8 personas de éxito comparten los consejos que les hubiera gustado que les dieran cuando tenían 22 años. Ellos no pueden volver atrás, pero, ¿y tú?, ¿estás a tiempo de aprovecharlos?
A los 22 años fue justo cuando terminaste la universidad, te incorporaste al «mundo real» y te embarcaste en tu viaje profesional.
Si pudieras volver a aquellos días, a lo mejor reescribirías tu pasado, o quizá estés satisfecho con las decisiones que tomaste en aquella época de tu vida. En cualquier caso, probablemente haya algunas cosas que ahora conoces y que te hubiera gustado saber antes.
Eso es exactamente lo que LinkedIn pidió escribir a su red de grandes cerebros de todos los campos en su último paquete editorial «Si tuviera 22 años».
Líderes que han triunfado en sus respectivos campos, también conocidos por ser personas influyentes, han escrito artículos originales, acompañados de fotografías de cuando eran jóvenes, repletos de perlas de sabiduría para los nuevos graduados, sobre lo que les hubiera gustado saber a los 22 años.
Suze Orman: Es bueno tomarte un tiempo para entender bien lo que quieres
Cuando la gurú de las finanzas personales tenía 22 años, ella y unos cuantos amigos se fueron de Illinois y se dirigieron a Berkeley, en California, donde se dedicó a ayudar en la tala de árboles y matorrales.
«Después estuve trabajando siete años como camarera»—escribe.
«Hasta que no tuve 30 años no conseguí un trabajo, como becaria de un corredor de bolsa, que me puso en el camino que me llevó directamente hasta donde estoy hoy». Con esto ella no quiere decir que todos los que tengan 22 años deban dedicar ocho a encontrar el camino que quieren recorrer, pero sí que se den el tiempo y el espacio necesarios para entender bien las cosas.
«No se trata de una licencia para ser perezoso. Yo trabajé, y mucho, cuando era una veinteañera. Y no cambiaría por nada las experiencias que tuve en aquella época. Pero si alguien de 22 años lee este artículo y siente que va sin rumbo por la vida, déjame decirte esto: Estuve allí e hice aquello. Y mírame ahora, ¿verdad que todo me salió mejor que bien?».
Robert Herjavec: Ten sueños más grandes
«Si tengo que compartir un consejo con mi otro yo de 22 años, sería muy sencillo: Ten sueños más grandes»—escribe el inversor de la serie de TV Shark Tank.
Herjavec dice que a los 22 años, él no tuvo sueños lo suficientemente grandes, y por eso no pudo entender bien cómo canalizar su creatividad hacia algo tangible.
«Yo no sabía cómo convertir las habilidades de mi gente en una carrera con la que apasionarme»—explica. «Si hubiera sabido que podía hacer esas cosas, las habría hecho antes». Comenta que invierte en gente joven que sueña a lo grande. «Evan y Nick, de la empresa Tipsy Elves, abandonaron sus carreras de éxito y bien remuneradas para lanzarse de cabeza al descabellado mundo de los suéteres navideños»—dice.
«Ashley de la empresa Natural Grip persiguió con entusiasmo su sueño, realizando los primeros 150 pares de antideslizantes a partir de sobras que encontró en la papelera de la oficina de su marido». Todos ellos soñaron a lo grande y lo hicieron realidad con lo que tuvieron a mano. Aprendieron por el camino y cometieron muchísimos errores, pero sin aquellos sueños iniciales nunca lo habrían intentado.
Arianna Huffington: Hay suficiente tiempo para las cosas importantes de la vida
«Si pudiera volver atrás, le enseñaría a mi otro yo de 22 años una cita del escritor Brian Andreas: "Todo cambió el día que ella comprendió que había tiempo suficiente para las cosas importantes de la vida" —escribe Huffington».
La editora en jefe de The Huffington Post advierte de que nuestra cultura está obsesionada con el tiempo. «Es nuestra crisis de déficit personal»—comenta.
Dice Huffington que si ella hubiera escuchado esa cita a los 22 años se habría ahorrado «el vivir permanentemente agobiada y estresada durante tanto tiempo».
Ir con prisas, o como si no tuviéramos suficiente tiempo para conseguir lo que buscamos, lo que también se conoce como el «hambre de tiempo», tiene consecuencias muy reales, «desde mayor estrés a menor satisfacción con tu vida»— explica. En cambio, el sentimiento de tener suficiente tiempo, o incluso tiempo de sobra, se llama «riqueza de tiempo». Y aunque sea difícil de creer, de verdad que es posible conseguirla.
Huffington añade: «Mientras el éxito se defina por quien trabaje más horas, se tome menos vacaciones, duerma menos, responda correos electrónicos a media noche o a las cinco de la mañana, es decir, quien más sufra el hambre de tiempo, nunca podremos disfrutar las ventajas de la riqueza de tiempo».
Marc Lore: El dinero no lo es todo
Cuando el Director General de la empresa Jet.com se graduó en la universidad, lo único que quería era un trabajo que quedara bien en su currículum y le pagaran bien. De ahí que cuando consiguió un trabajo en la empresa Banker's Trust, se sintió «afortunado».
