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El redactor de Mashable Aaron Orendorff explica por qué estamos equivocados con la famosa cita atribuida a Steve Jobs.

Es de todos conocido, en realidad es casi un dogma, y no solo entre la juventud y los emprendedores, en términos generacionales. Y es que sentimientos como los de Steve Jobs en sus comienzos en 2005 en Stanford han quedado grabados en nuestra conciencia colectiva:

“La única manera de hacer realmente un buen trabajo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando y no te acomodes”.

Dicho de otro modo, guíate por tu pasión. Esto solo conlleva un problema: “Aconsejarte que te guíes por tu pasión es peligroso”.

Es una afirmación controvertida que procede directamente de la investigación realizada por Cal Newport sobre “los detalles de cómo despegaron realmente personas con pasión como Steve Jobs en sus comienzos”, y lo que los científicos afirman que conduce a la felicidad y fomenta el gran éxito.

Newport no es el único. En los últimos años, un ejército de líderes, académicos y emprendedores han llegado unánimemente a la misma llamativa conclusión: casi todo lo que te han aconsejado sobre guiarte por tu pasión es un error.

Estos son los siete hábitos que necesitas realmente.

1. Objetivos

Ryan Holiday, autor de Ego Is the Enemy:

“La pasión puede ser precisamente lo que te impida conseguir poder, influencia o realizarte, porque con la misma frecuencia que fracasamos apasionadamente – no debido a la pasión, nuestro objetivo desenfatiza el yo. El objetivo tiene que ver con la búsqueda de algo al margen del uno mismo como contraposición al propio placer”.

Hasta hace aproximadamente un siglo, la palabra pasión era un término considerado sucio. Los filósofos clásicos como Sócrates y Marco Aurelio veían la pasión como un pasivo más que como un bien: una fuerza insaciable y destructiva. ¿Por qué?

Sobre todo porque la pasión se centra peligrosamente en el propio yo. De hecho nuestras descripciones personales de la pasión en el mundo moderno traicionan esta mirada hacia nuestro interior: “Quiero [omitido]. Necesito [omitido]. Tengo que [omitido]”. En la mayoría de los casos, cualquier palabra que se diga al final de estas frases – independientemente de que su significado sea bueno – queda eclipsada por la anterior.

¿Qué pasa con la pasión?

Sin embargo, nuestro objetivo tiene que ver con los demás, no con uno mismo. Reorienta nuestro enfoque sobre las personas y las causas que intentamos alcanzar, realizar, ayudar y amar. En The Happiness Hypothesis, el psicólogo Jonathan Haidt describe este objetivo como un esfuerzo por entablar una buena relación entre uno mismo y los demás, entre uno mismo y el trabajo, y entre uno mismo y algo mayor que nosotros. Si conseguimos cultivar estas buenas relaciones surgirá el sentido del objetivo y el significado.

La pasión nos hace más grandes. El objetivo nos conecta con algo mayor y de esta forma nos da la dimensión adecuada.

2. Elección

Shaa Wasmund, autora de Stop Talking, Start Doing:

“‘No’ es una palabra mucho más poderosa que ‘sí’. Cada ‘sí’ que se da por obligación o temor roba tiempo a lo que queremos. Si aparece una oportunidad en la que esté involucrada nuestra pasión, es incluso más delicado. En vez de quedarte con todo lo que te facilite el tipo de vida que te gusta, tómate tu espacio para seleccionar con cuidado”.

Lo bueno está reñido con lo mejor. Así es como lo expone Jim Collins en todos los casos. Saber decir “no” es con seguridad una de las habilidades más vitales que podemos cultivar, y con todo, aunque dominemos el “no” en los asuntos cotidianos, la pasión siempre está ahí.

El efecto oculto de la pasión nos encamina clandestinamente a proyectos y encuentros que, en la realidad, acaban mal, lo que es peor, nos quita tiempo y energía que nos podría servir para avanzar. Cuando Tim Ferriss preguntó a la periodista Kara Swisher qué mensaje pondría en una valla publicitaria para que lo vieran millones de personas, ella respondió que una sola palabra, “Detente”.

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Y en eso consiste elegir: detenerse, hacer una pausa, valorar, sopesar y solo de esa forma se hace una elección con la mente clara. Elegir implica primero, tomarnos un tiempo para nuestras decisiones, principalmente para aquellas que parecen estar “conectadas con nuestra pasión”. En segundo lugar, consultarla a un tercero: un amigo o un compañero a quien contar nuestras flaquezas.

