¿Qué tienen en común el bitcoin y Snapchat?
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El bitcoin y Snapchat pertenecen a mundos completamente diferentes. Sin embargo, la base de su éxito radica en la misma idea contraintuitiva que nos puede dar una idea sobre cómo podría ser el próximo producto multimillonario.

Bitcoin

Una de las características más importantes de los ordenadores es que son capaces de duplicar información sin esfuerzo.

Resulta difícil apreciar la conveniencia de esta posibilidad. Antes de la llegada de los ordenadores, si enviaba una carta escrita a mano, esta simplemente desaparecía de sus manos. Tal solo podía existir una versión de esa carta. Hoy en día, puedo enviar el mismo correo electrónico a una cantidad casi infinita de personas.

La principal tarea de los años 1990 y 2000 fue acostumbrarse al nuevo paradigma, donde la información, la música, las películas, etc. podían duplicarse y distribuirse de forma casi ilimitada. Actualmente estamos familiarizados con esto y lo damos por hecho.

Todo ha cambiado con la llegada del bitcoin.

La mayor innovación del bitcoin es la escasez digital. Esto significa que es digital pero único. Al igual que un correo electrónico, puede enviarlo instantáneamente a cualquier persona. Sin embargo, a diferencia de un correo electrónico, no se puede duplicar. Tal y como sucede con una carta escrita a mano, cuando envía un bitcoin, este desaparece.

En cierto modo, el bitcoin nos devuelve a los días anteriores a los ordenadores. Su gran innovación no consiste en añadir una nueva característica. Se trata de eliminar una: la capacidad del ordenador para duplicar información digital.

Esta idea es tan simple que parece casi tonta. Sin embargo, ha creado un mercado de más de 300.000 millones de dólares, ha dado lugar a la aparición de nuevas empresas y ha cambiado por completo la forma en la que pensamos sobre la tecnología, las finanzas y la gobernanza.

Snapchat

Otra característica de los ordenadores es que, por defecto, lo recuerdan todo.

Así, en la década de 2000, cuando Facebook y Twitter introdujeron nuestras vidas personales dentro del mundo digital, nos enfrentamos a algo nuevo. Por primera vez, cada interacción que teníamos entre nosotros era grabada para siempre.

No nos dimos cuenta en ese momento, pero había algo extremadamente extraño en ello. Esto se debe a que, en la vida real, las interacciones humanas no son eternas. Se desvanecen. Son efímeras.

Luego llegó Snapchat. Su principal innovación fue la naturaleza efímera de los mensajes.

Al igual que el bitcoin, Snapchat nos devolvió a los tiempos anteriores a la llegada de los ordenadores. Por primera vez, las conversaciones digitales podrían desvanecerse como en la vida real. Fue un éxito instantáneo.

Al igual que el bitcoin, la gran innovación de Snapchat no consistía en añadir una nueva función. Se trataba de eliminar una: la capacidad de los ordenadores de recordarlo todo.

Una vez más, un cambio simple, tonto y contrario a la intuición creó un mercado masivo: una empresa de 16.000 millones de dólares y una característica que ahora utilizan más de 1.200 millones de personas de todo el mundo.

Conclusión

El bitcoin y Snapchat pueden ser productos muy diferentes, pero en el centro de su éxito hay una característica común: no han añadido nada nuevo, sino que han eliminado algo.

Sus creadores examinaron detenidamente las propiedades fundamentales de los ordenadores. En este caso: la persistencia y la duplicación de información sin esfuerzo. Mientras que todos los demás pensaban que estas propiedades eran consecuencias inevitables de los ordenadores, ellos las eliminaron. Al hacerlo, crearon unos productos de gran éxito que ahora son utilizados por todo el mundo.

Estos productos tuvieron éxito porque hicieron que la tecnología fuera más humana. Nos acercaron a la vida anterior a los ordenadores.

Sin embargo, el bitcoin y Snapchat son solo la punta del iceberg. Quedan muchas más oportunidades por descubrir.

Hoy en día todo el mundo está compitiendo para construir la siguiente gran revolución: realidad virtual y aumentada, inteligencia artificial, etc. ¿Y si la clave no es crear nuevas funciones, sino eliminarlas?

Los ordenadores tienen características extrañas y sobrenaturales. Son fundamentalmente diferentes de todo lo que hemos encontrado a lo largo de millones de años de evolución. Son rápidos. Calculan a la velocidad de la luz. Duplican y transmiten información sin esfuerzo. Lo recuerdan todo.

En la década de 1990 y 2000, nos acostumbramos a estos extraños inventos. La próxima década se dedicará a hacerlos menos alienígenas y más materiales.

Preparado por José Rodríguez

Fuente: Hacker Noon

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