Pronto aprendió que en la banca, «la principal fuente de motivación era la ganancia financiera personal que provocaba un entorno intensamente competitivo»—escribe.
«En los seis años que me he dedicado a las finanzas, aprendí a plantearme mi carrera como un deporte individual, donde se me juzgaba por la cuantía de mi salario y lo rápido en que conseguía ascensos». Una mañana me caí al suelo de mi oficina, sintiendo un calambre en el pecho como resultado del estrés. Aunque no fue un ataque al corazón, el mensaje era claro. Había trabajado increíblemente duro para llegar a la cima, pero una vez ahí, me sentí solo, y eso no fue nada satisfactorio. Finalmente se marchó de aquel sector para perseguir el sueño de su vida: convertirse en empresario.
«A los 22 años valoré mi primer trabajo basándome en lo que podía sacar de él. Pero desde entonces he aprendido que se puede alcanzar mucho más éxito si te centras en lo que puedes dar. Al final, me he dado cuenta de que el éxito no es una medida de tu salario, cargo o título, sino del impacto que tienes en otros y de la felicidad colectiva de la gente con la que te relacionas».
Richard Branson: Todo el mundo merece una segunda oportunidad
¿El consejo del fundador del Grupo Virgin a su otro yo de 22 años? No dejes que los tropiezos que tuviste en el pasado sigan influyendo en ti o en cualquier otro.
«No soy la misma persona que fui hace 42 años. Ni siquiera soy la misma persona de hace dos años»—escribe.
«Todos cambiamos, todos aprendemos, todos crecemos. Seguir castigando a alguien por los errores cometidos en el pasado, no es que no sea lógico, es que es completamente equivocado». Sé la persona que abrace la posibilidad de cambio, tanto en ti mismo como en otros—aconseja. «Todos merecemos una segunda oportunidad. La próxima vez que tengas la ocasión de darle a alguien una segunda oportunidad, no lo pienses dos veces».
Adena Friedman: Es bueno cambiar de opinión
Friedman, una presidenta de Nasdaq, señala que está bien cambiar de opinión.
Tras dedicar la mayor parte de sus años universitarios a estudiar ciencias políticas, cambió de idea en su último año de universidad para sacarse un MBA en la Universidad de Vanderbilt.
Una vez que has cambiado de idea, «te sientes firmemente en el umbral de una carrera que esperas y deseas que te recompense con relevancia, comodidad material y las oportunidades que se te abrirán en años venideros»—explica.
«En el trabajo, eso se traduce en tener el poder del sí, la puerta abierta que te llevará a más puertas abiertas según vayan pasando los años». También aconseja a los jóvenes profesionales que se piensen muy bien su primer empleo, que estén seguros de que esa primera empresa les permita crecer y desarrollarse con el tiempo. Ella sugiere que os hagáis esta pregunta: ¿Es este el tipo de organización que recompensará tu fidelidad solo hablándote de posibles nuevas tareas y proyectos o asignándotelos de verdad cuando se los pidas de forma proactiva? ¿Es esta una organización donde un trabajo bien hecho lleva a nuevas oportunidades que te permitan avanzar en tu carrera a largo plazo?
Maynard Webb: Sueña a lo grande, pero rinde de forma aún más grande
«Si estás dispuesto a soñar y luego a trabajar mucho y a rendir bien, podrás alcanzar más de lo que nunca imaginaste».
Eso es lo que el presidente de Yahoo hubiera querido saber a los 22 años.
Tras morir su padre de forma inesperada cuando Webb era un niño, la familia atravesó momentos difíciles, y el mundo de Webb pareció encogerse.
«Nos quedamos sin aire acondicionado, agua caliente y televisión, y también perdimos la oportunidad de soñar sobre lo que hubiéramos querido ser, ya que estábamos demasiado ocupados en apañarnos con lo que teníamos»—escribe. A los 22 años era un recién graduado de la universidad que trabajaba como guardia de seguridad en IBM. «Mi mayor sueño—recuerda—era convertirme en un director de IBM y tener una casa». Él no tenía ni idea de todo lo alto que podía llegar.
«Pero tener un buen pedigrí, aunque es un buen trampolín, no era el único modo de llegar adonde quieres ir»—se dio cuenta. «La única manera de llegar adonde quieres ir era ir a por ello de verdad: aparecer, llamar a la puerta, y correr a por ello».
Ian Callum: Trabaja un 10% más que los demás
«Recorre un kilómetro más»—escribe Callum, Director de Diseño en Jaguar. «Una cosa que descubrí pronto: ese 10% extra de trabajo marca una diferencia del 100%. De verdad que es así».
Y si tu ética de trabajo no parece estar dando resultados, ten fe en que llegarán: «Cuando empecé a trabajar, ojalá hubiera encontrado a alguien que me dijera: "No te preocupes. En cuatro o cinco años, que parece mucho tiempo pero no lo es, estarás en un lugar completamente diferente. Confía en mí". Es importante entender eso».