Hábitos saludables desmitificados
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Seguramente usted tiene algunos hábitos que cree que son saludables porque los ha leído en alguna parte o escuchado de alguien. Pero diversos estudios demuestran que muchos de estos hábitos no contribuyen nada a su salud. ¿Cuáles son los hábitos inútiles, o incluso perjudiciales?

Todos tenemos hábitos que creemos saludables porque los hemos escuchado en las noticias o de un amigo que se preocupa por su salud y no importa cuánto los odiemos porque continuamos teniéndolos por pensar que son beneficiosos para nosotros.

Pongamos el ejemplo de evitar consumir alimentos con gluten. ¿Es realmente sano? Y tomar un multivitamínico a diario, ¿se trata de un hábito saludable o de algo un poco absurdo?

Puede que le sorprendan las respuestas a estas preguntas.

1. Utilizar un escritorio de pie

Un estudio llevado a cabo a largo plazo con datos de casi 4.000 adultos estadounidenses no ha revelado beneficio alguno en cuanto al riesgo de muerte por estar de pie o sentado.

No obstante, a corto plazo estar de pie quema más calorías por minuto que estar sentado, por lo que si todo lo que le preocupa es perder peso, ¡póngase de pie!.

2. Usar protectores desechables para la tapa del wáter

Los virus como el VIH o el herpes son frágiles, lo que significa que no sobreviven fuera de un buen cuerpo humano calentito. Para cuando se vaya a sentar en la tapa de un aseo público (incluso si ha sido usado hace poco), la mayoría de los patógenos posiblemente no sean capaces de provocarle una infección.

Además, su piel constituye una barrera efectiva anti microbios (a menos, claro, que tenga un corte o herida abierta en la zona, lo que permitiría el acceso a la bacteria).

3. Evitar el gluten

A menos que se encuentre entre el 1% de estadounidenses celíacos, es probable que el gluten no tenga ningún efecto negativo en su salud. De hecho, algunas investigaciones muestran que la mayoría de nosotros padecemos de hinchazón ligera y gas cuando hayamos consumido trigo o no. Así que adelante y cómase un dónut.

4. Sustituir los lácteos por leche de almendras

Los productos alternativos a los lácteos han aumentado su popularidad en los últimos años y el ganador entre ellos es la leche de almendras, aunque carezca prácticamente de nutrientes.

Las almendras son un alimento rico en proteínas, pero el típico vaso de leche de almendras, por volumen, solo contiene un 2% de almendras y prácticamente ninguna proteína. Además, todas las vitaminas son añadidas. Por lo tanto, si lo que busca es una alternativa saludable, decántese por la leche de soja, desnatada o baja en grasa.

5. Zumos

Algunos zumos contienen más azúcar que una lata de Coca-Cola

Cuando exprimes la fruta o la verdura, le quitas todo el contenido en fibra que posee, que es el elemento fundamental para conseguir sentirse lleno y satisfecho hasta la próxima ingesta.

Con lo que se queda es el azúcar, y a corto plazo, una dieta rica en azúcares y baja en proteínas se traduce en ataques de hambre constantes, cambios de humor y decaimiento. A largo plazo, puede perder masa muscular, ya que los músculos dependen de las proteínas.

6. Consumir toneladas de vitamina C para prevenir resfriados

Si bien el consumo de un poco de vitamina C extra puede reforzar un sistema inmunitario debilitado, el consumo excesivo le hará enfermar.

El límite máximo permitido a un adulto son 2.000 miligramos diarios. Cualquier consumo superior a ese provoca diarreas, nauseas, vómitos, acidez, dolor de cabeza y otros efectos secundarios.

7. Consumir claras en lugar de huevos enteros

Una tortilla de claras. Puaaaj.

Muchas personas comenzaron a evitar las yemas de huevo desde que los nutricionistas empezaron a afirmar que comer colesterol no era bueno porque aumenta los niveles del colesterol existente en el cuerpo.

Pero aquí llegan las buenas noticias: cada vez más investigaciones demuestran que para la gran mayoría de nosotros, reducir el consumo de colesterol (de los alimentos que comemos) no influye realmente tanto en nuestro colesterol en sangre. Así que a menos que tenga el colesterol alto, rechace esas desagradables alternativas de clara de huevo. ¡Buenos días, huevos Benedictina!

8. Velas de oído

La práctica de velas de oído (sí, velas de oído) consiste en introducir una vela en forma de cono en el oído. Los que lo practican, afirman que es beneficioso para eliminar la cera del oído y para tratar algunas infecciones, pero según la clínica Mayo, no tanto, y afirman que «las velas de oído no son efectivas para eliminar el cerumen ni para tratar cualquier otra afección».

Además, la práctica puede acabar empujando el cerumen más profundamente en el oído e incluso peor, puede quemarse la cara, el cabello, el cuero cabelludo o la oreja. Así que no lo haga.

9. Embadurnarse con antiséptico para manos

Si se lava las manos con regularidad a lo largo del día, el antiséptico para manos es completamente innecesario. Además, no acaba con todos los gérmenes que el jabón convencional y el agua sí destruyen.

