"Tuve que conseguir caerle bien a 100 prostitutas en 5 segundos o menos. No es que quisiera dormir con ellas. Simplemente era mi trabajo". James Altucher nos cuentas las conclusiones a las que ha llegado.
Durante cerca de 2 años y medio desempeñé un trabajo que creé solo para mí. Tenía que entrevistar a gente a las tres de la mañana de cada miércoles y averiguar en qué trabajaban.
Si alguien está por ahí un miércoles a las tres de la mañana es por alguna razón, que por lo general no es nada buena.
¿Por qué a las tres de la mañana? Porque una vez una de mis novias me echó de su casa a esa hora. “¡Eres el peor de los hombres!”
Me fui y mientras paseaba me sorprendió lo vibrante y apasionante que era todo a las tres de la mañana.
Quería ver lo que pasaba y hablar con todas aquellas personas que resultaran interesantes.
Pero como era tan tímido, no me atrevía, solo podía observar, así que lo convertí en mi trabajo.
Yo trabajaba como programador informático en HBO. Les dejé caer, “igual que os especializáis en programación original para la televisión, deberíais hacer programas originales para la Web”.
Lancé un programa en la Web “III:am” sobre todo lo que acontece a las tres de la mañana.
En tres años entrevisté aproximadamente a más de 1.500 personas.
Cada semana seleccionaba cuatro de las entrevistas más importantes y las colgaba en la Web.
Siempre se daba esta situación: Nadie quería hablar con un extraño como yo a las tres de la mañana.
Esto me provocaba cierto temor y timidez cada vez que empezaba. Entonces hice lo siguiente.
1. Hacer una pregunta
La gente está saturada de historias. Y se sienten aliviados cuando se despojan de esas historias. Les preguntaba; “¿Por qué lloras?” o (a un traficante de drogas); “¿Qué está comprando hoy la gente?”
Hay que ir al grano, a nadie le gusta la típica pregunta; “¿Qué tal tiempo hace?”
El mundo quiere escupir sus historias siempre que se les haga la pregunta correcta.
2. Sonreír
Cuando conocía a una persona, lo primero que me preguntaba no era si me gustaba o no a mí, sino si yo le gustaba a ella.
Sonreír es la mejor manera de hacerles saber que te gusta alguien, y hay que ser auténtico en eso porque las sonrisas falsas son disuasorias.
3. Escuchar
Si alguien decía, “no siempre he consumido crack, pero ahora busco donde vivir”, les preguntaba por qué empezaron a consumir crack.
¿Por qué les gusta? ¿Tienen previsto dejarlo? ¿Dónde duermen normalmente y por qué no pueden volver más?
Cuando alguien cuenta algo, tras esa pantalla esconde un gran secreto. Hay que escarbar hasta encontrar ese secreto porque es de oro.
4. Callar la mente
Nuestro cerebro no quiere que hablemos con extraños, necesita confort y busca nuestra seguridad.
Tenemos la misma genética que hace 40.000 años, cuando hablar con alguien fuera de nuestra tribu podía conducirnos a la muerte.
Por ello nuestro cerebro grita y nos produce un verdadero daño físico cuando pretendemos hablar con un extraño.
De alguna forma la curiosidad no hace caso a la razón y si por ejemplo, vemos a dos personas discutiendo, me puede la curiosidad e ignoro el dolor que me retuerce cuando me acerco a ellos.
5. Vestir bien
A veces me siento en la acera y le pido dinero a la gente que pasa. No quiero que mis hijos sepan esto.
El 99% de la gente me ignora y pasan de largo. Lo hago para practicar relacionarme en situaciones incómodas.
No debo hacerlo. Donde me siento hay porquería y meadas y si estás de pie, vas bien vestido y sonríes, la gente al menos se para.
Se preguntarán si tienen la oportunidad de estar contigo. Que vean que sí.
6. Todo el mundo tiene lo suyo
El otro día vi un programa de entrevistas donde una famosa reportera entrevistaba a gente en la calle.
A veces miraba a la cámara y ponía caras porque no le gustaba la persona a la que entrevistaba. Me pareció mal. La vida es una eterna batalla desde el momento en que salimos del vientre de nuestra madre hasta el día en que morimos.
Debemos respetar las batallas de la gente, respetar que todo el mundo lleva lo suyo a cuestas, incluso más que nosotros. No debemos mostrar falsedad en nuestra empatía o en nuestra sinceridad. Los demás lo detectan.
7. Relacionarse
Una vez entrevisté a una prostituta travesti que me dijo que sus padres pasaron sus días en prisión cuando ella era una niña.
Se metió en problemas cuando era joven y la violaron en todos los centros de acogida de menores donde estuvo, hasta estar tan desesperadamente confusa sobre su sexualidad que no sabía si era hombre o mujer.
Y ahora que está a medio camino entre los dos sexos, tiene miedo de ir andando durante el día y de que la gente la mire.
No tenía forma de relacionarme con ella. Mi vida parecía estúpida, y creo que a menudo tenía la sensación de que era como un extranjero, así que le pregunté sobre ese punto.
Así que no paró de hablarme; finalmente ya tenía alguien con quién conversar.
8. ¡Interrumpir!
Hago un podcast y entrevisto a cientos de personas. Pero cada hora que puedo pasar con esa persona será el único momento que tenga para hablar con ella.
Y resulta que muchas veces salen con sus respuestas enlatadas. Hay que interrumpirlos.
Les digo de antemano “lo siento, pero si tengo una curiosidad enfermiza sobre algo que me cuentas, ¿puedo interrumpirte?”
Siempre dicen que sí. Cuando Tony Robbins dice; “Y entonces Bill Clinton me llamó y…”
“¡Espera un segundo! ¿Por qué te llamó Bill Clinton?”
Nunca más tendré la oportunidad de hacer esta pregunta, así que hay que interrumpir y preguntar cuando nos invada la curiosidad.
La gente me escribe y me dice, “¡deja acabar a tu invitado!”
¡No! Tengo que interrumpir, soy estúpido y si no lo entiendo ahora no lo voy a entender nunca.
9. Hacer reír a la gente
Doy muchas charlas y quiero gustar al público. También solía tener muchas citas y quería gustarles a todas. O si vendo algo quiero gustar a mi potencial cliente.
Se podría decir que todo lo que he contado antes es como una forma de “venderme a un cliente”.
Esto es lo que siempre hago: veo antes espectáculos de comedia en vivo durante horas.
Parece aburrido pero funciona. Tenemos neuronas espejo, de manera que podemos aprender solo con observar.
Si nunca he subido una escalera pero veo cómo la suben otros, ya sé cómo se sube.
Puede que no me convierta en un actor de comedia solo con ver comedia en vivo, pero aprenderé a hablar mejor, a ser un poco más gracioso y a jugar más con mi cara y mi voz, me siento más cómodo.
Esto siempre funciona y es la gran muleta en la que me apoyo.
Alguien me dijo una vez “no es así como funcionan las neuronas espejo”.
Cállate.
10. Ser tú mismo
Parece un cliché, no porque sea fácil. Es fácil de decir pero difícil de hacer.
¿Cómo puedo ser yo mismo? No lo sé, no me conozco tan bien.
Siempre asumo que soy el más tonto de la sala. Eso hace que sea en cierto modo más fácil ser yo mismo.
Todos estamos juntos en este viaje y es un placer enorme encontrar a alguien a quien darle la mano y un beso, aunque solo sea por un minuto.