5 hábitos de las personas poco productivas
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Hacer más en menos tiempo es posible si no te saboteas a ti mismo.

Los hábitos nos convierten en lo que somos: o nos ayudan a alcanzar nuestros objetivos a largo plazo o nos impiden hacer nuestro trabajo mejor.

Las personas altamente efectivas y eficientes tienen unos buenos hábitos productivos que les ayudan a hacer las cosas. Son proactivos en lo que respecta al uso del tiempo.

Para ser productivos en el sentido más significativo, necesitamos ser capaces de dar un paso atrás y reconsiderar nuestros hábitos, es necesario averiguar lo que nos ayuda y lo que obstaculiza nuestro progreso. Existen una gran cantidad de hábitos que pueden afectar a tu productividad de forma negativa. Estas son algunas de las cosas que pueden estar obstaculizando tu eficiencia personal.

1. Empezar el día sin una rutina fiable

Una rutina matutina te permite concentrarte en hacer las cosas en vez de en tomar decisiones.

Una rutina matutina asegura que actúas a primera hora de la mañana. Es de vital importancia para poner tu mente en marcha de forma productiva a diario. Sin ninguna estructura, tu productividad puede verse resentida.

Cuando empiezas el día sin una rutina, es bastante posible que desperdicies una gran cantidad de energía por la mañana intentando decidir qué vale la pena hacer el resto del día.

No desperdicies toda esa claridad mental y energía que tienes por la mañana planeando qué hacer durante las próximas ocho horas cuando puedes hacer toda tu planificación la noche anterior.

2. Priorizar el trabajo superficial sobre el trabajo profundo

Si deseas hacer más cosas en un día, es necesario poder distinguir claramente entre el trabajo superficial o de bajo valor y el trabajo profundo o de alto valor. Cuando hayas identificado la diferencia, dedica los momentos en los que eres más productivo a tus tareas más importantes.

Resulta fácil entusiasmarse con el trabajo de bajo valor: las tareas superficiales y fáciles que nos mantienen ocupados sin necesidad de avanzar realmente: el correo electrónico, la organización de archivos, la devolución de llamadas telefónicas, las reuniones, el papeleo, etc.

Muchas personas empiezan el día con largas reuniones, demasiadas llamadas y pasan mucho tiempo respondiendo a sus correos electrónicos antes de dedicarle tiempo a las acciones que realmente contribuyen a un verdadero progreso.

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Para concentrarte en tu trabajo más importante, reserva menos tiempo para tareas de bajo valor.

Las tareas de alto valor contribuyen a tus objetivos a largo plazo. Actividades como escribir, diseñar, codificar y editar videos o fotos te ayudan a avanzar. Producen tus resultados más importantes.

Cuando retrasas las tareas difíciles para hacer únicamente un trabajo cómodo, es bastante posible que te quedes sin tiempo suficiente para hacer trabajo de valor. Este es un círculo vicioso que puede desencadenar en una baja productividad. Invierte tus horas más productivas en tus prioridades más altas. El trabajo profundo siempre debe tener prioridad sobre el trabajo superficial. No confundas la actividad con el trabajo real.

3. Empezar el día sin una lista de prioridades

¿Es todo realmente importante?

Resulta fácil sentirse abrumado cuando tienes la sensación de que todo debe ser hecho ahora mismo. Aprender a organizar tus prioridades puede marcar la diferencia en cómo trabajas y haces las cosas. Cuando tienes dos cosas importantes que necesitan tu atención, existe la posibilidad de que no acabes haciendo ninguna de ellas.

Con el fin de priorizar de manera efectiva necesitas ser capaz de reconocer lo que es importante y lo que es urgente. El trabajo real consiste en invertir tu tiempo y energía donde más se necesitan cuando más se necesitan.

Para tomar el control de tus prioridades, empieza a trabajar con el fin en mente. Pregúntate: "¿Qué tengo que hacer hoy para acercarme a mi objetivo final?".

4. Trabajar sin el sistema adecuado

¿Qué es lo primero que haces por las mañanas? ¿Cuál es el factor desencadenante de tu productividad? Una vida sin un sistema es mucho más agotadora mental, física y emocionalmente de lo que te puedas imaginar.

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Un sistema de productividad te proporciona la capacidad de gestionar y ejecutar tus compromisos y tareas en momentos específicos.

Básicamente consiste en una colección de comportamientos, repetidos constantemente y en un orden particular, más las herramientas que los soportan. Te hace eficiente.

Todos los sistemas disponibles han sido diseñados para una cosa: hacer cosas. Son sistemas individuales, pero puedes combinar lo que funciona para ti con otras herramientas y aplicaciones para así obtener los resultados que deseas. Recuerda que no existe un sistema perfecto.

5. Nunca desconectan por completo

Trabajar sin descansos puede aumentar la fatiga y los niveles de estrés, lo que dificulta hacer un trabajo de más alto nivel.

Cuando encuentras tiempo para relajarte, estás permitiendo que el cerebro y el cuerpo se recuperen, se recarguen y se preparen para hacer lo que mejor saben hacer. Para alcanzar un rendimiento máximo consistente, reserva tiempo suficiente en tu calendario para desconectar del trabajo.

El descanso de calidad del trabajo no tiene que ser demasiado para marcar la diferencia - 5 o 15 minutos entre un trabajo profundo pueden ser suficientes. Sin embargo, el descanso en sí mismo debe estar libre de distracciones o desviaciones, no lleno de interacción digital pasiva.

Si deseas mantener tu productividad al máximo nivel posible, prioriza un sueño de calidad. La falta de sueño no solo provoca una reducción de la productividad, sino que también puede dar lugar a problemas de salud. No antepongas la máxima productividad al sueño.

Programar el tiempo de inactividad crea el equilibrio que tu cerebro necesita para seguir dando los resultados que esperas de él.

Los estudios han demostrado que el descanso de calidad aumenta nuestro bienestar. Pasamos gran parte de nuestro tiempo inmersos en un ajetreo continuo. No tenemos tiempo para desconectar y cuidarnos. Tomar un descanso completo, aunque sea rápido, puede ayudarte a recargar el cerebro, a deshacerte del desorden mental y a prepararte para la próxima tarea.

En resumen, cuanto antes identifiques los hábitos que se interponen en tu camino hacia la productividad, antes podrás recuperar el control para hacer un trabajo mejor y convertirte en un profesional de alto rendimiento.

Recuerda: tu vida está determinada por tus hábitos - si no estás progresando realmente en tu vida o en tu carrera, el primer lugar en el que debes buscar son tus hábitos.

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