Por ejemplo, el Norovirus y el Clostridium difficile son inmunes a los geles antisépticos.

10. Tomar multivitamínicos

Cerca de la mitad de los adultos estadounidenses toma vitaminas todos los días y todavía décadas de investigación siguen sin haber justificado nuestro hábito de ingerir pastillas.

Esto no significa que no necesitemos pequeñas cantidades de vitaminas para sobrevivir (sin vitamina A, C y E por ejemplo, es difícil transformar el alimento en energía y puede ocasionar enfermedades como el raquitismo o el escorbuto). Lo importante es que las investigaciones muestran que obtenemos más que suficiente de esas sustancias de lo que comemos, por lo que no existe la necesidad de ¡ingerir pastillas!.

11. Evitar el GMS

El glutamato de sodio es un ingrediente que se añade a muchos alimentos para potenciar el sabor y su ingesta es totalmente segura.

El GMS ha sido con frecuencia asociado a un número de síntomas desde el entumecimiento en la base del cuello hasta una fatiga generalizada que comúnmente se conoce como el «Síndrome del restaurante chino». La culpa la tiene el consumo excesivo, no ingerir GMS.

12. Aguantar la respiración después de que alguien estornude o tosa

Si alguien estornuda o tosa sin cubrirse la boca o la nariz, las bacterias salen despedidas al aire a una velocidad aproximada de entre 80 y 320 km/h.

Si se encuentra cerca de esa persona, que aguante la respiración no le ayudará mucho a evitar que las bacterias le aterricen en la boca, nariz u ojos. Conseguirá que no inspire ninguna de las bacterias que tenga en frente de la cara, pero eso es todo.

13. No chascarse los nudillos

Hasta hace poco la creencia común era que chascarse los nudillos no solo era irritante, sino terrible para las articulaciones. No obstante, muchos estudios han derrocado esa idea. Algunos sugieren que podría servir de indicador para saber que la articulación está bien lubricada.

En sus comentarios en PLOS One sobre un estudio reciente, Greg Kawchuk, investigador jefe y profesor de rehabilitación de la Universidad de Alberta, afirmó: «Aunque solo sea una especulación, nos preguntamos si el hecho de ser capaz de chascarse las articulaciones no podría ser un indicio de salud en esa articulación y que la incapacidad de hacerlo apunte a problemas en la articulación».

14. Someterse a una dieta «détox»

Nadie necesita desintoxicarse a menos que haya sido envenenado, y aun así cuenta con un sistema de filtrado muy eficiente que elimina todas las sustancias nocivas que consumimos. Se compone de dos órganos que eliminan las toxinas: el hígado y los riñones.

Mientras que los riñones se encargan de filtrar nuestra sangre y eliminar cualquier desecho de nuestra alimentación, nuestro hígado se encarga de procesar la medicación y neutralizar cualquier químico que ingiramos. Juntos, estos órganos convierten a nuestro cuerpo en un potente centro de limpieza natural.

15. Ingerir únicamente productos bajos en grasa

Siguiendo las recomendaciones de la USDA en los años 90, millones de estadounidenses que deseaban perder peso optaron por una dieta baja en grasa y rica en almidones. Sustituyeron la mantequilla por margarina, los productos «comunes» por los «sin grasa» y contrarrestaron su indulgencia por las comidas suculentas y cremosas, pero no funcionó.

Un ensayo de ocho años en el que participaron 50.000 mujeres, de las que casi la mitad se había sometido a una dieta baja en grasas, concluyó en que un plan alimenticio bajo en grasas no redujo el riesgo de padecer cáncer de mama, colorrectal o enfermedades cardíacas. Además, tampoco perdieron mucho peso si es que perdieron algo. Las recomendaciones nuevas han demostrado que las grasas saludables como las presentes en los frutos secos, el pescado y los aguacates son beneficiosas ¡tomadas con moderación!. Así que súmelas de nuevo a su dieta si es que no lo ha hecho ya.

16. Usar una bicicleta reclinada en lugar de las convencionales

Las ha visto en el gimnasio. Las bicicletas estacionarias que han sido modernizadas para posicionar el cuerpo ligeramente reclinado hacia atrás con las piernas estiradas.

A menos que presente alguna lesión específica en el hombro, rodilla o cadera, este tipo de bicicletas son totalmente innecesarias.

17. Evitar el microondas

Los tiempos desesperados le piden palomitas hechas en la olla.

Todos hemos escuchados los rumores acerca de cómo «calentar» la comida en el microondas destruye los nutrientes. Por suerte para la mayoría de nosotros, esto es completamente falso. Los microondas cocinan los alimentos por medio de ondas de energía. Estas ondas producen la vibración rápida de las moléculas en los alimentos y transforman esta energía en calor.

Por supuesto que algunos nutrientes empiezan a desintegrarse con el calor ya sea procedente del microondas, de los fuegos o de otra fuente. Pero dado que los tiempos de cocción en microondas suelen ser inferiores a los del horno, cocinar con el microondas conserva las vitaminas de los alimentos intactas con más frecuencia que otros métodos de cocinado.

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