Los 3 pasos que debes seguir para convertirte en un buen comunicador.
¿Cómo puedes convertirte en un buen comunicador? Parece que últimamente hay más ruido que nunca - de las redes sociales, de los famosos, e incluso de los demás. Estamos abrumados por la información y carecemos de las habilidades necesarias para averiguar cuál es el mensaje subyacente. A veces hay tanto ruido que nos perdemos las cosas que verdaderamente son importantes. Hablamos entre nosotros sin escucharnos, sin reflexionar, sin comunicarnos.
Decidí convertirme en un mejor comunicador cuando una de mis amigas más cercanas estuvo a punto de suicidarse. Había señales por todas partes que pasé por alto, y cuando miré hacia atrás, no podía comprender cómo no las había visto. Nunca quise volver a ver a alguien pasar por esa experiencia.
Pensé que siempre estaría ahí. No escuché. No era capaz de comunicarme eficazmente con ella.
Así que tomé medidas.
Di un curso llamado Apoyo de Compañeros que me enseñó las habilidades que necesitaba para ser un mejor comunicador. La comunicación parece ser una de esas habilidades que todo el mundo sabe hacer, pero en realidad, casi nadie lo hace bien. Me ayuda en todo, desde mi trabajo diario hasta hacer amistades y mantenerme en contacto con mi familia.
Esto es lo que aprendí.
1. Escucha activamente a tus amigos
No absorbas pasivamente lo que la gente está diciendo. Si esas personas son importantes para ti, asegúrate de involucrarte tanto con lo que dicen como con lo que realmente desean transmitir.
La escucha activa se basa en tres fundamentos básicos:
Absorbe sin interrumpir. Esto significa que no los interrumpas cuando hablan, sino que te comprometas mentalmente con lo que dicen sin interrumpir. Una pausa en su conversación no es una invitación para que hables.
Reflexiona. No aproveches su historia como un trampolín para lanzar la tuya: estás aquí para escuchar. Di cosas como, "Suena como si estuvieras diciendo X", no "Eso me recuerda a una vez que hice X". Estás aquí por ellos, no por ti.
Aclara sin juzgar. Haz preguntas abiertas, en lugar de preguntas con respuestas incorporadas. Por ejemplo, pregunta: "¿Cómo te hizo sentir eso?" en lugar de: "¿Te hizo sentir mal?" Esto da una conversación sin juicios.
2. Para apoyar a los demás, primero tienes que apoyarte a ti mismo
Sabes que cuando estás volando en un avión con niños, si se da una emergencia, primero tienes que ponerte tu propia máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás, ¿no?
Eso parece cruel, pero es lógico. Si el niño se desmaya por falta de oxígeno, podrás asegurar rápidamente su mascarilla. Pero si te desmayas porque primero se la has puesto a él, podrá respirar pero no podrá ayudarte.
Lo mismo sucede con los límites. Para encontrarte en disposición de poder apoyar a otros, primero debes ser capaz de poder ayudarte a ti mismo. Eso puede tomar cualquier forma.
Por ejemplo, cuando mi amiga intentó suicidarse, me quedé en su apartamento todo el tiempo. Estaba convencido de que me necesitaba allí, y eso era lo mejor que podía hacer para ayudar. Estaba disponible las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y siempre tenía el teléfono cerca por si llamaba.
Esto dio lugar a que me encontrara cansada, confundida y en mi límite absoluto. Cuando intentó hablar conmigo, no fui capaz de escucharla porque me encontraba muy mal.
No estás siendo un mal amigo cuando dices que estás disponible solo a ciertas horas, o al no dejarlo todo cuando alguien te llama. No estás siendo un mal amigo si estableces claramente los límites para cuando estarás disponible para ayudar.
Para ayudar a los demás, asegúrate de que puedes hacerlo. Si crees que el problema va más allá de tu capacidad, sugiere a tu amigo que busque ayuda profesional. Una buena comunicación consiste en saber lo que está a tu alcance y lo que no.
3. Ser asertivo es más efectivo que ser pasivo-agresivo
Esto es lo que saqué de esta lección: la gente mezquina es pasivamente agresiva. Los que resuelven problemas son asertivos.
Esta es una situación de la vida real: Horneé una barra de pan y la dejé en el mostrador de mi apartamento compartido. Cuando regresé después de una tarde fuera, vi que mi compañera de cuarto había dejado que sus invitados se lo comieran todo.
Me avergüenza decir que me enfrenté a esto de forma pasiva-agresiva. Le dije: "Vaya, supongo que no necesitaba el pan entero... Hubiera estado bien comérmelo yo, pero no pasa nada".
¿Qué ha pasado aquí? Mi amiga no tuvo la oportunidad de explicarse. No nos escuchamos los unos a los otros; no es más que ruido entre nosotros.
La mejor forma, y la más asertiva, en la que debería haber tratado esta situación habría sido diciendo algo del tipo: "Cuando vi que dejabas que tus invitados se comieran mi pan, sentí que te habías aprovechado de mí. He estado un rato preparándolo y estaba deseando compartirlo con vosotros. Estoy encantado de compartir - la próxima vez, ¿podrías asegurarte de preguntarme?
Conclusión: Fui muy mezquino y no resolvió absolutamente nada. Mi amiga sintió que había reaccionado exageradamente, me sentí como una víctima total, y volvió a suceder.
Los ingredientes para solucionar los problemas de forma asertiva son:
Expresa tus sentimientos acerca de un evento específico. No digas: "Siempre haces X". Esta especificidad ayuda a comunicar una causa y efecto directo de sus acciones.
Explica tus sentimientos. Intenta dar una razón de por qué te sientes de esa forma para ayudar a los demás a entenderte.
Ofrece una solución para la próxima vez. Probablemente volverá a ocurrir, sea lo que sea. Pon las bases para resolver esto, a largo plazo.
Si esta no es la primera vez, pon una recompensa/consecuencia. En mi ejemplo, podría ser: "Si me avisas con tiempo, puedo hornear más/recoger más en la tienda. Pero si sigue ocurriendo, no quiero compartir mi pan contigo".
Seré sincero contigo: la comunicación no es fácil. Las habilidades fundamentales que constituyen la comunicación requieren una práctica constante, como cualquier otra habilidad, para mantenerse en forma. A veces soy débil y me permito caer en la mezquindad en vez de en la asertividad.
Sin embargo, estas habilidades son vitales para la comunicación. La verdadera comunicación es la base para tener relaciones felices y saludables con las personas que te rodean. Realmente creo que debería enseñarse a todo el mundo. Facilita la construcción de relaciones, ya sean profesionales, románticas o platónicas.
La comunicación es una forma de arte, aplicada correctamente, y creo que está languideciendo. Sin embargo, es fácil empezar a ser un mejor comunicador. Escucha activamente, fija límites donde sea necesario y da un paso adelante para ser firme.