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Los mitos sobre la carrera profesional más comunes desacreditados por expertos.

Creencias. Las has adquirido a través de tus interacciones con la sociedad, ya sea a través de tus experiencias durante la infancia, tu educación, tus relaciones, tu entretenimiento o tu trabajo. Están grabadas en tu mente. Y suelen ser difíciles de cambiar.

Pero, ¿están evitando que alcances el éxito? Lo más probable es que la respuesta a esa pregunta sea un rotundo sí. Pero, ¿qué creencias te frenan y cómo funciona realmente el mundo?

Evita estas 10 creencias y haz lo que dicen los expertos.

1. Si parece que alguien tiene éxito, es porque es así

Vivo en San Francisco. Llevo aquí mucho tiempo. Y en mi pueblo, a menudo es muy difícil distinguir quién tiene éxito y quién no. Joseph Bradley, vicepresidente de Internet de las cosas y Servicios Digitales en Cisco, creció cerca de donde yo vivo en Mountain View. Su primer trabajo, aparte de sus emprendimientos empresariales, fue en Wells Fargo, donde trabajó como cajero bancario.

Veía a la gente entrar en el banco conduciendo el coche de sus sueños, y pensaba que tenían dinero, pero cuando buscaba su información, se daba cuenta de que solo tenían 100 $ en la cuenta. Sin embargo, cuando llegaba alguien con una camiseta y unos vaqueros, resultaban ser clientes VIP.

Bradley rápidamente empezó a darse cuenta de que la gente que parecía tener éxito no lo tenía, ya que se gastaban todo su dinero para intentar impresionar a los demás.

2. Fracasa rápido

Muchos empresarios te dirán que aprendieron muchísimo de las empresas que fundaron y que nunca tuvieron éxito. En Silicon Valley, el fracaso se ha convertido en una insignia de honor. Cuanto más fracasas, más te elogian. Es como una victoria inusual donde nadie gana. Esta mentalidad no es específica de un sitio. Se ha extendido por toda la industria tecnológica.

Bradley dice: "Fracasar rápido es una broma. Cualquiera que diga que quiere fracasar rápido o despacio no lo entiende. No quieres fracasar rápido. No quieres fracasar despacio. No quieres fracasar".

En el pasado he tenido mis fracasos, y estoy seguro de que tú también. Si has experimentado un verdadero fracaso, sabrás que lo último que alguien querría hacer es fracasar. Entonces, ¿cuál es la alternativa? "Para salir adelante, quieres acelerar y mejorar tu ritmo de aprendizaje en todo lo que haces", dice Bradley.

3. Tienes que saberlo todo

¿Alguna vez has conocido a esa persona de la oficina que quería adquirir todos los datos que podía? ¿O al fundador de startups que devora un libro tras otro? Ahora, no hay absolutamente nada malo en aprender. Pero esta gente no va a salir a aprender. Lo que están haciendo es intentar aprender todas las cosas posibles sobre su industria, sus competidores, sus clientes potenciales y así sucesivamente.

Los datos son poderosos, pero no necesitas saberlo todo.

"No es lo que no sabes lo que te hace fracasar. Es lo que crees que es verdad lo que te hará fracasar", señaló Bradley.

Es lo que crees que es verdad lo que te hará fracasar. ¿Hasta qué punto es así? Cada persona tiene sus propias creencias. Y estas creencias son las que dan forma a nuestros pensamientos, acciones y decisiones. ¿Cómo puedes cambiarlas?

"Tienes que desafiar tus creencias todos los días", explica Bradley. "Lo desconocido no es el problema. Ninguno de nosotros sabe lo que va a pasar mañana. Si eres capaz de desafiar lo que crees que es verdad, eso te permitirá tener éxito como líder".

4. Tienes que ser bueno en todo

No solo no necesitas saberlo todo. Tampoco necesitas ser bueno en todo. Algunas personas abren un negocio o empiezan un trabajo pensando que necesitan ser buenos en todo, de lo contrario la gente dudará de sus habilidades. Sin embargo, lo que suele suceder cuando haces esto es que entiendes de todo y de nada.

“No tienes que ser bueno en todo lo que haces”, dice Patrick Whitam, presidente y director ejecutivo de Paragon Bioteck, Inc. "Una de las mayores lecciones que he aprendido es que sé en lo que soy bueno y en lo que soy realmente bueno, y probablemente no sea demasiado, pero eso es todo lo que necesito para ser bueno".

En vez de intentar ser bueno en todo, concéntrate en el número más pequeño de cosas en las que eres muy bueno.

No hay ninguna razón para que intentes ser un maestro en todo. Cuando todos trabajan juntos y se centran en lo que son mejores, puedes respirar profundo y relajarte, ya que los demás te ayudarán a cubrir las áreas en las que eres más débil.

5. Puedes hacerlo por tu cuenta

Cuando las cosas van bien, te sientes más seguro. Cuando te sientes más seguro de ti mismo, puedes depender menos de las personas que te rodean y tomar más decisiones de forma independiente. Seguro que su consejo podría haber sido de ayuda, pero fuiste quien acabó tomando las decisiones finales. Y las cosas están funcionando. Estás tomando las decisiones correctas.

Si esto te suena, ten cuidado con este tipo de comportamiento. En los negocios, resulta fácil concentrarse tanto en lo que estás haciendo que te olvidas de que necesitas un equipo para que todo funcione bien.

"Nuestra empresa resuelve importantes problemas para que los medicamentos nuevos y dispositivos aprueben los procesos regulatorios", dice Witham.

