Para ayudar a sus empleados a lidiar con el estrés, algunas empresas ofrecen a sus empleados organizar un ensayo de su propio funeral.
Corea del Sur tiene una de las tasas de suicidio más altas del mundo, y los trabajadores a menudo informan de que se sienten estresados. Con el fin de que aprecien la vida, algunas empresas están haciendo que los empleados recreen su propio funeral.
En un moderno edificio de oficinas en Seúl, el personal de una empresa de contratación escenifica su propio funeral. Vestidos con túnicas blancas, se sientan en escritorios y escriben cartas finales a sus seres queridos y los llanos se convierten en el sonido de fondo.
«Después de vivir esta experiencia, me di cuenta que tenía que cambiar mi vida», dijo Cho Yong-tae tras salir del ataúd. «Me he dado cuenta de que he cometido muchos errores. Espero a partir de ahora poner más pasión en todo lo que hago y pasar más tiempo con mi familia».
El punto culminante llega cuando entran en el ataúd, que lo cierra un hombre vestido de negro con un sombrero de copa. En la oscuridad, los empleados reflexionan sobre el significado de la vida.
Este macabro ritual tiene como objetivo enseñarles a valorar la vida. Antes de entrar en el ataúd, se muestran videos de personas en la adversidad, como por ejemplo, una persona que sufre de cáncer y que aprovecha al máximo sus últimos días. Todo esto está diseñado para ayudar a las personas a encontrar solución a sus problemas.
Para que los trabajadores estresados empiecen a saborear los placeres de la vida, se necesitará algo más que funerales fingidos, sobre todo, para que la risa natural sustituya a la forzada. Y es que en la sociedad de este país, hasta la risa está impuesta como obligación.
Por otra parte, el hábito del trabajo duro y una seria competencia forma parte de los surcoreanos desde la infancia. En el país solo se hace un examen de cuyos resultados depende que los estudiantes accedan a una u otra universidad. Los resultados son tan importantes que las madres y abuelas rezan por sus hijos durante 12 días, y en el momento del examen oral, se suspenden los vuelos de todo el país. No es de extrañar que el estrés sea una de las principales características de la mentalidad de Corea del Sur.