Leo Messi, al que muchos consideran como el mejor jugador del mundo, lleva una vida discreta fuera del campo, cuidando mucho su privacidad. A pesar de esto, podemos descubrir algunos lujos, comprensibles para alguien con una fortuna tan grande.
El 11 de enero Messi ganó por quinta vez el «Balón de Oro» de la FIFA, que se otorga a la mejor futbolista del mundo.
En la misma semana en que Lionel Messi fue nombrado el deportista más caro del mundo, valorado en 260 millones de dólares, surgieron rumores de que podría dejar el Barcelona con una de las transferencias más caras de la historia.
A pesar de que su riqueza y su popularidad son desorbitadas, es una de las personalidades más discretas del mundo del deporte.
Conduce un coche de 200.000 dólares y vive en una bonita casa, pero todo lo demás es un misterio.
El año pasado ganó la cantidad de 41,3 millones de dólares, solamente por detrás de Cristiano Ronaldo, entre los jugadores en activo.
Tras firmar un nuevo contrato, ahora mismo es el jugador mejor pagado del mundo, con 27 millones de dólares al año.
Y fuera del terreno de juego gana prácticamente lo mismo, con unas ganancias de 21,5 millones de dólares en patrocinios.
Adidas es su principal patrocinador, recibiendo el jugador de la marca unos 4 millones de dólares al año.
También tiene contratos con Gillette, Samsung, Gatorade y un montón de empresas más.
Messi es tan valioso para el Barcelona que, si alguna vez se marcha, el club que lo compre tendrá que pagar 340 millones de dólares para adquirirlo.
Pero Messi es uno de los deportistas más discretos del mundo. Solo hay algunas pistas de que vive como alguien que gana 50 millones de dólares al año.
Por ejemplo, se le ha visto conduciendo un Maserati GranTurismo MC Stradale valorado en 240.000 dólares.
Tanto él como algunos miembros de su familia viven en un extenso recinto en las afueras de Barcelona. Allí disponen de una parrilla para hacer asados argentinos de primera categoría.
Todavía conserva la casa de su niñez en Argentina, aunque ya no vive nadie allí.
Se sabe que de vez en cuando coge un avión privado, como cuando asistió a la gala del Balón de Oro en Zúrich.
Pero, aparte de eso, Messi es extremadamente reservado. Sabemos que tiene novia desde hace mucho tiempo, Antonella Roccuzzo.
Ambos crecieron en la misma ciudad en Argentina y sus familias son amigas.
Tienen un bebé que se llama Thiago.
Messi tiene su nombre escrito en sus zapatillas.
Ahora Thiago no falta nunca a las celebraciones del Barcelona.
De vez en cuando, entrevemos algo de sus gustos lujosos, como cuando llevó un traje de lunares a una entrega de premios.
O como cuando acudió a una audiencia privada con el Papa, que es un gran aficionado del fútbol.
O como cuando accedió a que hicieran un molde en oro de su pie y lo vendió para apoyar a las víctimas del tsunami en Japón (se vendió por 5 millones de dólares).
Pero, a diferencia de otros deportistas contemporáneos suyos, Messi no se preocupa por usar su vida personal para hacer que su marca crezca. De hecho, su Instagram es bastante soso.
Probablemente esta es una de sus fotografías más locas.
En cierta manera, es probable que el misterio que lo rodea lo ayude.
Ya que no sabemos prácticamente nada de Messi fuera del terreno de juego, únicamente nos centramos en su genialidad en el campo.
A diferencia de Ronaldo, su rival más cercano, a Messi solo se le juzga como futbolista, no como persona.