Todos podemos aprovecharnos de esta gran sabiduría de un hombre poco conocido.
La mayoría de los titanes de Silicon Valley son figuras familiares. Dan discursos de graduación que acumulan millones de visitas en YouTube, son mencionados en internet y tienen películas irreverentes sobre sus vidas.
Y luego estaba Bill Campbell, quien murió de cáncer el lunes a las 75 años. Fue una de las figuras más influyentes de Silicon Valley, pero era diferente a los demás en todos los sentidos. A pesar de ser director ejecutivo de Intuit y presidente de la junta hasta su muerte, "Coach" (entrenador), como todos lo llamaban, no sabía escribir ni una línea de código.
Se crió en el cinturón industrial de Pensilvania y asistió a Columbia solo porque su padre conocía al entrenador de fútbol de allí y quería jugar allí. Se tituló en educación y comenzó una carrera como entrenador de fútbol americano universitario.
Pero en algún momento su carrera dio un importante cambio y acabó en Apple (donde, entre otras cosas consiguió evitar la cancelación de su famoso anuncio de la Super Bowl de 1984).
Se convirtió en vicepresidente, asumió el cargo más importante en Intuit, y acabó convirtiéndose en un asesor valioso y de confianza para una impresionante lista de directores ejecutivos de empresas tecnológicas entre los que se encuentran Steve Jobs, Eric Schmidt, Larry Page, Jeff Bezos, y Ben Horowitz , entre otros.
Su muerte es una gran pérdida. Pero todos podemos seguir beneficiándonos de su sabiduría.
1. Cuida de la gente más que de cualquier otra cosa
Campbell se preocupaba mucho por la gente a la que entrenaba y por sus empleados en las empresas en las que trabajó. En 2002, Ben Horowitz (ahora un legendario vicepresidente y cofundador de Andreessen Horowitz) llegó a un acuerdo con EDS para salvar Loudcloud, la empresa de alojamiento web que había cofundado.
Aunque el acuerdo mantuvo a la empresa con vida, supuso una importante reestructuración y el despido de un tercio de sus empleados. Horowitz tenía la intención de ir a Nueva York para una conferencia de prensa conjunta con EDS, pero Campbell le aconsejó que no lo hiciera.
"A la gente de la empresa solo le importa qué va a ser de ellos. Tienes que darles la noticia", dijo Campbell, según una entrevista de Fortune con Horowitz. "Debes estar ahí todo el día – ayúdales a llevar las cosas al coche".
Horowitz canceló su viaje y se alegró de haberlo hecho. "Me permitió vivir y controlar otro día. Esa fue la base de todo lo que hicimos después de eso".
En un emotivo homenaje publicado en Medium, Horowitz describe la profundidad de la empatía de Campbell cuando el hijo mayor de Horowitz, Jules, reveló que era transexual y se sometería a un tratamiento hormonal y a cirugía. En cuanto recibió la noticia, las lágrimas empezaron a brotar de los ojos de Campbell y pidió ver en ese preciso momento a Jules para darle un abrazo y decirle que siempre estaría ahí para apoyarle.
"Lo peor de hoy es que no puedo llamar a Bill. Le echo mucho de menos", escribe Horowitz.
2. No juzgues a las personas por las palabras sino por los hechos
Silicon Valley es famoso por los datos. Pero muchas veces, los ejecutivos "consiguen sus objetivos" haciendo la vida de los que les rodean más difícil.
Campbell se dio cuenta de esto, por lo que inventó un sistema de revisión que evalúa a las personas a través de cuatro medidas: sus métricas tradicionales; sus relaciones con los compañeros; cómo ayudan a las personas que trabajan para ellos; y cuál es su grado de innovación.
3. No separes la visión de las operaciones
Las dos deben ir juntas, aconsejó Campbell. Esta es la razón por la que muchas de las empresas a las que aconsejó - incluyendo Google y Apple - no tienen jefe de operaciones. A su juicio, la visión es muy importante – al igual que la excelencia operativa.
En una estructura con un director ejecutivo y un jefe de operaciones, existe la posibilidad de que el director ejecutivo se distancie demasiado del día a día de la empresa, mientras que el jefe de operaciones se ve ninguneado por los ejecutivos que insisten en comunicarse directamente con el director ejecutivo.
4. Invierte en innovación
Los altos ejecutivos que han sido “entrenados” por Campbell dicen que siempre estaba intentando aumentar los presupuestos de I+D. Siguiendo su consejo, Intuit otorgó a sus ingenieros cuatro horas de tiempo no estructurado cada semana – lo que dio lugar a la creación de algunos productos nuevos.
A pesar de que no tenía conocimientos de software, muchos de los que le conocieron dicen que Campbell valoraba mucho a los ingenieros de software y su capacidad para realizar innovaciones maravillosas cuando se les da la libertad y los recursos necesarios.
5. Sé una persona digna de confianza
Una de las razones por la que muchos altos ejecutivos contrataban a Campbell es que sabían que podían confiar plenamente en él. Por lo tanto, fue capaz de servir durante años en las juntas archirrivales de Apple y Google sin sufrir ningún conflicto de intereses.
6. Da el mérito a otras personas
Campbell solía mantenerse alejado del centro de atención. No encontrarás muchos videos de él en YouTube - lo cual es irónico ya que una de sus funciones en Google era aconsejar a los altos ejecutivos de YouTube. Sin embargo, nunca quiso aceptar elogios por los logros de las personas a las que había aconsejado.
Como explicación a su negativa a ser entrevistado, dijo esto por correo electrónico a Jennifer Reingold, reportera de Fortune:
"La gente (muchos en la prensa) quieren darle a otras personas el mérito de los fundadores o directores ejecutivos, y esto es totalmente injusto".
7. Sé tú mismo
En contra de lo que se suele hacer en Silicon Valley, Campbell no trabajaba desde una oficina brillante, sino desde una mesa (en la que aparecía una placa en la que se podía leer "el rincón del entrenador") en la barra del bar Old Pro de Palo Alto. Campbell solía dar consejos a los ejecutivos de las empresas tecnológicas justo allí. Era aficionado a los abrazos y las malas palabras.
La gente lo amaba por ello. Era la prueba viviente de que puedes ser exactamente lo que eres, vivir como quieres vivir, y aún así, llegar muy lejos. Y hacer del mundo un lugar mejor.