5 mitos sobre la crema solar
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Ha llegado el verano y con él la necesidad de protegerse del sol. Les explicamos los mitos más populares sobre la crema solar.

El olor del verano – el sol, el mar, las sandalias, la costa – reside en la vaga dulzura de la crema solar. La crema solar es uno de los símbolos de la estación, junto con los libros de bolsillo con personajes de chaqueta rosa y botellas de cerveza con sabor a lima. Pero a pesar de su ubicuidad, el elixir a veces se usa de forma incorrecta. Le mostramos cinco mitos con los que hay que acabar para ayudarle a protegerse mejor.

1. Solo necesita ponerse protector solar los días soleados

Mucha gente ha tenido la desagradable experiencia de salir en un día fresco y nublado y ha vuelto a casa con desagradables quemaduras solares. Todavía una de las razones más citadas para renunciar al protector solar es que hay una capa de nubes. Cuando las nubes ocultan el sol, es fácil pensar que nos están protegiendo de sus rayos. Pero al contrario de la luz o del calor, los rayos ultravioletas del sol que dañan la piel no se pueden percibir directamente. Aunque las nubes bloquean algunos rayos ultravioletas, todavía el 80 por ciento llega hasta la superficie de la Tierra. Las nubes también pueden tener el efecto de reflejar los rayos ultravioletas, acentuando su alcance.

2. El FPS es lo que importa

Los consejos sobre el protector solar empiezan invariablemente con las recomendaciones de usar uno con un valor de FPS de 15 o más, dando la impresión de que estas tres familiares letras es todo lo que necesitamos para decidir qué crema solar comprar. Pero el FPS («factor de protección solar») es más parecido a los marcadores de metros de la piscina local, una medida sobre lo que puede irle bien a un nadador concreto. Es una aproximación del tiempo que puede pasarse al sol sin quemarse. Un protector solar de factor 15, por ejemplo, le permitirá exponerse 15 veces más tiempo sin quemarse que si su piel no estuviera protegida, mientras que se dice que un producto con factor 30 amplia esto 30 veces. Pero, la protección contra los rayos UV no aumenta en proporción al valor del FPS: las lociones de factor 15 bloquean el 93% de los rayos UV; las de 30, alrededor del 97%.

Y la eficacia del FPS no es exacta. Los probadores llegan a ese número aplicando dos miligramos de protector solar a un centímetro cuadrado de piel. Los usuarios normalmente aplican menos, solo un cuarto o la mitad de esa cantidad, según un cálculo aproximado. Además, no todas las formulaciones de los protectores solares son iguales: Diecisiete moléculas que filtran el sol han sido aprobadas por la Food and Drug Administration (Administración de medicamentos y alimentos estadounidense) para bloquear varias longitudes de rayos UV, que van de 200 a 400 nanómetros en el espectro electromagnético. Otros ingredientes añaden resistencia al agua o estabilidad química, lo que cambia el tiempo que dura la protección contra los rayos UV.

A veces, un valor inflado de FPS ofrece una seguridad engañosa poco significativa (seguramente la presentación de una loción con un factor 200+ llevaría a «un mundo sin pobreza» bromeaba una columna humorística neoyorquina). De hecho, la falsa seguridad que implica números de factores incluso más altos inspiró que los reguladores en Europa, Japón y Australia pusieran un tope a los valores del FPS. Los protectores solares que se venden en estos mercados no exceden el factor 50.

3. Las personas de piel oscura necesitan menos protección solar

Es cierto que algunas personas tenemos más facilidad para quemarnos con el sol que otras. En parte, esto está relacionado con la presencia de melanina, un pigmento de la piel que absorbe las longitudes de onda de los rayos ultravioletas. Pero este escudo natural no es tan fuerte como para descartar el protector solar: Se piensa que la melanina ofrece un valor de FPS de 1,5 a 2,0 y es menos efectiva para bloquear los rayos UV más dañinos, conocidos como rayos UVA, que penetran en la piel de forma más profunda.

