5 maneras de entrenar su fuerza de voluntad
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La fuerza de voluntad es la capacidad de hacer cumplir los objetivos de la conciencia sobre los impulsos del cuerpo. Es lo que le permite vencer la pereza, el miedo y otros instintos poco deseables. Entonces, ¿A qué se espera para hacerse más fuerte?

Nuestro cuerpo y nuestra mente luchan diariamente y en varias ocasiones en su deseo de imponerse uno al otro. El cuerpo quiere permanecer más tiempo en la cama pero la mente nos dice que tenemos que prepararnos para el trabajo. El cuerpo te pide una cucharada extra de azúcar en el té pero la mente te recuerda que sería mejor que no. Después de haber trabajado unas cuantas horas, el cuerpo desea rendirse, volver a casa y dormir y la mente emite una señal de advertencia indicándole que posiblemente se meterá en líos si se va a casa temprano.

Esta lucha entre la mente y el cuerpo se denomina fuerza de voluntad y puede definirse como la habilidad de un individuo de resolver conflictos internos entre la mente y el cuerpo. La experiencia y las investigaciones nos dicen que la fuerza de voluntad se agota a medida que avanza el día (cuanta más fuerza apliquemos a nuestra voluntad, más se consume). Por ejemplo, si ha finalizado la jornada laboral con éxito, aguantado las horas y el deseo de perder el tiempo, su fuerza de voluntad se consume. Es posible que le resulte complicado ir al gimnasio al salir de trabajar ya que se dirá a sí mismo que ya que ha trabajado tanto, puede permitirse no ir al gimnasio.

Lo que podemos aprender de esta propiedad peculiar de la fuerza de voluntad es que se pueden prolongar sus reservas. Al igual que se entrena el cuerpo haciendo ejercicio, se puede fortalecer la fuerza de voluntad para asegurarse de que le dure todo el día.

1. Reflexión

Es importante reflexionar cuando se encuentre en unas de esas situaciones en las que el cuerpo y la mente apuntan en direcciones distintas. Reflexionar le ayudará a no tomar decisiones precipitadas de las que pueda arrepentirse después.

La corteza prefrontal es el área cerebral que ayuda en la toma de decisiones y en la regulación del comportamiento. Cuando nos enfrentamos a una elección difícil entre la mente y el cuerpo, aumentan los niveles de estrés y nos sentimos tentados a ignorar la vocecilla de nuestra corteza prefrontal y actuar de forma que nos produzca gratificación inmediata. Por lo tanto,una buena gestión del estrés es fundamental para el desarrollo de una fuerza de voluntad potente y la forma de conseguir este objetivo es respirar profundamente y reflexionar sobre las consecuencias de nuestras acciones en lugar de tomar decisiones precipitadas.

2. Descartar opciones

Una alternativa pícara para nutrir su fuerza de voluntad es simplemente eliminar las decisiones duras que haya tomado a lo largo del día. Si cada una de sus decisiones mina su fuerza de voluntad, cuantas menos decisiones tome, mayor será la reserva de fuerza de voluntad de la que dispone.

Si usted es un comprador compulsivo, se enfrenta a una prueba enorme de fuerza de voluntad cada vez que vaya al cine en un centro comercial y pase por delante de los escaparates que le incitan a entrar y ¡comprar, comprar, comprar!. Después de resistirse durante un tiempo, finalmente pierde la batalla y justifica su comportamiento como sea, pero en el fondo es consciente de que no necesita los productos que ha comprado.

Este tipo de tentación puede resultar difícil de resistir pero ¿qué ocurre si la elimina por completo? La próxima vez que vaya a ver una película, déjese la tarjeta de crédito en casa y llévese solamente un puñado de dinero en efectivo para palomitas. Si no existe la posibilidad de comprar nada, el cerebro deja a un lado todas las batallas que tiene que librar para conseguir que haga usted lo correcto y por lo tanto, conserva su fuerza de voluntad.

3. Haga lo difícil primero

A medida que el día avanza y su fuerza de voluntad se ve mermada, aquellas tareas que requieren mucha concentración y esfuerzo parecen ser más complicadas. Entonces se inventará excusas para no hacerlas por una razón u otra pero no es que no pueda hacerlas, es que no quiere.

Para solucionar esto, enfréntese a las tareas difíciles primero. Si rebosa de energía y concentración, le resultará más fácil tomar decisiones complejas en comparación a cuando su fuerza de voluntad se está agotando.

4. Adopte una visión más general

No importa cuánto lo intente o desarrolle la fuerza de voluntad, porque antes o después llegará al punto en el que su elección no sea la correcta y lo sepa. Quizá haya tenido un día duro en la oficina o esté enfermo o se haya peleado con su pareja. Sea lo que sea, a veces no puede controlarse y dirá que le «den» al mundo y hará lo que considere le va a satisfacer a corto plazo.

En tales casos, un recordatorio visual de sus objetivos a largo plazo puede devolverle la razón. Cuando sienta deseo de rendirse en el trabajo, piense en su familia y recuerde que su trabajo duro les proporcionará una vida mejor. Guarde una prenda de cuando pesaba 20 kg más y mírela cuando quiera comerse una barrita de chocolate extra. Recordarse a uno mismo lo que tiene que perder si se deja llevar por una decisión caprichosa es la forma más efectiva de volver al camino correcto.

5. Cuide de su cerebro

Cuanto más en forma esté su cerebro al final e la jornada, más poder tendrá sobre su voluntad. Cuidarse el cerebro es esencial. El ejercicio físico regular le ayudará a deshacerse del estrés y mejorar la circulación sanguínea del cerebro mientras que una alimentación saludable (ecológica, alimentos poco procesados, fruta y hierbas) le proporcionará a su cerebro una amplia energía para lidiar con las elecciones difíciles del día a día.

La fuerza de voluntad no es algo con lo que algunos nacen y otros no, sino que está presente en cada individuo. Lo que diferencia a unas personas de otras es su decisión de esforzarse por fortalecerla y ¡puede conseguirlo siguiendo los pasos explicados en este artículo!

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