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30 de Junio de 2018

Qué tienen en común la música y la tecnología, y por qué esta relación les hace más fuertes.

Durante alrededor de un mes, 50 Cent se mantuvo como el primer millonario rapero del bitcoin. En enero, salió a la luz que las aproximadamente 700 monedas que obtuvo al vender su álbum de 2014, Animal Ambition, con la importante criptomoneda, han aumentado su valor de forma incontrolada, pasando de unos pocos cientos a 10.000 dólares cada una. Su parte pasó repentinamente a estar valorada en unos 7 millones de dólares. Haciendo hincapié en la continuidad (o el fin absoluto) del bitcoin hace tan solo unos años atrás, el rapero escribió en Instagram que se había olvidado totalmente de toda “esa mierda”. Y en febrero 50 negó que tuviera todavía alguna criptomoneda, así que pudo declararse en bancarrota.

La parte bonita del bitcoin es que no hay manera de saber quién tiene, cuánto y en qué se lo están gastando; por esta razón ha sido empleado en gran medida para la compra-venta de drogas. En ese sentido, los valores de las criptomonedas parecen corresponderse con los del rap: no hay chivatos. Rápidamente, la historia de 50 cautivó la imaginación del público. Se trataba del esquema absurdo para convertirse en rico que se cuenta en las canciones de rap, materializado en la vida real.

Estando aún en pañales la criptomoneda, el rap ya estaba en la labor de darle forma a esta quimera. Ya sea como algo caído del cielo, como en el caso de 50, el empujón que dio Nas hacia la legitimidad de la criptomoneda, o el posterior remate final de Martin Shkreli (declara que fue estafado en 15 millones de dólares al intentar comprar The Life of Pablo en bitcoins), la unión entre la moneda digital y la cultura del hip-hop ha crecido y prosperado en los últimos cinco años. Su relación se ha cimentado en los intereses que ambas comparten en cuanto a privacidad, protección y autopromoción. Se ha configurado gracias a la persistente obsesión del rap por llamar la atención y marcar tendencias, tanto es así que la criptomoneda ha ido discretamente situándose ella sola en el mundo de la música. En un ecosistema en el que el concepto de “nuevo dinero” ha sido muy celebrado, tal vez no sea para nada sorprendente ver que se afiance en el futuro el sistema bancario de la moneda.

La relación del rap con las criptomonedas comenzó en 2013, antes de que público se imaginara la moneda. A Snoop Dogg se le ocurrió utilizar bitcoin para su próximo álbum. Donald Glover, al hacer la promoción de Because the Internet, avalaba el bitcoin como la moneda del futuro: “El respaldo del oro me parece algo muy nostálgico y anticuado. El apoyo del bitcoin, que necesita tiempo para crear algo real y con la ecuación que tiene que hacer, me parece más real y para mí tiene más sentido”, mencionó a Time. El año siguiente teníamos la Coinye West, una altcoin diseñada debido a un sketch de “South Park” que ridiculizaba al rapero; a West le hizo menos gracia la alternativa del bitcoin que a los medios, naturalmente, y los demandó con éxito.

Mientras otros raperos hacían incursiones, Nas se centró en lanzar la criptomoneda. En SXSW en 2014, dirigió una mesa redonda en defensa de la moneda digital junto con Ben Horowitz, líder en inversión de capital de riesgo, cuya amistad con el rapero podría ser descrita como un bromance entre famosos. Gracias a Horowitz, Nas se ha implicado sobre todo con el bitcoin, ayudando a recaudar millones en fondos para BlockCypher, una startup que proporciona servicios a los desarrolladores de bitcoin. Nas fue más lejos: “El bitcoin se convertirá en una industria tan grande, o más, que Internet”.

En estos años desde la aparición del bitcoin, los raperos han apalancado su moneda personal en monedas reales. La marca de hip-hop más impaciente en ver su emblema en la moneda digital es Wu-Tang-Clan, que aparentemente saca su provecho del sketch de Wu Financial del “Chappelle’s Show”. Ghostface Killah creó una criptomoneda llamada CREAM (que lleva el nombre del tema de Wu-Tang), y a través de su firma Cream Capital, intenta recaudar fondos por valor de 30 millones de dólares y así acaparar el mercado mundial de las criptomonedas en 2020. En marzo, el legado de Ol’ Dirty Bastard anunció la “dirty coin” en honor al fallecido MC, que permite a sus fans acceder al catálogo ODB, a mercancía exclusiva y a otros temas. La mitad del encanto de estas criptomonedas del rap, de menos uso, son las verdaderas marcas de rap que sustentan.

El dinero en efectivo, en su forma más típica, es un importante símbolo del rap, pero el hip-hop está obsesionado con ser progresista y emprendedor. La criptomoneda habla de la obsesión del rap por futuras fortunas, ofreciendo una promesa a veces falsa de una distribución más justa de la riqueza no gobernada por Wall Street ni por las políticas nacionales, realmente democratizada vía online. A su vez, la comunidad de las criptomonedas ha acogido a los raperos: ¿Quién puede impulsar mejor la tecnología financiera que los ostentosos y desmesurados derrochadores?

