Las instalaciones deportivas que hace poco estaban llenas de miles de turistas, ahora están llenas de montones de basura.
Los Juegos Olímpicos de 2016 en Río de Janeiro estaban condenados desde el principio. Algunos optimistas ilusos pensaron que tal vez, sólo tal vez, si creíamos en Brasil, los políticos cumplirían sus promesas de que los juegos elevarían a la ciudad a un nuevo nivel de prosperidad.
Pero un año más tarde, la realidad es todo lo contrario. Ya circulan los informes en el momento de la conmemoración del primer aniversario de los Juegos Olímpicos, y son desoladores. Hace unas semanas, el gobierno de Brasil desplegó 8.500 soldados en la ciudad para luchar contra las bandas cada vez más violentas del crimen organizado. Rodrigo Maia, portavoz de la Cámara de Diputados de Brasil, señaló recientemente a la prensa:
"Hemos perdido por completo el control de la seguridad pública en Río".
Esto es justo lo que no debía suceder. Antes de los Juegos Olímpicos, los oficiales de seguridad de Río intentaron una nueva política llamada "Pacificación" con el propósito de combatir la tensión entre la policía y las bandas. Ahora parece que la estrategia empeoró las cosas, ya que el número de muertes durante las redadas policiales se ha duplicado en los últimos cuatro años. Los residentes locales de las favelas afirman que han escuchado disparos día tras día en 2017.
Y esto es sólo el comienzo. Se suponía que las mejoras realizadas para los Juegos Olímpicos, incluida la construcción de numerosos estadios deportivos de nivel mundial, se convertirían en instalaciones públicas. Esto no sucedió. ESPN acaba de publicar un extenso artículo sobre las promesas incumplidas de Brasil un año después de los juegos, y los datos son francamente preocupantes:
"Mientras que 15 de las 27 sedes originales han organizado algún tipo de evento desde los Juegos, otras se sienten realmente abandonadas, su aspecto deteriorado y decadente es un constate recordatorio de lo que están destinadas a ser. Incluso el emblemático estadio de fútbol, el Maracaná, ha sufrido ataques vandálicos, y le cortaron completamente la electricidad tras acumular una factura de luz de 950.000 dólares".
Aquí se ofrece una vista aérea del Parque Olímpico de Río de Janeiro que aparece claramente bastante abandonado:
Y por si fuera poco, la situación está empeorando:
El Parque Olímpico de Deodoro, aclamado por políticos y defensores olímpicos en Brasil como un camino para mejorar uno de los barrios más pobres de Río, se encuentra actualmente cerrado. La piscina pública, construida para el canal del slalom de canoas, que supuestamente iba a funcionar después, fue cerrada en diciembre y aún no ha sido reabierta. El Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF) informó la semana pasada de que otra piscina abandonada en el Centro Acuático Deodoro está ahora cubierta de insectos, barro y heces de roedores. Un ascensor en Deodoro que fue utilizado anteriormente para elevar a los aficionados sobre una carretera muy concurrida, ya no lleva a ninguna parte. ...
El nuevo alcalde de Río, Marcelo Crivella, ha desechado los planes para convertir el campo de balonmano en cuatro escuelas públicas. Y las 31 torres que componían el pueblo de los atletas, aquellas que estaban destinadas a ser transformadas en apartamentos de lujo, ahora se encuentran en gran parte vacías.
Si bien es difícil identificar una razón concreta para el fracaso de Río en el cumplimiento de los compromisos adquiridos en los juegos, es fácil culpar a los políticos. Al mismo tiempo que se desarrollaban los Juegos Olímpicos, entre bastidores, se estaba desarrollando el mayor escándalo de sobornos de gobierno en la historia de Brasil. La investigación acertadamente llamada "Operación Autolavado", en última instancia puso a más de 200 funcionarios de alto nivel en el punto de mira. Incluso el querido presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, terminó siendo condenado a nueve años y medio de prisión por sobornos de más de 5.000 millones de dólares. Eso son billones con “b”.
Eso es sólo una pequeña parte de los problemas post-olímpicos en Brasil. La historia de ESPN entra en más detalles en particular sobre los atletas brasileños a los que se les prometió la fama y la fortuna después de ganar sus medallas en Río el año pasado. Ahora, algunos de ellos afirman estar peor que antes de los juegos, no sólo perdiendo competiciones sino también patrocinadores e ingresos.
Todos lo veíamos venir. Meses antes incluso de que comenzaran, los Juegos Olímpicos de Río parecían estar condenados a la corrupción, los escándalos, el crimen, y el Zika. En cuanto comenzaron, todo parecía ir mal, incluido el pueblo de los atletas que se considera "inhabitable". y la suspensión del concurso de buceo debido a que la piscina se había convertido espontáneamente en un foso verde de barro.
Las sedes olímpicas empezaron a decaer pasados seis meses. Es realmente trágico saber que las cosas están peor ahora que nunca.
Y es aún más trágico darse cuenta de que todo va probablemente a peor.