Piensa en ello. Ve más allá. Mañana saldrá el sol. Y sé implacable con tus “noes”.

3. Práctica

Angela Duckworth, autora de Grit: The Power of Passion and Perseverance:

“Después de haber descubierto y desarrollado un interés en un área en particular, debes dedicarte a la práctica totalmente entregada de capacidades que impliquen grandes desafíos y que conduzcan a la maestría. Debes centrarte en tus debilidades una y otra vez, durante horas cada día, cada semana, cada mes, cada año”.

A todos nos gustan las fórmulas mágicas. Nos seduce la idea de conseguir más con el mínimo esfuerzo, pero ¿hay casos en los que hacer más implica conseguir más? Rotundamente, sí.

Hay una ilustración clásica en Art and Fear de David Bayles y Ted Orland en la que un profesor de cerámica dividió su clase en dos grupos. El primero iba a ser calificado de acuerdo con la calidad y el segundo atendiendo al criterio de cantidad. Para conseguir la mejor calificación, el grupo bajo el criterio de cantidad tenía que producir 23 kilos de recipientes de arcilla. No es que fuera precisamente un encargo de inspiración artística, pero aun así, cuando llegó el momento de las calificaciones, “se dio un hecho curioso: los trabajos de mayor calidad fueron los realizados por el grupo valorado por la cantidad”.

¿Cuál fue el motivo de este cambio en las expectativas?

Es fácil: mientras el grupo valorado por la calidad se quedaba atrás – trabajando en el perfeccionismo – el grupo bajo el criterio de cantidad se puso a trabajar, practicaron, lo cual dio un buen resultado. Si la grandeza se reduce a la pasión – o peor, al talento – entonces solo estaría reservada a unos pocos elegidos. La práctica supone que la grandeza es posible… pasito a pasito.

4. Planificación

Liran Kotzer, director ejecutivo de Woo.io:

“Tener pasión es realmente muy importante, pero lo que la mayoría de la gente no sabe es lo que necesitan para alcanzar su verdadero potencial. Tanto si se trata de adquirir nuevas capacidades, como de promocionarse o de conseguir lo que deseen, todo empieza por tener un plan basado en datos reales y opciones del mundo real”.

Si hay una palabra menos atractiva que práctica, esa es, planificación. Sin embargo la planificación es un hilo de oro con el que se tejen a la vez las vidas de artistas, líderes y empresarios. El truco está en que los planes no tienen que ser grandiosos, al contrario; no deben serlo.

El optimismo es muy bueno cuando se trata de nuestros sueños. Pero en lo que respecta a lo que viene después – la verdadera esencia de las acciones que nos conducen a esos sueños - el optimismo acaba con todo. Si nuestros planes se infectan con pasión, pierden contacto con la realidad. Sobreestimamos las fuerzas e infravaloramos los desafíos. Más allá de los “datos reales y las opciones reales”, construimos castillos en el aire. Esa es una de las razones por las que plataformas como Woo, que nos permiten obtener el feedback de empresas y cazatalentos de forma anónima, son tan valiosas.

Mientras que la pasión nos desconecta de la realidad, la planificación – especialmente la relacionada con el criterio SMART para conseguir metas, o con el análisis matemático – va directa al grano sobre la realidad de los asuntos.

La base real de las cosas nos rescata de las falsas expectativas, nos muestra los obstáculos y los resentimientos. Como dice un amigo mío, “La pregunta que hay que hacerse cuando intentas hacer realidad un sueño no debe ser, ¿Qué va a salir bien? sino,“¿Qué va a salir mal?”

5. Posicionamiento

Jason Stone, fundador de Millionaire Mentor Inc.:

“Con pasión solo se puede llegar hasta un nivel, después de ahí, si no tienes las capacidades necesarias, las herramientas, los recursos, el conocimiento y los antecedentes, hay que asumir riesgos y expandirse, de lo contrario nunca podrás posicionarte como una autoridad. ¡El posicionamiento es la clave para garantizar que estás preparado para las nuevas oportunidades!”

Los humanos somos criaturas asociativas, no pensamos ni actuamos en aislamiento sino por comparaciones y contrastes.

“La estrategia básica es el posicionamiento”, según comentaron Al Ries y Jack Trout en Positioning: The Battle for Your Mind; “No se trata de crear algo nuevo y diferente, sino de manipular lo que ya está en la mente para volver a unir las conexiones que ya existían”. Esto es sobre todo cierto en lo que respecta a la visión que los demás tienen de nosotros.

