6 señales de que estás intimidando a tus compañeros de trabajo, y cómo evitarlo
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No tiene nada de malo ponerte manos a la obra y seguir tus objetivos con toda convicción. Sin embargo, existe una delgada línea entre hacer eso e intimidar a todas las personas que hay a tu alrededor.

Esto último es algo que deseas evitar a toda costa, ya que puede ejercer una influencia negativa en tu capacidad para liderar. Estas son algunas señales que indican que estás intimidando a la gente que tienes a tu alrededor y cómo evitarlo.

1. La gente no suele mirarte a los ojos

Cuando alguien es capaz de mirarte a los ojos, esto significa que está dispuesto a quitarse la coraza que le protege y aún así sentirse seguro. También demuestra que están interesados en ti. Sin embargo, cuando intimidas a los demás, suelen evitar el contacto visual contigo en un intento por protegerse contra tu intensidad, que les hace sentirse amenazados. Este sutil gesto es su forma de expresar que quieren terminar con la conversación.

2. La gente con la que hablas tiene un lenguaje corporal protector

Cualquier lenguaje corporal conservador, como girarse ligeramente o cruzar los brazos, es una postura defensiva que, al igual que la falta de contacto visual, indica que la otra persona se siente amenazada. Por el contrario, la gente toma posturas abiertas y relajadas o se inclina hacia ti cuando les haces sentir cómodos e iguales a ti.

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3. Nadie se pone en contacto contigo aunque pides a la gente que lo haga

Si dices a la gente que son libres de ponerse en contacto contigo y aún así nadie lo hace, esto es una clara señal de que no se sienten cómodos al acercarse a ti con problemas o preguntas. Es posible que estén buscando otras formas de solucionar sus problemas, como consultar con otros miembros del equipo o con sus mentores en lugar de acudir a ti. En el peor de los casos, puede haber ocasiones en las que lleguen a evitar asistir a reuniones a las que tú vayas por el mero hecho de que tu presencia les intimida.

4. La gente a tu alrededor está constantemente disculpándose

Aunque una disculpa puede ser una señal sincera de remordimiento, también puede ser una forma subconsciente y automática de transmitir sumisión. En esta situación, las personas te ven como el que establece las reglas y piden perdón cuando perciben que han hecho algo para violar tus normas.

5. Todas tus ideas son aceptadas

Incluso cuando tienes una idea increíble, el resto de miembros de tu equipo deberían ponerla en tela de juicio, preguntando sobre alternativas, logística, costos y tiempo. Sin embargo, si eres una persona intimidante, los demás no tienen la suficiente confianza como para cuestionarte. Esto puede hacer que las etapas iniciales de los proyectos parezcan muy tranquilas, pero acabarás sufriendo las consecuencias más tarde, cuando las cosas que deberían haberte planteado al principio empiecen a costarte tiempo, dinero y otros recursos.

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6. No eres elegido para oportunidades para las que cumples con todos los requisitos

Cuando dos personas altamente cualificadas están compitiendo por un proyecto, un ascenso u otro tipo de recompensa, la decisión suele depender más bien en las habilidades blandas que en el conocimiento técnico en sí. Es decir, el factor determinante en este tipo de situaciones es cómo vas a interactuar con el grupo y si puedes sacar lo mejor de cada persona con la que trabajas. Si no eres capaz de interactuar bien e intimidas a los demás porque te tienen miedo, lo más probable es que acaben dándole el proyecto a otra persona.

Cómo evitar intimidar a los demás

Si no quieres parecer una persona intimidante, son muchas las cosas que puedes hacer:

  • Busca lo que otros hacen bien y felicítalos por sus logros; sé sincero pero humilde acerca de los tuyos.
  • Pregunta a otros cómo puedes ayudar y apoyar sus intereses.
  • Deséale suerte a los demás.
  • Expresa gratitud.
  • Usa un lenguaje corporal abierto y mantén un buen contacto visual - ¡una sonrisa siempre marca la diferencia!
  • Admite tus errores para que los demás vean que eres humano.
  • Sé un oyente activo; da a los demás la misma oportunidad para hablar.
  • Mantén un aspecto más relajado, por ejemplo, no lleves la ropa perfectamente planchada.
  • Completa pequeños actos de servicio o bondad a lo largo del día.
  • Sé un aprendiz continuo, de por vida, lo que demuestra que no crees que lo sabes todo.
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