Cómo la productividad depende de tu estilo de trabajo

Carson Tate, creadora del programa “Work Smarter, Not Harder” (Trabaja de forma más inteligente, no más dura), pone de relieve los 4 principales tipos de trabajadores que existen, cuál es su contribución al equipo, y las herramientas que les ayudan a ser más productivos.

A las pocas semanas de comenzar mi primer trabajo fuera de la universidad, me enviaron a un programa de formación interna para trabajar en la gestión del tiempo. Asistí diligentemente a todas las clases y usé el planificador que nos proporcionaron según las instrucciones. Pero a medida que pasaban las semanas, noté que mi productividad no había mejorado. Mientras miraba a mis colegas, me di cuenta de que muchos de ellos también estaban teniendo dificultades con el sistema.

La razón es simple: no existe un enfoque único para la productividad. En cambio, necesitamos enfoques personalizados. Esto significa emplear estrategias de trabajo que se alinean con nuestros propios estilos cognitivos y distribuir el esfuerzo de una manera que se adapte a nuestras fortalezas y preferencias.

Irónicamente, la mayoría de nosotros lo hacemos de manera inconsciente. Después de todo, estos son patrones habituales de percibir, procesar y manejar la información que guían nuestro comportamiento. Sin embargo, debido a que estamos inundados en programas, consejos y herramientas “probados” (respaldados por un grupo de consultores, académicos y profesionales), a menudo vamos en contra de nuestros instintos naturales.

El primer paso para que tu productividad sea personal es identificar tu propio estilo de productividad, para que puedas trabajar en sintonía con tus inclinaciones naturales. Cada uno tiene sus propias fortalezas y herramientas preferidas basadas en esos puntos fuertes.

Un experto en priorizar es esa persona que siempre se adherirá al pensamiento lógico, analítico, basado en hechos, crítico y realista. Para aumentar su eficiencia, cronometrarán el tiempo que tardan en completar ciertas tareas con el fin de planificar con mayor precisión sus días y semanas. Nunca han alcanzado una meta que no les guste ni aplicado un enfoque tipo láser para garantizar que cumplen sus objetivos.

Están tan concentrados en la ejecución que no gastan mucho tiempo o energía en el proceso. A veces tienen una tendencia a ser controladores e inflexibles, y pueden ser conocidos en la oficina por su dinamismo y competitividad. Odian los chismorreos, perderse información, o compartir demasiada información sobre cualquier cosa personal. Sus correos electrónicos a menudo son solo unas cuantas frases, o si es posible, solo unas cuantas palabras.

El planificador es el miembro del equipo que se nutre de un pensamiento organizado, secuencial, planificado y detallado. Aunque a primera vista pueden aparecerse a los expertos en priorización, el planificador se sumerge en los detalles de un proyecto, mientras que el primero se centra solo en los detalles que le ayudan a completar el proyecto de forma rápida y precisa. El planificador nunca ha conocido un calendario o herramienta de planificación de proyectos que no le haya gustado.

No son conocidos por su espontaneidad, y de hecho han perdido oportunidades debido a su incapacidad para desviarse de los planes. Escriben algo en su lista de tareas pendientes que ya ha sido completado, solo para poder tacharlo más tarde.

No pueden vivir sin gráficos y listas, y son conocidos por sus seguimientos regulares. Quieren que vayas al grano; ya leerán la letra pequeña más tarde. Odian asistir a una reunión sin una agenda. Sus correos electrónicos son detallados, incluyendo a menudo guiones y pasos claramente indicados sobre la acción posterior.

Un organizador prefiere el pensamiento expresivo, emocional y basado en el apoyo. Son los mejores jugadores de equipo y sobresalen en la asociación con colegas para alcanzar los objetivos.

Son buenos comunicadores por naturaleza y hábilmente facilitan las reuniones de proyectos. Odian cuando la gente carece de ese toque personal o confía demasiado en datos o hechos. Los organizadores son habladores; les encantan las historias, el contacto visual, expresar preocupación por los demás y hacer preguntas acerca de cómo un proyecto o tarea ayuda a los demás.

Son conocidos por su necesidad de limitar su propensión a comunicar, permitiéndose solo unos minutos de charla durante las horas de trabajo, y tienen que evitar añadir una persona más a la línea cc: en sus mensajes de correo electrónico.

Un visualizador prefiere un pensamiento holístico, intuitivo, integrador y sintetizador. Les va mejor bajo presión y se aburren fácilmente si no hacen malabares con múltiples y diversos proyectos.

Un visualizador se centra en el panorama general y los conceptos amplios haciendo conexiones. A veces, tienen una tendencia a pasar por alto los detalles y tienden a valorar las posibilidades sobre el proceso.

Su excesiva espontaneidad e impulsividad pueden conducir a ideas revolucionarias, pero a veces también pueden desbaratar los planes del proyecto.

Un visualizador probablemente no haya visto la superficie de su escritorio en años, ya que si algo está fuera de su vista, también queda fuera de su mente. Y, sus correos electrónicos tienden a ser largos, llenos de conceptos e ideas.

Estos perfiles pretenden guiarte hacia las herramientas que te funcionarán mejor, así que no te preocupes si te encuentras abarcando dos o más estilos. Prueba las herramientas de cada uno y combínalas – lo importante es lo que al final te parezca más cómodo.

Tu productividad debe ser personal. Y en el momento en que descubras un estilo que encaje con tu personalidad e instintos, comenzarás a funcionar de manera más eficiente. A partir de ahí, comenzarás a trabajar de manera simple y a vivir tu vida al máximo.