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Los teléfonos inteligentes son algo relativamente nuevo en nuestras vidas, así que es natural que ninguno de nosotros sepamos usarlos correctamente. Basándonos en los estudios psicológicos, le indicamos las consecuencias negativas de la costumbre de revisar constantemente su smartphone y señalamos unas estrategias para combatir este hábito.

El 16 de diciembre de 2013, una turista taiwanesa iba andando por el muelle de St. Kilda en Melbourne. El muelle ofrece unas preciosas vistas panorámicas del océano, por eso imagino que muchos turistas estarían haciendo fotos con sus teléfonos móviles. Como era de esperar, la turista también tenía el teléfono en la mano, aunque no estaba inmortalizando preciosos recuerdos, sino viendo su canal de noticias de Facebook. Iba caminando por el muelle mientras miraba su teléfono y fue la distracción lo que le perjudicó. CATAPLOF. Se cayó al océano.

Por desgracia para la pobre turista, no sabía nadar. Lo bueno es que consiguió flotar en el agua durante veinte minutos hasta que alguien llamó a las autoridades y llegó una barca para salvarla. Los informes oficiales del suceso señalan que, después de casi media hora en el agua, la mujer todavía tenía el teléfono móvil en la mano cuando llegó la ayuda. Aunque no se menciona en los informes, me gusta pensar que los rescatadores llegaron y le gritaron, «Estamos aquí para salvarla» y que ella les respondió, «¡Estoy acabando de subirlo todo a Instagram!»

El Problema con los smartphones

No es probable que se caiga de un muelle mientras mira atentamente su teléfono móvil, pero está virtualmente garantizado que se ha distraído con el teléfono en un momento en que su atención debería haber estado en otro sitio. Queremos pensar que somos expertos en cómo y cuándo usar nuestros smartphones, pero la verdad es que solo hace unos cuantos años que los tenemos. Usar y adoptar nueva tecnología casi siempre supera nuestra comprensión de la forma en que la tecnología nos va a afectar al final.

Por ejemplo, pensemos los coches. El primer coche lo construyó en 1886 un ingeniero alemán llamado Karl Benz. Tuvieron que pasar otros treinta años para que los coches estuvieran disponibles para todo el público en Estados Unidos, cuando Henry Ford perfeccionó la línea de ensamblaje y otros métodos de fabricación. Ya por entonces, los conductores eran muy conscientes de los riesgos fatales que tenía el uso de una máquina enorme a gran velocidad. Y aun así, ¡los cinturones de seguridad no fueron obligatorios en los coches hasta 1968! El uso de los coches superó mucho más nuestro control de los riesgos.

El primer iPhone salió en el 2007, por tanto apenas llevamos ocho años en la era de la tecnología de los smartphones. ¿Sabemos ya cuáles son los riesgos? Echémosle un vistazo a parte de la investigación que se ha hecho, así como a parte de las precauciones básicas que deberíamos tomar para asegurarnos que usamos el poder de los smartphones en lugar de dejar que nos tiren mientras damos un paseo.

La Investigación

No necesito decirle que hay nuevos estudios de investigación que aparecen diariamente sobre smartphones, tecnología e internet. La tecnología es un tema esencial para la investigación y estos artículos en especial interesan bastante a los medios. El punto esencial de mi argumento es que la tecnología tiene efectos psicológicos y físicos reales que pueden ser muy perjudiciales. Estas son mis pruebas fehacientes:

Prueba A: Technoference (Tecnoferencia)

Un estudio realizado el año pasado en BYU sugiere que incluso las interrupciones leves de la tecnología – un vistazo rápido a un mensaje de texto, deslizar la pantalla durante una conversación – puede crear un conflicto y «resultados negativos» en una relación. Había correlaciones entre la «tecnoferencia» y una satisfacción vital inferior, síntomas depresivos y conflictos relacionados con la tecnología. En otras palabras, auténticos efectos psicológicos.

