Debido a las consecuencias económicas que está teniendo el confinamiento asociado al coronavirus, millones de personas se están enfrentando a la ansiedad, la tristeza y el shock de perder el trabajo.
Estos sentimientos pueden ser considerados como una respuesta situacional o depresión situacional. Una gran cantidad de personas muestran síntomas de depresión por desempleo, incluso después de decidir dejar sus trabajos de manera voluntaria.
Si la pandemia del coronavirus te ha hecho perder el trabajo, debes saber que no eres el único que está sintiendo esa mezcla de emociones tan difíciles. A continuación te presentamos una breve explicación de lo que muchos llaman la "depresión de desempleo", así como los pasos para hacerle frente.
Somos independientes, pero también estamos solos. Y el desempleo lo pone de manifiesto
A día de hoy, no tenemos que socializar con otras personas para satisfacer nuestras necesidades.
Piensa: pedir comida para que te la lleven a casa, comprar ropa por Internet, trabajar a distancia, ir al supermercado tú solo. Los ingresos de uno, no la comunidad, es el hilo que conecta todas estas actividades. Si tiras del hilo (perdiendo tu trabajo, o decidiendo dejar tu trabajo sin tener otro en la recámara), se deshace todo el tapiz de tu vida.
Si no tienes un trabajo o una comunidad que sepas que puede ayudarte a recuperarte, tu mente entra en modo de supervivencia.
Nuestros sistemas neurofisiológicos van a empezar a activarse. Desde el punto de vista de la bio-supervivencia, todo se reduce a: "Bien, ¿puedo sobrevivir? ¿Voy a ser capaz de comer? ¿Voy a tener un refugio?".
Muchas personas, especialmente las que están solteras o viven solas, no tienen mucho contacto con otras personas fuera del trabajo. Así que cuando una persona relativamente aislada pierde a sus amigos del trabajo, está perdiendo una gran parte de su red social.
Las personas sin trabajo son más propensas a sufrir depresión, y los síntomas son peores para los que llevan seis meses o más sin trabajo. Un estudio realizado en 2017 por la Universidad de Leipzig, Alemania, llegó a una conclusión parecida: Los trabajadores mayores y desempleados de larga duración son más propensos a sufrir depresión que el resto de la población. Además, un estudio llevado a cabo en 2015 descubrió que las probabilidades de caer en una depresión son aproximadamente tres veces más altas para los adultos jóvenes desempleados (de 18 a 25 años) que para sus contrapartes con trabajo.
Tu trabajo te define
Existe la creencia general de que lo que haces por el trabajo define quién eres.
Piensa en cómo fluyen las conversaciones entre extraños. "¿A qué te dedicas?". Normalmente es una de las primeras preguntas que la gente suele hacer.
Sin embargo, en muchas culturas este tipo de preguntas son consideradas groseras, ya que tu trabajo es lo que haces, no lo que eres. ¿No es cierto? Hay muchas más cosas interesantes sobre ti.
Así es cómo puedes hacerle frente a la "depresión del desempleo".
1. Consigue ayuda profesional
La "depresión por desempleo" es similar a una depresión real, y también puede desencadenar un episodio depresivo en las personas propensas a la depresión clínica. Los síntomas de la depresión clínica incluyen insomnio, trastornos del apetito, dificultad para experimentar placer, falta de energía y pensamientos suicidas. Si tienes dificultades, es importante que busques la ayuda de un terapeuta o profesional de la salud mental de forma inmediata.
Encontrar un terapeuta asequible puede ser difícil, pero hay opciones. Busca clínicas locales, centros financiados o universidades que ofrezcan servicios gratuitos a cargo de estudiantes de postgrado supervisados por profesores licenciados.
2. No tengas miedo de ponerte en contacto con tus amigos y de apoyarte en tus redes sociales
Aunque tengas la tentación de aislarte, especialmente por la vergüenza de no tener trabajo, es importante conectarte con otras personas.
Somos seres sociales, necesitamos la conexión para prosperar y sobrevivir.
Encuentra un grupo de encuentro, haz una actividad que no esté relacionada con el trabajo, apúntate a una clase, o incluso llama a un viejo amigo.
3. Cambia tu narrativa
Identificarte por lo que haces en el trabajo no es necesariamente algo malo. Sin embargo, identificarte únicamente por el trabajo sí lo es. Recuerda quién eres fuera de tu trabajo, y sé consciente de la narrativa que te dices a ti mismo.
En vez de pensar que eres "un fracasado y que nadie quiere contratarte", contrarresta eso con otro tipo de pensamientos como "tengo mucha experiencia así como habilidades que ofrecer".
4. Divide el día en tareas pequeñas
Todas las grandes tareas de la vida, como encontrar un nuevo trabajo, pueden dividirse en pequeños pasos.
Haz una lista con un par de cosas que hacer cada día. Por ejemplo, actualizar tu página de LinkedIn o tu currículum o dar un paseo.
Divide las cosas en pedazos más manejables e intenta encontrar otros momentos aquí y allá para relajarte, conectar de nuevo con tu sentido del yo, y conectar con otras personas.