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El doctor en Filosofía y en Psicología Industrial y Organizacional de la Universidad de Clemson, Benjamin Hardy, habla de lo importante que es pensar con antelación en las acciones en caso de fracaso.

En su bestseller de 1999, El monje que vendio su Ferrari, Robin Sharma cuenta una historia de un grupo de monjes de la India que, cada vez que tienen un pensamiento negativo, realiza una peligrosa caminata hasta una gran cascada. Se colocan debajo de la corriente de agua helada hasta que "se limpian" del pensamiento negativo.

Esto puede sonar un poco extremo y lo más probable es que no tenga una cascada en su bloque para colocarse debajo de ella cada vez que fracases. Pero los psicólogos modernos están averiguando ahora que los monjes puede que hayan tenido algo de razón.

Llevar a la práctica intenciones y crear desencadenantes

¿Cómo no te pierdes en el camino hacia un objetivo cuando estás luchando por mantener la motivación? Una respuesta que los psicólogos han dado es la de "llevar a la práctica intenciones". Es un principio simple, que consiste en anticipar exactamente lo que vas a hacer si te desvías de tu camino, así como definir con precisión lo que significa desviarse del camino para ti.

Por ejemplo, cuando los corredores de maratones se preparan para una carrera difícil, establecen con regularidad parámetros que los harían abandonar: "Si pierdo por completo mi visión, abandonaré." Por supuesto, esto no tiene que ser tan extremo como quedarse temporalmente ciego o colocarse bajo una gran cascada. La idea es simplemente establecer un criterio para el fracaso e idear un plan de acción.

Generalmente, si no predeterminas las condiciones en las que te detendrás, abandonarás antes de tiempo. Según Jesse Itzler, autor de "Living with a SEAL", la mayoría de las personas se detienen en aproximadamente el 40% de su capacidad real. Esto tiene sentido: Cuando las cosas se ponen difíciles, tu mente entra en modo de supervivencia y comienzas a desear dosis de dopamina. Es por eso que muchos de nosotros "comemos por estrés" o comprobamos de manera compulsiva las redes sociales en medio de un trabajo difícil.

Sin embargo, la teoría de "llevar a la práctica intenciones" va un paso más allá de simplemente tener un "plan de deshabituación". También es necesario establecer la respuesta "si- entonces" cuando te encuentres en situaciones difíciles. Una investigación realizada con niños ha averiguado que imaginar tanto los obstáculos a sus objetivos como sus "respuestas si-entonces" mejoró las notas, la asistencia y el comportamiento en clase de los estudiantes. Además, otros estudios han demostrado que llevar a la práctica intenciones puede mejorar con más firmeza y constancia la organización del tiempo.

¿Por qué? Porque planificarse para lograr un objetivo – incluso si ese objetivo describe lo que haces cuando fracasas – en realidad puede crear una imagen cognitiva más clara y más precisa sobre esa futura situación. Esa claridad persiste hasta que ejecutas tu plan o logras tu objetivo. Otras investigaciones han hallado que esta claridad mental te ayuda a recordar fácilmente una situación pasada similar y responder con mayor rapidez y eficacia a la actual. En otras palabras, el principio de llevar a la práctica intenciones puede ayudarte a distinguir señales reales y a reducir las falsas alarmas.

El plan de fracaso

El desarrollo de la puesta en práctica de intenciones crea un fuerte vínculo mental entre el componente "si" y el componente "entonces". En realidad quieres que tu respuesta "entonces" a la situación crítica entre en juego más o menos de forma automática, en caso de que llegues a ella. Esa respuesta, en términos psicológicos, debería darse de inmediato, de manera eficiente y sin necesidad de ninguna decisión. De esa manera, tu puesta en práctica de intenciones es más que una hoja de ruta, es un desencadenante automático – un estímulo externo (un olor, una habitación, una persona, una canción, etc.) que provoca una reacción entrenada. Y eso significa conocer las circunstancias del posible fracaso.

Mi primo Jesse fue un fumador empedernido durante más de una década, fumándose varias cajetillas al día. Hace tres años, dejó esta adicción de golpe. Cada vez que se siente muy estresado y ansía un cigarrillo, se dice a él mismo, "Si yo fuera un fumador, esta sería una de esas veces que fumaría". Después, continúa con lo que estaba haciendo.

Una puesta en práctica de intenciones efectiva puede ser tan simple como un recordatorio mental. En lugar de bañarse bajo una cascada helada, este desencadenante funciona para Jesse porque es muy importante para él que ya no se identifique a sí mismo como un fumador. Y ese compromiso profundo le ha ayudado a Jesse a entrenar su cerebro a recordarle automáticamente eso cuando siente la tentación de fumar.

Centrarse en el proceso

Aunque escribir y visualizar la culminación de tu objetivo puede resultar útil, investigaciones han demostrado que la visualización del proceso (las barreras a las que se enfrentará y sus respuestas a ellas) en el que alcanzarás tu objetivo puede mejorar tu rendimiento y disminuir la ansiedad.

¿Quieres probar eso ahora mismo? Saca una hoja de papel y coge un bolígrafo o un lápiz y haz lo siguiente:

  • Piensa en tu principal objetivo.
  • Escríbelo.
  • Establece un plazo, preferiblemente uno corto.
  • Imagine todos los posibles obstáculos a los que se enfrentará durante la consecución de ese objetivo.
  • Anota esos obstáculos.
  • Ahora propón una respuesta si-entonces para cada uno de esos obstáculos.

Al imaginar primero las diversas formas que el fracaso podría tomar y después planificar tus respuestas automáticas a cada una de esas situaciones, puedes comenzar a entrenar a tu cerebro para ponerlas en práctica mucho antes de necesitarlas.

Sin embargo, hay algunas advertencias importantes a tener en cuenta. Algunos estudios han demostrado que si tu compromiso hacia un objetivo es débil, tu respuesta si-entonces probablemente será ineficaz. Y otros estudios han demostrado que si tu auto-eficacia (tu creencia en tu propia capacidad) es baja, incluso la puesta en práctica de intenciones probablemente no funcionará bien para ti. La baja auto-eficacia limita tu capacidad para seguir adelante cuando las cosas se ponen difíciles.

Cuanto más específico sea tu plan, más éxito tendrás.

Otra investigación averiguó que la puesta en práctica de intenciones no suele ayudar a las personas que evalúan su propio comportamiento basándose en el de otra gente o en normas sociales. En otras palabras, tus objetivos tienen que ser intrínsecamente motivadores, no estar vinculados a algo que otros consideran importante pero tú puede que no.

Por último, se ha demostrado que las respuestas si-entonces específicas ("Si entro en la cocina y tengo ganas de galletas, entonces...") son más efectivas que los imprecisas "Cada vez que tenga ganas de comida basura, entonces..."). Al igual que en el caso de la visualización y el establecimiento de objetivos, cuanto más específico sea tu plan ante el fracaso, mejor será capaz de ponerlo en práctica – y, con suerte, más fácil será permanecer en el camino para finalmente tener éxito.

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