"Lo que hacemos está impulsado por la relación... Hay que rodearse de socios fuertes que tienen competencias diferentes a las tuyas. Eso es lo que nos permite resolver los problemas de nuestros clientes. Aprovecha tus relaciones y experiencia. Crea y desarrolla una relación en la que ambas partes puedan verse beneficiadas".

De la misma manera que Witham no fue capaz de crear empresas de millones de dólares por su cuenta, tú tampoco serás capaz de hacerlo. Reúne a un equipo y construid vuestro éxito juntos.

6. Las habilidades son el recurso más importante que debes desarrollar

¿Quién puede hacerlo mejor? Puede que te hayas hecho esta pregunta. Entonces, cuando viste a alguien que lo hacía mejor que tú, te sentiste desanimado. Y el desánimo puede o animarte a esforzarte o hacer que te hundas. Pero en la mayoría de los casos, acabarás rindiéndote.

La buena noticia es que las habilidades no son el recurso más importante que puedes cultivar. "En realidad, la cultura es el recurso más importante que hay que proteger", dice Douglas R. Andrew, autor de varios libros y fundador de Live Abundant. "Personalmente aconsejo tratar las relaciones laborales como un taburete de tres patas".

El taburete de tres patas sigue la regla de las tres Rs. Según Andrew, deberías:

  • Respeta a todos. No trates a las personas como superiores o subordinadas. Respeta a los demás. Muestra un interés sincero en tus empleados.
  • Desarrolla una buena relación. Mantente en contacto con tus empleados llamándolos por su nombre de pila. Conoce el nombre de su cónyuge así como lo que les preocupa. Muéstrate interesado, haz comentarios, haz preguntas y ten en cuenta sus necesidades.
  • Ten resistencia. No hay mayor habilidad que la de resistir cuando tienes problemas.

7. Los beneficios y los bonos son esenciales

Si trabajas en Recursos Humanos o eres el dueño de una empresa, posiblemente hayas pensado en lo que tu empresa puede ofrecer a sus empleados. Asegúrate de que reciben una buena atención médica así como una buena contribución para su pensión. Esto es muy importante - especialmente cuando están enfermos o las cosas no van bien. Pero esto no es todo.

"Ofrece más. Ofréceles unas condiciones de trabajo donde puedan crecer profesionalmente", dice Andrew. "En nuestra empresa una vez por semana, los empleados comparten con el resto del equipo tres de sus logros: por regla general, se relacionan con sus vidas personales. No somos solo un equipo - somos una familia, y hablamos sobre las cosas buenas que nos están sucediendo. En un año asignamos 14 días completos para fortalecer las relaciones - la mayoría de las veces lo hacemos lejos de la oficina, en la naturaleza o en cualquier otro sitio. Dos veces al año también organizamos proyectos de caridad, cuatro veces al año invitamos a los cónyuges de nuestros empleados a unirse a nosotros en el banquete, junto con los niños. Esto es lo que primero nos ayudó a establecer relaciones amistosas y cálidas en el equipo".

8. No podemos controlar los pensamientos de nuestros empleados y clientes

Si diriges una empresa, puedes pensar que no tienes absolutamente ninguna forma posible de controlar lo que piensan tus empleados y clientes. Si solo van al trabajo por cobrar su nómina, es posible que te sientas así. Si tus empleados son perezosos o no les gusta la empresa, seguramente les eches la culpa a ellos. Pero, ¿es realmente así?

Cuando la gente empieza a trabajar con Andrew, él les pregunta qué es lo que hacen. A menudo dirán: "Contesto teléfonos, solo soy la recepcionista".

"En situaciones como esta, podríamos entrenar a nuestros empleados para que entiendan y digan”, ‘estoy ayudando a construir una compañía donde cambiemos familias, nuestra comunidad y el mundo', en lugar de 'llevo un registro de la contabilidad'", explica Andrew. "Muchos empleados parecen avergonzados o no quieren hablar sobre sus puestos. Los grandes líderes deberían cambiar esa percepción".

Controlas la percepción de otras personas. Puedes cambiar la cultura y administrarla, todo está en tus manos.

9. Nunca admitas tus errores

"Debes admitir tus errores y dejar que los demás te vean equivocarte", dice Michael Dennin, vicerrector de Enseñanza y Aprendizaje y decano de Educación Universitaria en la Universidad de California, Irvine. "Los líderes deben ser responsables de sus errores y aprender de ellos para seguir adelante".

Cuando asumes la responsabilidad de tus acciones, otros verán en ti a alguien que no intenta aparentar lo que no es. Entenderán que se puede confiar en ti. No perderás credibilidad - por el contrario, tu honestidad fortalecerá tu posición como líder.

10. El liderazgo no se puede aprender

Puede que pienses que no puedes convertirte en un líder, simplemente naces así. Que es imposible desarrollar las habilidades para convertirse en alguien que pueda influir en los demás. Es este pensamiento el que no permite que dejes ese trabajo de oficina en el que pasas el día sentado en un cubículo mientras te preguntas durante cuánto tiempo tendrás que repetir esas tareas antes de que te despida tu jefe.

Hay una salida - es necesario dominar las habilidades de liderazgo.

"No esperes la oportunidad de subir las escaleras", dice Dennin. Asiste a cursos especiales, y si no tienes tiempo, encuentra una buena guía de auto-estudio u otro recurso educativo que te ayude a desarrollar habilidades de liderazgo. Utiliza tus nuevos conocimientos para practicar las habilidades adquiridas. El trabajo estable y la actitud positiva te ayudarán a convertirte en lo que siempre has querido ser: un líder".

Desafía los estereotipos falsos, cree en ti mismo y construye la carrera de tus sueños antes de que sea demasiado tarde.

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