Aunque creas que los días en los que ser popular era realmente importante, como en el instituto, han acabado, la dura y fría realidad es que el hecho de que le caigas bien o mal a tus jefes puede es determinante en tu éxito laboral. Tal y como explica Carlota Zimmerman, coach profesional de Nueva York, la simpatía ejerce un importante impacto sobre tu vida.
"Desde ir de compras hasta salir con alguien, ya sea para conseguir la casa de tus sueños o un préstamo, para que te den un asiento mejor en un avión o para que te atiendan más rápidamente en urgencias, las personas agradables tienden a contar con ventaja", dice ella. "Quieres gustarle a tu jefe, ya que es él quien decide a quién se le brindan oportunidades para tener éxito en su carrera laboral. Deseas caerle bien a tu jefe para que este te elija a ti cuando tenga que ir a una importante conferencia en otro país".
Para asegurarte de caerle bien a tu superior, evita estos errores que pueden hacer que tu jefe desee no haberte contratado.
1. Le das demasiado trabajo a tu jefe
A no ser que seas tu propio jefe, una de tus tareas es facilitarle la vida a tu jefe. Y aunque hacer preguntas forma parte del aprendizaje y del avance de tu carrera, cuanto más tiempo tenga que pasar tu jefe guiándote, más frustrado se sentirá contigo.
"Tu jefe tiene mucho que hacer, y no tiene tiempo para cuidarte constantemente. La microgestión no es divertida para nadie, y aunque la mayoría de los empleados aseguran que no les gusta ser microgestionados, si das mucho trabajo, tu jefe probablemente se vea en la necesidad de aplicar este método", explica la coach profesional Colene Elridge.
En vez de estar constantemente pidiendo aprobación, los empleados inteligentes se las arreglan o acuden a su jefe con una escueta descripción del problema y las posibles soluciones. Si te resulta difícil resistir la tentación de llamar a tu jefe varias veces al día, Elridge sugiere que busques un coach o un mentor fuera de tu oficina para aumentar tu confianza.
"Desarrolla las habilidades que necesitas para hacer tu trabajo con mayor eficiencia. Luego búscate un mentor que pueda guiarte a través de tu carrera. Los mentores son excelentes para ayudarte a crecer y desarrollarte", dice Elridge.
2. Finges y no generas resultados
¡Felicidades! Has conseguido un ascenso impresionante o te han asignado un importante proyecto.
Sin embargo, ahora te encuentras bajo una gran presión: cometer errores después de conseguir un ascenso puede hacer que tu jefe se arrepienta de su decisión. Aunque fingir hasta que seas capaz de desenvolverte con soltura puede funcionar en algunas situaciones, si lo único que haces es decir que sí sin realmente comprender tus responsabilidades, es posible que acabes con un gran problema.
"Existe una gran cantidad de empresas con empleados que no saben hacer su trabajo. Es decir, hacen de todo menos generar resultados. Algunos culpan directamente a su empresa por no involucrar adecuadamente a sus empleados. Cuando tomas la decisión de no hacer tu trabajo, haces que tu jefe tenga que trabajar más duro, y esa es una razón bastante buena para que no le gustes. Te han contratado para hacer un trabajo. Independientemente del trabajo que se trate, hay unos resultados que debes alcanzar, y cuando nos produce esos resultados, hay un problema", dice Elridge.
Mucha gente se queda estancada en un nivel profesional medio porque nunca aprende a dejar de mandar a la gente y a empezar a dirigirla.
¿Cómo puedes empezar a crecer como profesional, de una manera significativa e impactante? Elridge dice que es una pendiente resbaladiza que podría requerir un examen de conciencia para averiguar por qué estás trabajando en el lugar donde trabajas y qué es lo que podría estar impidiéndote estar menos que motivado.
"Si no te gusta tu trabajo, cambia de puesto. Si estás sufriendo una pequeña depresión, contrólate y establece una fecha límite. El impulso cambia las cosas. Cuando uno se ve a sí mismo completando un proyecto o una tarea, adquiere más ímpetu para hacer un mejor trabajo", añade.
