10 hábitos y cualidades de las personas auténticas

La actual sociedad plagada de joyas, dinero, ego y estatus ha provocado que perdamos nuestra autenticidad.

¿Qué significa "ser nosotros mismos"? Muchos están atrapados en seguir a la multitud y se han perdido en ella. ¿Cómo puede cualquier tipo de verdadero éxito provenir de ser un seguidor?

Los seguidores están perdidos en su autenticidad y son perseguidores del "estatus" y la "riqueza". Los seguidores son competitivos e inseguros. Sin embargo, las personas de éxito a las que todo el mundo admira no forman parte de la multitud, no persiguen el dinero.

Esto no significa que no les gusten las cosas bonitas o que no se den el gusto de hacerlas: Significa que intentan alcanzar el éxito con una mentalidad diferente. Te contamos cómo.

La autenticidad no es algo que puedas alcanzar si únicamente miras fuera de ti mismo y te obsesionas con las formas de vivir de otras personas, cayendo así en una gran cantidad de trampas narcisistas.

Para ser auténtico, único e individual, tienes que saber quién y qué eres, algo que tan solo se consigue través de la autorreflexión. ¿Cómo puedes averiguar quién eres si estás siguiendo a todos los demás?

La autorreflexión te pone en un estado de armonía personal, dando lugar a que experimentes menos ansiedad. No te preocupa la posición de otra persona porque tienes la suficiente confianza como para concentrarte en la tuya. No tienes nada que ocultar, lo que te permite una libertad de ser tú mismo que los seguidores no experimentan.

La autenticidad proviene de tu corazón. No hay nada profundo en ser superficialmente mejor que los demás o en tener más éxito o dinero debido a que todo ese "estatus" es temporal y subjetivo.

Cuando eres auténtico tienes un ego saludable fundamental que te permite ser un gran líder, en lugar del ego de un competidor inseguro. Para ser el gran líder de cualquier persona o cosa, tienes que cavar hondo, liderar con valentía y practicar la empatía.

Tienes que estar lo suficientemente seguro de ti mismo como para ser capaz de liderar mientras tienes en cuenta las ideas y sentimientos de los demás.

Cuando te dejas guiar por el ego o eres deshonesto, siempre te centras en ti mismo, a corto plazo, en lo que quieres y en cómo puedes manipular a los demás para conseguir lo que deseas en ese momento. Este tipo de personas suelen ser reactivas. Quieren las cosas en este preciso instante para así conseguirlas antes que los demás. Todo gira en torno a ellos.

Cuando vives de forma auténtica, no tienes tiempo para perder tu emoción en reveses temporales y a veces necesarios. Te centras en ti a largo plazo y en las posibilidades que la paciencia y el trabajo duro te brindarán cuando sigas avanzando.

El auténtico líder es consciente de que es necesario perder algunas batallas para así poder ganar la guerra.

No se puede ser auténtico sin poseer un fuerte sentido del carácter. Esto significa que no dices cosas que no quieres decir, que no haces promesas que no puedes cumplir, y que te mantienes fiel a tus valores en todos tus tratos, dentro y fuera del trabajo.

La razón por la que la gente confía en ti es porque mantienes tu palabra y la gente siente que puede confiar en ti. Cuando eres auténtico, no te tomas demasiado en serio y eres capaz de reírte de ti mismo.

La ligereza es indicativa de tu estado de plenitud interior. Los que siguen a la manada están siempre ansiosos porque en cualquier momento alguien podría robarles su gloria temporal, haciendo que sacrifiquen su integridad para "ganar".

Saber quién y qué eres te convierte en un visionario. Debido a que estás profundamente conectado a ti mismo, eres abierto y más innovador. Has sido visionario en la creación de ti mismo y esto te permite llevar esa habilidad a todos los aspectos de tu vida, especialmente a los negocios.

Piensas con visión, lo que siempre añade valor a las personas con las que interactúas. Eres capaz de ayudar a otras personas a alcanzar sus metas profesionales. El autodesarrollo es la cima de tu vida, e insistes en que los demás profundicen en sí mismos de la misma manera para destacar por encima de la manada.

Cuando eres auténtico, experimentas menos amenazas emocionales para tu ego, lo que te convierte en un buen oyente, incluso cuando alguien contradice tus puntos de vista. Estás más que dispuesto a considerar ideas contradictorias con una mente abierta y a cambiar de opinión si el argumento de la otra persona tiene sentido.

Cuando eres un oyente, eres un aprendiz. Como persona auténtica, tienes sed de verdad. Cuando te dedicas a toda la verdad en un momento dado, vives la vida en contacto con tus partes internas más profundas, permitiéndote ser la expresión plena de lo que eres. De esto se trata la autenticidad.

La comunicación abierta se basa en la autenticidad. Estás seguro de quién eres y combinas la honestidad con la empatía, lo que suele conducirte al éxito. Nunca dejas a nadie preguntándose qué estás pensando porque eres transparente. Eres capaz de apreciarte a ti mismo, con tus defectos y virtudes, lo que te convierte en una persona segura y confiada, no engreída.

Los seguidores siempre están a la defensiva. Son sensibles a las críticas, se sienten fácilmente amenazados y ofendidos, y están decididos a convencer a los demás de su punto de vista.

Cuando estás realmente seguro de ti mismo, reflejas un sentido de valor interior, seguridad y compostura. No te avergüenzas de tus errores y no escondes tus debilidades. Tienes el valor de ser quien realmente eres.

Cuando sabes quién eres, no mantienes una actitud crítica hacia los demás. Al evaluar los pensamientos y opiniones de los demás, incluso con los que no estás de acuerdo, los colocas bajo un paraguas de respeto. No vives esforzándote en pisotear a los demás.

Eres consistente con quien eres, y no sientes la necesidad de satisfacer los criterios de los demás para sentirte bien contigo mismo. Esta sólida base es lo que te hace consistente. No eres voluble. Sigues tus principios y no te dejas llevar fácilmente por las superficialidades.

Estar orientado al equipo te diferencia de los demás. Construyes equipos exitosos y das crédito donde corresponde, compartiendo tu éxito y tus logros con el resto del equipo. Posees una flexibilidad saludable. Amas a tu equipo porque sientes seguridad interior, y cualquier cambio que necesites hacer para el beneficio del equipo es algo que no hay que pensar.

Los seguidores son tan egoístas e inseguros que se ponen a la defensiva y se enfadan cuando se enfrentan a la necesidad de cambio; acabando así con la cohesión del equipo al destacar su incapacidad para colaborar. El éxito en la vida requiere una adaptación constante. Las personas que dominan esta habilidad siempre acaban alcanzando el éxito.

Cuando intentas ser auténtico, aumentas la probabilidad de poder vivir en el presente. Has aprendido a vivir de una forma más completa y reflexiva, creando así menos culpa porque tus responsabilidades son lo primero y el ocio lo segundo.

Puedes recurrir a la experiencia para trabajar sabiamente en cada nuevo desafío al que te enfrentes en tu camino hacia el éxito, haciéndote más seguro de que serás capaz de gestionar cualquier dificultad que te depare el futuro. No hay mejor maestro que la vida. Las habilidades de liderazgo que posees han evolucionado lentamente a partir de experiencias del mundo real e historias de vida.