La errónea creencia de que la piel oscura está más protegida naturalmente se propaga de forma traicionera. Por ejemplo, un estudio del 2006 averiguó que los anuncios de protectores solares aparecen bastante más en revistas con lectores predominantemente blancos, comparados con los que se dirigen a un público de color. Los mitos sobre la protección solar entre los afroamericanos pueden tener consecuencias mortales:

Aunque la incidencia de cáncer de piel entre las personas de color es baja comparada con otros grupos, los resultados de supervivencia son más escasos. Una tasa de supervivencia de cinco años en un 73% comparada con una tasa del 91% para las personas blancas. Esto se debe en parte a las diferencias en el acceso a los cuidados médicos y en parte a los tipos de cánceres de piel que, de manera desproporcionada, afectan a las personas de piel oscura, incluido el agresivo melanoma acral lentiginoso. Se cree que la falta de concienciación de los riesgos del cáncer de piel entre los afroamericanos contribuye a que los pacientes de color no busquen tratamiento de inmediato para las lesiones sospechosas de la piel. Como resultado de esto, muchos afroamericanos presentan casos de melanomas más avanzados.

4. Ese bote viejo está bien

Como la leche que se echa a perder, la crema solar caducada no es buena. Pero los consumidores no saben si la fecha de caducidad representa una advertencia importante o una simple precaución del fabricante. Según un estudio, un tercio de la gente no comprueba nunca las fechas. La crema solar caduca porque sus ingredientes se estropean con el tiempo, perdiendo sus propiedades.

La crema solar caducada no solo resulta ineficaz, sino que en algunos casos el bote escondido en el armario de las medicinas podría llegar a ser peligroso: Banana Boat se vio obligada a retirar un montón de productos norteamericanos fabricados entre enero de 2010 y septiembre de 2012 después de que se descubriera que estos presentaban un «riesgo potencial de quemar la piel» si entraban en contacto con una fuente combustible (por ejemplo, el fuego de una barbacoa) antes de secarse por completo. Además, de todas formas, si se está poniendo protector solar de forma apropiada, probablemente no le quedará nada al final del verano.

5. La crema solar es tóxica

«La crema solar puede estar envenenándole», afirma un titular de la página web de «The Dr. Oz Show». «¿Es peligrosa la crema solar?» pregunta el News & World Report estadounidense. Este tipo de preocupaciones se deben a viejos estudios que relacionaban algunos ingredientes concretos de las cremas solares con subproductos indeseables y con posibles efectos negativos sobre la salud. Algunos temen que esto cause cáncer, aunque la opinión general de los médicos afirma que estas preocupaciones son exageradas.

La relación entre la piel dañada por el sol y el cáncer de piel está bastante demostrada; los posibles efectos contrarios de los ingredientes químicos de la crema solar, mucho menos. Y los productos de protección solar en Estados Unidos están bastante bien regulados: La FDA ha considerado la crema solar como medicamento sin receta desde finales de los años setenta, sometiéndola a un control más estricto que las lociones, fragancias o cremas de cosmética que también penetran en la piel. Esto ha provocado las críticas de algunos distritos: Chemical & Engineering News ha lamentado recientemente que los consumidores norteamericanos no tengan acceso a un gran número de ingredientes que bloquean los efectos del sol disponibles en Europa. Algunos de estos componentes han estado languideciendo a la espera de la revisión de la FDA desde el 2002. El ritmo para su aprobación es tan lento que el presidente Obama firmó en noviembre de 2014 la Sunscreen Innovation Act para lograr que las cosas se movieran.

Pero para quienes los «ingredientes químicos» resultan amenazantes y desdeñan la idea de ponerse protección solar, tengan en cuenta que: Las esporas de las plantas contienen componentes que bloquean los rayos UV de forma natural. Los hipopótamos segregan una mezcla de pigmentos para protegerse del sol. Nosotros los humanos seríamos unos insensatos si no aprendiéramos de la naturaleza e hiciéramos lo mismo.

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