3. No eres sincero con las cosas que no funcionan
No importa si se trata del trabajo de tus sueños o si simplemente es un trabajo inicial para dar el salto a la empresa para la que realmente deseas trabajar, siempre acabarás encontrándote con problemas. Aunque, en última instancia, es responsabilidad de tu jefe abordar los flujos de trabajo, equipos o programas que simplemente no funcionan, también es parte de tu función identificar los problemas de comunicación o las dificultades que estés teniendo. ¿Por qué? Cuando algo sale mal, la productividad es la primera afectada.
"Cualquier buen lugar de trabajo sabe cómo gestionar los conflictos. Un lugar de trabajo sin habilidades de resolución de conflictos es una receta para el caos. No es poco común que la gente carezca de habilidades para resolver conflictos. La evasión no es una táctica. El conflicto ocurrirá, y aunque puede ser incómodo, no siempre es malo. Si eres el tipo de persona que evita los conflictos, supongo que no le caerás bien a tu jefe", dice Elridge.
Aquí es donde vital que pienses de forma creativa y averigües qué es lo que está provocando el problema y qué posibles soluciones puedes proponerle a ti jefe. Habla con tu jefe cuando tengas una solución - no solo una queja - y deja que sea él quien coja las riendas a partir de ese momento.
4. No le impresionas
Por norma general, las personas menos favoritas del jefe son las que no contribuyen más de lo necesario. O piden más responsabilidad, pero cuando se les pide que lleven un proyecto hasta el final, ponen excusas para no completarlo.
Si no te estás apropiando de tu propia carrera, ¿por qué esperas que tu jefe te guíe?
Lo peor de todo es que si tu jefe ha dejado de acudir a ti porque sabe que no puede contar contigo, no cabe duda de que no vas a crecer en la empresa.
"Los días tienen un número limitado de horas, y si tu jefe está discutiendo contigo porque no has logrado completar una tarea a tiempo, entonces tienes problemas. Deseas que tu jefe te identifique como alguien que resuelve problemas, con quien puede contar, no como alguien que hace su vida más difícil".
5. Haces que todo gire en torno a ti
Los jefes tienen que supervisar a sus equipos, y el típico empleado que siempre está intentando acaparar la atención es una distracción para la empresa. Llevar las discusiones del equipo al terreno personal, dominar la planificación y negarse a ver el panorama general del progreso del equipo en lugar del tuyo propio son manifestaciones de esta actitud.
Aunque este tipo de comportamiento puede hacerte sentir como un ejecutivo poderoso al principio, no sirve de nada para construir una relación con tus compañeros de trabajo, o lo que es más importante, con tu jefe.
Esto también se aplica a nivel personal: cuando otras personas están hablando, escucha. Puede que no te interese escucharles hablar sobre sus viajes, pero debes hacerlo para mostrarles respeto e interés.
Ten en cuenta lo siguiente: las personas con las que trabajas tienen que pasar un mínimo de ocho horas al día contigo. ¿No preferirían a alguien con quien sea agradable pasar ese tiempo?
"La gente desea trabajar con gente que les gusta, no solo con gente competente. Haz un esfuerzo para desarrollar una buena relación de trabajo con tu jefe. Esto no significa necesariamente que siempre tengáis que salir a almorzar juntos. Pero sí significa que hay que intentar crear un espíritu de camaradería entre vosotros", añade Zimmerman.
6. Te niegas a hacer tareas simples
¿Hacer fotocopias? ¿Crear una hoja de cálculo? ¿Enviar notas después de la reunión de planificación del presupuesto? Bajo ninguna circunstancia debes decirle que no a tu jefe cuando este te encomiende una tarea sencilla.
Puede que estas tareas no te parezcan importantes, pero tu papel es ayudar a tus superiores a cumplir con los plazos y objetivos, por lo que vale la pena tu esfuerzo. Si no lo haces, o lo haces con desgana, no solo estarás quedando mal, sino que también estarás dificultando el trabajo de tus jefes.