Por qué no te convertirás en Bill Gates
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La capacidad de estar en el lugar correcto en el momento adecuado puede ser más importante que las cualidades personales.

Bill Gates es mucho más afortunado de lo que te imaginas. Puede que sea un hombre de gran talento que se abrió después de dejar la universidad para hacerse con el primer puesto de la lista de las personas más ricas del mundo.

Sin embargo, su gran éxito pone de manifiesto que las circunstancias que no podemos controlar pueden ser más determinantes que la habilidad y la perseverancia.

Solemos pensar que las personas de éxito son las más hábiles o tienen un mayor talento

A menudo pensamos que las personas de éxito son las más hábiles o talentosas. Sin embargo, esto no es cierto. Las cosas excepcionales suelen suceder en circunstancias excepcionales.

Los que consiguen los mejores resultados son a menudo las personas más afortunadas, que han tenido la suerte de estar en el lugar y el momento adecuados. Son lo que llamamos casos atípicos, y son fundamentalmente diferentes del sistema en el que todos los demás funcionan.

Muchos creen que Gates y otros como él merecen gran atención y respeto, porque pueden enseñarnos a tener éxito. Pero si creemos que estas personas de éxito han llegado tan lejos por sí solos, es probable que nos decepcionen. Incluso si pudieras imitar todo lo que Gates hizo, no serías capaz de repetir su suerte.

Por ejemplo, el hecho de que Gates perteneciera a la clase alta junto a la educación privada a la que tuvo acceso le permitió adquirir experiencia adicional en programación cuando menos del 0,01% de su generación tenía acceso a los ordenadores. La conexión social de su madre con el presidente de IBM le permitió conseguir un contrato en la empresa de ordenadores líder en ese entonces, una conexión que fue esencial para fundar su propio imperio del software.

Los que consiguen los mejores resultados son a menudo las personas más afortunadas, que han tenido la suerte de estar en el lugar y el momento adecuados

Esto es importante ya que la mayoría de los clientes que utilizaban ordenadores de IBM se vieron obligados a aprender a utilizar el software de Microsoft que venía preinstalado en ellos. Esto creó una inercia a favor de Microsoft. Lo más probable es que estos clientes se decantaran por la misma marca a la hora de comprar otro software, no porque su software fuera necesariamente mejor, sino porque la mayoría de la gente estaba demasiado ocupada como para aprender a usar uno diferente.

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Gates tuvo tanto éxito gracias a la fortuna con la que contaba en un principio, reforzada por una fuerte dinámica de éxito. Por supuesto, el talento y el esfuerzo de Gates desempeñaron un papel importante en el gran éxito de Microsoft.

Pero eso no es suficiente para crear un caso atípico. El talento y el esfuerzo probablemente sean menos importantes que las circunstancias, en el sentido de que no podría haber tenido tanto éxito sin estas últimas.

¿Un número mágico?

Podríamos decir que muchas personas de éxito lo alcanzaron a través del trabajo duro, una motivación excepcional o "agallas". Algunos incluso han sugerido que existe un número mágico para alcanzar el éxito, una regla de diez años o 10.000 horas.

Muchos profesionales y expertos adquirieron su habilidad excepcional a través de prácticas persistentes y deliberadas. De hecho, las 10.000 horas que Gates pasó aprendiendo programación cuando era adolescente son consideradas una de las razones de su éxito.

La regla de las "10.000 horas de práctica" se basa en la investigación del psicólogo Anders Ericsson, popularizada por el autor estadounidense Malcolm Gladwell en su libro Outliers de 2008.

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Sin embargo, los análisis detallados de los expertos suelen sugerir que ciertos factores situacionales ajenos al control de estas personas de éxito también desempeñan un papel esencial. Por ejemplo, tres campeones nacionales de ping-pong crecieron en la misma calle en un pequeño suburbio de un pueblo de Inglaterra.

Esto no fue una coincidencia o porque no hubiera nada más que hacer que practicar ping pong. Resulta que un famoso entrenador de ping pong, Peter Charters, se retiró en este barrio en particular. Muchos niños que vivían en la misma calle que el entrenador retirado se sintieron atraídos por este deporte y tres de ellos, después de seguir la "regla de las 10.000 horas", acabaron jugando realmente bien, y llegaron incluso a ganar el campeonato nacional.

Su talento y esfuerzo fueron, por supuesto, esenciales para acabar siendo tan buenos. Pero sin su suerte temprana (el hecho de tener un buen entrenador y familias que les dan apoyo), el simple hecho de practicar 10.000 horas sin la retroalimentación adecuada no llevaría a cualquier niño a convertirse en campeón nacional.

También podíamos imaginarnos a un niño con gran talento para el ping pong que no haya tenido buena suerte, como el hecho de no tener un entrenador capaz o estar en un país donde ser atleta no sea considerado una carrera prometedora. Entonces tal vez nunca tenga la oportunidad de darse cuenta de su potencial.

La implicación es que cuanto más talento tienes, menos lecciones significativas y aplicables podemos aprender del "ganador".

Si elegimos ejemplos más modestos, las posibilidades de aprender algo de ellos pueden ser mucho más altas. Las ideas comunes como "cuanto más trabajo trabajo, más puedo lograr" o "la suerte le llega a los que están listos", tiene sentido cuando se trata de pasar de malo a bueno. Sin embargo, pasar de bueno a excepcional es una historia totalmente diferente.

¿Cuál es el papel de la suerte a la hora de alcanzar el éxito?

Estar en el lugar correcto (tener éxito en un contexto donde los resultados tempranos tienen un impacto duradero) en el momento adecuado (con suerte temprana) puede ser muy importante. Con esto en mente, no deberíamos simplemente recompensar o imitar a los que han alcanzado el éxito y esperar tener un éxito similar.

Pero lo que sí debería suceder es que las personas que alcanzan el éxito deberían considerar la posibilidad de imitar a personas como Gates (que se convirtió en un filántropo) o Warren Buffett (que argumenta que los estadounidenses más ricos deberían pagar impuestos más altos) que han elegido usar su riqueza y éxito para hacer cosas buenas.

Los ganadores que aprecian su suerte, merecen nuestro respeto.

Fuente: BBC

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