Prueba B: Techneck (arrugas tecnológicas)

Todos estamos bastante familiarizados con los continuos daños por estrés (RSI) como resultado del uso del teclado. ¿Qué tal un nuevo daño relacionado con la tecnología? Para los investigadores el daño se considera «techneck», definido como una «arruga específica justo encima de la clavícula provocada por una repetida inclinación del cuello para ver la pantalla de un dispositivo portátil». Cuanto más inclina el cuello, mayor es la cantidad de fuerza que está soportando. Hágalo cientos de veces al día y el resultado será un problema que «deteriora los músculos de la espalda y el cuello hasta el punto de necesitar cirugía». Y recuerde, en realidad solo llevamos usando los smartphones unos cuantos años.

Prueba C: La escala PUMP

Se ha creado una escala real para medir el impacto negativo que los teléfonos móviles pueden tener en nuestro comportamiento. El acrónimo «PUMP» (en inglés) significa «Uso Problemático de los Teléfonos Móviles». La investigación PUMP señala las auténticas similitudes entre las adicciones al abuso de sustancias y el uso excesivo de la tecnología, hasta el punto de que «aunque, a día de hoy, no se ha reconocido el uso problemático de los teléfonos móviles como una condición de diagnóstico, los expertos en el campo están discutiendo su inclusión».

Las Soluciones

Una interesante observación sobre tecnología es que a veces las personas más productivas que conozco son en realidad las más culpables de la «tecnoferencia» y de otros pecados de los smartphones. Ocasionalmente, la gente confunde la productividad con echarle un vistazo a sus teléfonos, cuando esto no puede estar más lejos de la realidad. Puesto que los teléfonos crean importantes hábitos, las mejores soluciones son las acciones que podemos tomar para reducir la fuerza de los ciclos de un hábito. Estas son las dos que más me han funcionado:

1. Debilitar el ciclo de un hábito

Los teléfonos tienen un gran número de detonantes diferentes y es casi imposible evitarlos. Seguramente tiene sonidos de alerta para múltiples aplicaciones diferentes, vibraciones y notificaciones de pantalla. Incluso cuando el sonido está apagado, puede ver cómo se ilumina su teléfono a varios metros de distancia e instintivamente echa mano de él. Para debilitar el ciclo del hábito, simplemente apague los detonantes.

En mi teléfono, he deshabilitado todas las notificaciones excepto los mensajes de texto y las llamadas telefónicas, que son los medios principales para comunicarnos con los demás. Incluso he deshabilitado las notificaciones de los correos electrónicos, aunque he dejado la pequeña señal para ver cuántos correos tengo. La vida es genial sin notificaciones. Los detonantes externos han desaparecido. Sin embargo, todavía hay detonantes internos que hacen que eche mano de mi teléfono, como cuando estoy aburrido. Para esto tenemos la solución número 2.

2. Poner los teléfonos móviles en su sitio

Desde el principio, la principal ventaja del teléfono móvil ha estado siempre en su propio nombre: móvil. Nuestros teléfonos pueden ir con nosotros a todas partes. Si los detonantes son la principal razón de que los smartphones sean adictivos, la movilidad les sigue de cerca. Los viejos teléfonos fijos se quedan en un sitio determinado; para hacer una llamada tiene que colocarse en un lugar y quedarse ahí mientras dure la llamada.

Una de las mejores formas de reducir el impacto negativo de su teléfono es asignarle un lugar. Cuando esté en casa, póngalo sobre la mesa o una repisa lejos de su alcance. En el trabajo, déjelo en su bolso o su cartera lejos de su alcance. Si no le asigna un lugar al teléfono, las cosas se descontrolan. ¿En el sofá? Revisa su teléfono. ¿En el baño? ¿Revisa su teléfono? ¿En la cama? Revisa su teléfono. Si le busca un lugar al teléfono y siempre lo deja ahí, podrá reducir los daños. Mantener el teléfono fuera de su alcance le ayudará a desengancharse del hábito instintivo de cogerlo cuando esté aburrido.

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