estas sigan subiendo. Pero las valoraciones desorbitadas también conllevan un riesgo.
La regulación es una espada de doble filo para las criptomonedas
Podría decirse que una de las principales preocupaciones de las criptomonedas es su regulación, o la falta de ella. Mientras que el bitcoin (Bitcoin) se benefició en 2017 después de que Japón lo convirtiera en una forma legal de moneda de curso legal, la criptomoneda más popular del mundo también ha atraído recelo en media docena de otros países, que han decidido prohibirla por completo (así como a otras criptomonedas también). Cuando una puerta se abre para esta revolucionaria clase de activos, otras muchas se cierran.
China suele ser considerada como uno de los mayores países que están luchando en contra de la revolución de las criptomonedas. El pasado verano, el gobierno chino prohibió las ICOs (esencialmente una oferta pública inicial, pero para criptomonedas), y anunció su intención de cerrar los intercambios de criptomonedas locales.
Más recientemente, el gobierno chino ha anunciado que planea perseguir a las instalaciones dedicadas a extraer criptomonedas, como el bitcoin. Un comunicado de prensa del pasado 3 de enero del banco central de la nación esbozó un plan para limitar el suministro de energía a algunos mineros.
Dado que China representa actualmente más de dos tercios de toda la potencia de procesamiento dedicada a la minería del bitcoin, este cambio supone un claro golpe para la comunidad del bitcoin y la evolución de las criptomonedas en general.
Olvídese de China
Pero a pesar de toda la atención que está recibiendo China, su vecino, Rusia, es mucho más intrigante.
Como ven, China ya está creciendo a pasos agigantados, y lo ha estado haciendo durante décadas. Su economía es una máquina bien engrasada. Rusia, sin embargo, no tanto. Su moneda, el rublo, se ha encontrado en una situación deplorable en más de una ocasión durante las últimas dos décadas, y la dependencia del país del petróleo ha afectado seriamente a su crecimiento económico. Sobre el papel, Rusia parecería ser un candidato perfecto para el avance de la revolución de las criptomonedas.
Apenas el mes pasado, Sberbank, el banco más grande de Rusia por número de activos, anunció que había ejecutado la primera transferencia de dinero real basada en un blockchain creado por IBM. Aunque la cantidad transferida sigue siendo un misterio, esta involucró a un pagador y un receptor en dos bancos separados, y condujo a una liquidación casi instantánea de los fondos transferidos.
Además, IBM no era la única empresa de renombre involucrado en este proyecto. Sberbank incluyó a MegaFon, el segundo operador inalámbrico más grande del país, MegaLabs, un proveedor de soluciones tecnológicas, y Alfa-Bank, un gran banco privado ruso, como socios junto con IBM. El hecho de que estas empresas tan importantes participaran en esta transacción innovadora, junto con el hecho de que Sberbank sea miembro de la organización 200 Enterprise Ethereum Alliance, sugiere que el sistema financiero de Rusia planea implementar la tecnología blockchain en los próximos años.
Sin embargo, el gobierno ruso no siempre ha apoyado la tecnología blockchain y las criptomonedas en general. El presidente Vladimir Putin, que espera ser reelegido en 2018 y seguir siendo el líder de Rusia durante algún tiempo, dijo esto en octubre durante una reunión sobre criptomonedas y tecnología financiera:
“Las monedas virtuales o criptomonedas se están convirtiendo y ya se han vuelto más populares. Ya se han convertido o se están convirtiendo en un instrumento de pago completo y un activo de inversión en determinados países. Al mismo tiempo, el uso de las criptomonedas también conlleva graves riesgos”.
Tenga en cuenta que estas declaraciones de Putin se hicieron después de que el banco central de Rusia anunciara que apoyaría los esfuerzos para bloquear el acceso a sitios web externos que ofrecían servicios de intermediación de criptomonedas en Rusia.
Por otra parte, Putin y el gobierno ruso también barajan la posibilidad de crear una criptomoneda respaldada por el Kremlin para ayudar al país a sortear las sanciones internacionales.
Aunque esto implicaría que Rusia tiene interés en la tecnología blockchain, no responde si la industria bancaria rusa sería capaz de utilizarla.
Rusia ofrece la dinámica perfecta para probar el potencial del blockchain. La única pregunta es si el gobierno permitirá que su industria financiera tenga la oportunidad de hacerlo a escala.