14 consejos para caer mejor a la gente

Estas simples técnicas te ayudarán a llevarte mejor con la gente.

A todos nos preocupa lo que piensan los demás de nosotros y queremos agradar (sin importar nuestro carácter rebelde a los 15 años). Lo esencial para conseguir gustar a los demás es obvio - sé amable, atento, un ser humano honrado.

Todas estas cosas son ciertas, pero hay también muchas otras mucho menos sofisticadas y más discretas que pueden producir un efecto enorme sobre cómo los demás te perciben. La mayoría de estos trucos son pequeñas técnicas que puedes llevar a cabo a diario. Pueden parecer insignificantes o incluso estúpidas pero inténtalo y ya verás cómo te conviertes en alguien infinitamente más popular.

Asumámoslo – todos somos grandes narcisistas y nos encanta oír nuestro nombre. Apréndete los nombres y úsalos. Llama siempre a la gente por su nombre cuando converséis. Un clásico del famoso libro de Dale Carnegie How to Win Friends and Influence People, esta técnica de sobra demostrada va a aumentar seguro tu club de fans.

Aunque vivimos en la era digital que está sustituyendo cada vez más la interacción humana por la tecnología, todavía somos en nuestra esencia criaturas muy sociales. Como humanos, usamos la interacción social como herramienta para el feedback y hacemos muchas elecciones de forma consciente y subconsciente teniendo en cuenta cómo se relacionan los demás con nosotros y cómo nos responden.

Cuando alguien nos inunda con una enorme y auténtica sonrisa contagia su felicidad a los que la reciben. Existen muchos estudios que muestran cómo el estado de ánimo, tanto positivo como negativo, se propaga entre las personas. Si tu actitud positiva ilumina el día de alguien, esa persona te adorará por ello.

Probablemente no es ningún descubrimiento que a la gente la gusta que le escuches. Esto empieza por ignorar tus mensajes de Twitter cuando sales a cenar con amigos, pero va mucho más allá. Puedes demostrar que escuchas a la gente a través del lenguaje corporal (poniéndote frente a alguien e imitando su postura), el contacto visual (tenerlo a menudo), y las aseveraciones verbales (hablaremos más a fondo de esto en el próximo punto).

La mayoría de los libros de psicología se refieren a esta técnica como “escuchar de manera activa”. Escuchar de manera activa consiste en mostrar tu capacidad de escuchar mediante la repetición de segmentos que el interlocutor te ha transmitido. Por ejemplo:

Así, en texto escrito, parece una conversación extraña, pero en discurso, este es el típico diálogo que puede hacer realmente que caigas mucho mejor a la gente. Hace que la otra persona sienta que realmente le estás prestando atención. Además, a la gente le encanta oírse a sí misma para satisfacer su ego un poquito.

Ya hemos hablado de lo importante que es demostrar a la gente que le escuchas. Dar la imagen de estar somnoliento o mostrar una mirada cristalina no te reportará nuevos amigos.

Para demostrar de verdad que has prestado atención a alguien, intenta sacar un tema que esa persona haya mencionado antes. ¿Tu compañero comentó que había ayudado a su hijo en un trabajo de ciencias la semana pasada? Interésate y pregúntale qué tal fue. ¿Te dijo tu amigo que iba a pintar la cocina de un color nuevo durante el fin de semana? Pregúntale el lunes si le gusta el nuevo color. No tienen por qué ser situaciones importantes y decisivas para la vida. De hecho a veces parece que te acuerdas mejor y que tienes más interés por las pequeñas cosas que le pasan en la vida a otra persona.

Como nuevamente observó el famoso experto en autoayuda Dale Carnegie, las personas ansían el auténtico aprecio. Esto difiere mucho de la adulación banal, en la que la mayoría de la gente es experta y que detecta. A nadie le gusta un pelota y a la mayoría no le gusta sobre todo ser adulado. Lo que la gente quiere realmente es el aprecio sincero - ser reconocido y valorado por sus esfuerzos.

Además de profesar a la gente un sincero aprecio, también es importante ser generoso con tus elogios. A todo el mundo le gusta ser felicitado, ¿te sorprende? Es fantástico que te digan que has hecho un buen trabajo. Cuando alguien haga algo bien, díselo, no lo olvidará.