Mientras muchos raperos utilizan las criptomonedas para diversificar sus carteras, algunos del mundo indie ven un potencial de cambio más allá de sus propias cuentas bancarias. Creen que las criptomonedas pueden afectar a la forma de remunerar a los artistas, e incluso a la forma en que las futuras generaciones utilicen el dinero. Raperos como Mims y Nate Kodi han defendido el uso de la híper-segura tecnología blockchain como medio para conseguir transparencia económica en los procesos de composición de canciones y en las disputas sobre los derechos de autor. Big Babay Gandhi, que empezó aceptando el bitcoin para su música en Badcamp en 2013, ve el rap como una vía de acceso a la criptomoneda para otras personas de color. “Si el rap se expone (las criptomonedas) a un sector de la población diferente, habrá personas que tengan la oportunidad de hacer dinero que antes no tenían”, comentó en KQED. Mientras tanto, el deslenguado apasionado de las criptomonedas, Nipsey Hussle, adquirió una participación en la propiedad de follow coin, que conecta a los inversores principiantes con los expertos en un intento de crear conocimientos financieros.

Para todo defensor idealista de las criptomonedas en el hip-hop hay al menos un rapero - probablemente alguien que podría ser descrito como “muy online” - que utiliza la idea del bitcoin como mero accesorio. En su primer mixtape, Amen, la antigua estrella de Vine, Rich Brian (fka Rich Chigga) presume de invertir en bitcoins. El rapero convertido en Youtuber, RiceGum, con su tema titulado “Bitcoin”, un insulto de Bhad Bhabie, utiliza como arma la influencia de la web, y el bitcoin es la moneda elegida. Se trata de raperos que se espera que valoren el dinero digital, pero empiezan a aparecer referencias también de raperos menos centrados en la web. Wale (en “Staying Power”), Open Mike Eagle (en “Phantoms” de Czarface & MF Doom) y Royce 5’9” (en “Era”, de PRhyme) han compuesto temas de rap hablando de las criptomonedas en los últimos meses, situando al rapero como un magnate idiosincrático de la criptomoneda cada vez que se menciona.

También está prosperando el subgénero crypto-rap, con sus versos “duros e inoportunos” que describen la financiación de las criptomonedas. El líder entre los raperos de este subgénero, en la mayoría de los casos blancos, es CoinDaddy, que dejó su profesión en el sector inmobiliario para rapear sobre el bitcoin, y Lil Windex, que publicó el himno extraoficial “Bitcoin Ca$H”. El texto subyacente de estos personajes es que las agendas de las criptomonedas y del rap encajan con naturalidad - una creencia de la que las empresas de altcoins están sacando tajada también. El blockchain y la moneda de intercambio SparkleCOIN han celebrado un exitoso lanzamiento con una fiesta en la que participaron Snoop Dogg, Bow Wow, Trinidad James y el padre de Drake, Dennis Graham. A cambio de un dj set y de encuentros privados con los VIP, Snoop dejó una donación de 1.500 SparkleCOINs (que tienen el valor actual de 55.000 dólares) destinada a su liga de fútbol para jóvenes.

Entre las empresas de criptomonedas ansiosas por aproximarse a los raperos y los raperos ansiosos por transformar la cultura con nuevas fórmulas, hay algunas estrellas que sin querer, terminan engatusando con malos productos. Lil Uzi Vert promociona algo llamado Drip Coin en Twitter, que parece ser realmente un servicio de minería en la nube sin contrastar. La Comisión de Bolsa y Valores advierte contra el seguimiento de famosos como DJ Khaled en negocios sospechosos de criptomonedas.

El DJ, aparentemente, cobraba por promocionar una sospechosa empresa de bitcoin en Miami llamada Centra, que fue demandada por inversores y hace poco acusada de fraude, un proceso del cual él formó parte. En el juego de nunca acabar de “quién es el mejor” que implica el rap, y en el panorama del hip-hop de post-Diddy que prioriza la captación de perspicacia empresarial, tiene sentido que los raperos usen un recurso provocativo para obtener ventaja con respecto a otros raperos - incluso aunque ellos no entiendan exactamente cómo funciona. La presión por estar en la vanguardia en todo es real. No importa a dónde vayan las criptomonedas, es probable que el rap esté muy cerca. Es una extraña pareja, pero restan importancia a sus incertidumbres, y los raperos nunca dejan de buscar la manera de hacer fortunas. No hay forma de saberlo, pero quizá haya un día en el que los imperios del rap se midan en criptomonedas - en bitcoin, en litecoin, en ethereum, o en la que venga después del blockchain. Al fin y al cabo, cuando 50 Cent dijo: hazte rico o muere en el intento, no especificó cómo.

Preparado por José Rodríguez

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