Las personas muy apasionadas sobrevaloran a menudo su ego. Se consideran a sí mismos leyendas. Posicionarte significa valorar quién eres y lo que has hecho como trampolín para lo que está por venir. Ello implica abrazar la naturaleza asociativa de otras personas y – mientras todavía haya margen de confianza – reconocer que los demás nos perciben de una forma más real, al menos para ellos, que nosotros mismos.

6. La capacidad de mirar más allá

Troy Osinoff, autor de My Bad Parent: Do As I Say, Not as I Did:

“La gente que cree que comprende absolutamente todo en el mundo son los más susceptibles de pasar por alto nuevas oportunidades. Ser periférico significa establecer una curiosidad inquebrantable empleando los conocimientos que tenemos para descubrir nuevos patrones y tendencias enfocados a nuestro desarrollo personal, que va unido al éxito de nuestro negocio o carrera profesional”.

La pasión nos vuelve miopes. Dirigimos nuestras miradas tanto a nuestro deseo interior que perdemos la visión de lo que nos rodea. La objetividad – la habilidad para ver el mundo tal y como es realmente – se atrofia ante la luz cegadora de la pasión.

Adoptar una perspectiva periférica nos obliga a examinar lo que hay al margen. Amplía nuestro punto de vista. En vez de precipitarnos al desastre, podemos fijarnos no solo en los escollos, sino también en las oportunidades que de otro modo perderíamos.

¿Cómo? Cultivando la curiosidad. Preguntas como ¿Qué me estoy perdiendo? ¿Qué estoy ignorando? ¿Quién puede aportarme frescura? son vitales en todas las aéreas de la vida. Al igual que el hecho de ponernos en situaciones nuevas, leer libros al margen de nuestras pasiones y buscar deliberadamente personas que no tienen nada que ver con lo que creemos que queremos.

7. Perseverancia

Brian D. Evans, fundador de Influencive y Inc. 500 Entrepreneur:

“Los que se consideran a sí mismos continuos estudiantes, resultan tener mayor maestría que todos aquellos que intentan obtener un título. Levántate cuando te tumben. Vuelve con más fuerza, más rápido y, sobre todo, con más inteligencia. El deseo constante de aprender y superarme me ha ayudado a conseguirlo todo. Debemos perseverar”.

Aunque suene raro, la perseverancia tiene que ver con esforzarse en la misma medida en que supone luchar contra el propio ego. Embriagados de pasión, quienes consiguen la maestría están condenados a repetir los fallos en aras de “abrirse camino”. Por el contrario, quienes se forman hacen algo más que poner a punto su nave; aprenden de sus errores.

Cuando le preguntaron a Tom Brady sobre si en la histórica vuelta de los Patriot a la Super Bowl LI hizo su “mejor juego de todos los tiempos”, este respondió: “Cuando pienso en el pase interceptado para touchdown y las oportunidades perdidas en los primeros 37, 38 minutos del juego, no considero realmente que jugar bien un cuarto y media hora de tiempo, más tiempo extra, sea el mejor juego de todos los tiempos, pero sí fue en verdad uno de los más apasionantes”.

Lo cierto es que Brady perseveró, y sería estupendo que eso garantizara el éxito. Pero a veces no se vuelve para ganar, o al menos no en ese momento puntual. Los trabajos se pierden, los lanzamientos en el fútbol se pierden, las relaciones se terminan, y las críticas son duras.

Sin embargo el fracaso no es un obstáculo tan inevitable hacia el éxito. El rechazo es parte del propio éxito. Así se lo expuso Louis CK a un principiante de la comedia, “El único camino para hacer buenos shows es hacerlos antes mal. Simplemente empieza a pasarlo mal y no abandones, mejorarás”.

¿La pasión es mala?

Bien entendida, no, pero ¿como una panacea? Sí.

La receta de Cal Newport era: La pasión es el resultado de la excelencia, no su origen.

Al no tener una barita mágica, la pasión nos puede confundir, cegar e incluso crearnos un conflicto interno. Newport tenía razón: “Que nos aconsejen guiarnos por la pasión puede ser devastador”. Afortunadamente estos siete hábitos ponen la pasión en su sitio para que la llama de la que hablaba Jobs, no se apague… sino que perdure.

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