Su pasaporte para el trabajo de sus sueños
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Una consultora de planificación de carreras explica cómo abandonar la duda de sí mismo y conseguir el trabajo de sus sueños.

Recientemente, una de mis clientes descubrió un trabajo interesante y, de inmediato, me dijo, «Quiero solicitarlo».

Trabajamos juntas para pulir su currículum, redactamos una carta de presentación y elaboramos una serie de respuestas contundentes para las preguntas más frecuentes de las entrevistas. Pero, a medida que íbamos avanzando en el proceso, sentí que su interés inicial se desvanecía. Parecía nerviosa, silenciosa y dudosa a la hora de dar el siguiente paso. Algo se había perdido.

«¿De verdad quiere ir a por ese trabajo?» Pregunté, «Porque no pasa nada si cambia de opinión». Ella contestó:

«No, todavía quiero solicitar el trabajo». Pero me estoy dando cuenta de que está un poco por encima de mi nivel de experiencia y no estoy segura de tener algo que ofrecer».

Ah. Entonces me di cuenta de que estábamos llegando al quid de la cuestión. Algo muy común. Ya se trate de un nuevo graduado, esté cambiando de sector o esté subiendo el siguiente peldaño de la escalera, puede ser fácil pensar que se es menos válido, se merece menos o no se está cualificado en absoluto para el trabajo que desea. A veces, puede que tenga razón. Pero otras está totalmente equivocado.

Aquí tenemos cuatro razones por las que es posible que esté totalmente equivocado al decir que no tiene «nada que ofrecer» a la empresa de sus sueños (o al cliente, mentor, etc. soñados).

1. Tiene pasión

Danielle LaPorte, director ejecutivo de una marca de moda de siete cifras y exdirector de un comité de expertos con sede en Washington DC que asesoró al Pentágono (y que, casualmente, nunca fue a la universidad), dijo una vez: «Su pasión es su cualificación. Esa es su cualificación principal».

Si es un apasionado auténtico y entusiasta del campo que ha elegido, una empresa concreta o un trabajo determinado, su pasión ya es una característica bastante válida (y rara).

La pasión asegura que trabaje con más empeño que cualquier otra persona. La pasión asegura que se pase la noche en vela, cuando sea necesario, para adquirir nuevas habilidades y acabar el trabajo correctamente. La pasión significa que animará e inspirará a sus compañeros de trabajo para que también aporten sus mejores ideas al proyecto.

¿Y si un potencial empleador ve una pasión auténtica en usted? Eso vale más que el oro. Resáltelo en su carta de presentación escribiendo sobre lo que le atrae de la empresa y lo que tanto le gusta de sus tareas.

2. Tiene ideas nuevas

Se sorprendería de todas las «empresas de éxito» que están perdiendo un montón de tiempo, dinero y otros recursos porque se hallan estancadas en las «viejas formas» de hacer las cosas. Vieja rutina. Viejos sistemas. Viejas políticas que ya no tienen sentido.

Como principiante «inexperto», tal vez descubra algo que (¡obviamente!) se podría mejorar de forma fácil, o diga algo que otros 100 empleados no hayan visto o no se hayan preocupado de mencionar. Simplemente, al poner sobre la mesa nuevas perspectivas, está aportando un auténtico valor.

La forma más rápida de demostrárselo a un gerente de recursos humanos es sustituir la carta de presentación por una «pain letter». Eso demuestra que entiende a la empresa, sabe por dónde va y ya tiene un plan sobre cómo asegurarse de que llega a su destino.

3. Se puede adaptar rápidamente

¿Aprender nuevas tecnologías, ajustarse a nuevas demandas y discutir nuevas tareas? No se preocupe. Una persona que vive en el 2015 lleva la capacidad de adaptación en su ADN. Es más posible que su actitud sea la de «Oooh, ¿qué es lo siguiente?» en lugar de «¡Ay! ¿qué será lo siguiente?»

La mejor forma de demostrarlo es asegurándose de que está al día en las últimas y más importantes habilidades necesarias en su sector, y además de ello, estas aparecen claramente en su currículum.

4. Tiene habilidades reales

Al contrario de lo que pueda pensar, sí tiene habilidades reales, sólidas y vendibles.

¿El blog de moda con el que ha estado jugueteando desde secundaria? Este le ha proporcionado grandes habilidades para escribir y comunicarse, y también, probablemente, conocimientos de su marca personal. ¿Y el trabajo de verano que tuvo en su juventud como consejero del campamento para jóvenes? Ahora tiene la habilidad de hablar con confianza delante del público y captar la atención de las personas distraídas (¡una rara habilidad!).

Yo he usado todas las habilidades que aprendí como abogada en mis muchos trabajos. Por ejemplo, cuando entré en una empresa sin ánimo de lucro, fui capaz de usar mi capacidad de negociación para conseguir donantes y recaudar dinero. La capacidad de negociación que adquirí en mi panadería me sirvieron cuando puse en marcha mi empresa de diseño floral y de jardines. Y, en la actualidad, uso todas mis habilidades para ayudar a mis clientes a conseguir trabajos excelentes, crear empresas sensacionales y poner en marcha grandes proyectos.

Haga un repaso de los proyectos que le apasionan, trabajos como voluntario, remunerados y estudios, y tenga en cuenta cada experiencia según las habilidades del mundo real que ha obtenido, no solo la «cualificación oficial para trabajar» que pueda tener.

Por todas estas razones, y por muchas más, ya ha encontrado muchas cosas que ofrecerle a la empresa de sus sueños. Sí, aunque sea comparativamente «joven» o «inexperto» en su campo. La edad, la sabiduría ganada con tanto esfuerzo y la «pátina» que llega con la experiencia vivida son maravillosas.

Pero la «experiencia» no lo es todo. Usted tiene mucho que ofrecer aquí y ahora. Así que levántese y vaya en busca del trabajo que desea. Puede que lo consiga. Puede que no. Tal vez lo tengan en cuenta para otro puesto más adelante. ¡Es posible que incluso le ofrezcan algo mejor de lo que esperaba! Independientemente de cuáles sean los resultados, nunca se diga a sí mismo, ni por un momento, que «no es válido» o no tiene «nada que ofrecer».

Porque no es verdad.

Fuente: Mashable

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