Siguiendo con el mismo tema, a la vez que eres generoso con tus elogios, sé breve con tu crítica. Las personas tienen egos delicados y la mínima expresión de condena puede herir su orgullo. Es verdad que a veces la gente necesita que le corrijan, pero siempre con un fin y llevado con prudencia. Si alguien comete un error, no pongas a esa persona en evidencia ante el resto. Sé discreto, sé delicado. Procura ofrecer una de cal y otra de arena - una estrategia de exquisita eficacia que implica lanzar un elogio antes y después de una crítica. Por ejemplo:

La plantilla del boletín que enviaste tiene una pinta estupenda, buen trabajo. Me parece que hay unos errores numéricos en el último informe que enviaste – ten cuidado de revisar los números. También quería decirte que continúes con el magnífico material publicado en Facebook - He notado un gran aumento de seguidores.

Tu objetivo debería ser en realidad que la otra persona reconozca los errores sin que se los recalques. Incluso en el ejemplo anterior, simplemente podrías decir:

“he visto unos errores numéricos en el último informe que enviaste”, y esperar una respuesta.

Si la persona responde con una disculpa y promete mejorar, no necesitas incidir en la cuestión. Dile que no se preocupe, que estás seguro de que lo llegará a hacer bien y cambia de tema. Cuanto menos hincapié mejor.

Otra estrategia para corregir de forma diplomática es empezar hablando de tus propios errores antes de escarbar en los del otro. Finalmente, intenta ser siempre amable con tus críticas y lánzalas solo cuando sea verdaderamente necesario.

A nadie le gusta que le mangoneen, así que, ¿qué haces cuando necesites que alguien haga algo? Lo cierto es que puedes obtener el mismo resultado pidiendo las cosas que dando una orden. El resultado puede que sea el mismo pero el sentimiento de las personas y la actitud pueden variar mucho dependiendo del enfoque.

Simplemente, de decir:

“Jim, necesito esos informes esta noche. Házmelos cuanto antes”.

A decir:

"Jim, ¿crees que podrías enviarme esos informes esta tarde? Sería de gran ayuda”,

va una diferencia abismal.

A la gente le gusta el carácter y la autenticidad. Mientras que la clásica doctrina empresarial promulga la importancia de una postura de macho alfa (hombros atrás, barbilla alta, dar la mano con firmeza), es fácil pasarse de listo y resultar ser un falso.

Sin embargo, intenta mostrar seguridad pero con respeto. Algunos expertos en cooperación sugieren acercarse a las personas e inclinarse ligeramente hacia delante cuando te presentan, en un gesto de reverencia. Este tipo de gestos pueden hacer en gran medida que la gente mejore su impresión sobre ti.

A la gente le encanta una buena historia y las grandes historias exigen narradores sofisticados. Contar historias es un arte que requiere entender el lenguaje y el ritmo. Domina la fina tradición oral de los narradores y la gente se congregará a tu alrededor como si fueras El Trovador.

Esto es un poco delicado, y dudo incluso de mencionarlo porque obviamente hay que hacerlo de una forma determinada. No se trata de rozarte con tus compañeros. Sin embargo se ha demostrado que un sutil contacto físico hace que la gente se sienta más cercana a ti. Un buen ejemplo es tocar amablemente el brazo de alguien (con la mano izquierda) cuando le das la mano (con la derecha) - es una estupenda forma de acabar una conversación. No todo el mundo se sentirá bien con esta estrategia, y si no va contigo, pues perfecto.

Pedir consejo a alguien es, aunque parezca sorprendente, una estupenda estrategia para llegar a agradar a los demás. Al pedir consejo demuestras que valoras la opinión de la otra persona y muestras respeto. A todo el mundo le gusta sentirse necesitado e importante. Cuando haces que alguien se sienta mejor consigo mismo, lo más probable es que termines cayéndole bien a esa persona por ello.

Tenemos que asumirlo - a casi nadie le gusta la gente aburrida. Son un rollo y carecen increíblemente de interés. Por el contrario, nos gusta lo poco común, lo original, a veces incluso lo raro.

Un gran ejemplo de situaciones en las que es importante evitar clichés es en las entrevistas. En vez de repetir como un loro el típico “encantado de conocerle” al final de una entrevista, añade alguna variante que te haga ser recordado, aunque sea solo un poquito. Intenta algo así como “Me ha encantado realmente hablar con usted hoy” o “ha sido un verdadero placer saber más acerca de [menciona la empresa]”. No tienes que reinventar la rueda - solo sé tú mismo.

Hacer preguntas a la gente – sobre sus vidas, intereses, sus pasiones - es un método infalible para ganar puntos entre su grupo de amigos. La gente es egocéntrica - les encanta hablar de sí mismos. Si les haces preguntas y les motivas a hablar de ellos, terminarán la conversación pensando que eres guay. Aunque la conversación realmente no contribuyera a que le caigas bien, en su subconsciente mejorará la imagen que tengan de ti, aunque solo sea para satisfacer su ego.