Abandona estos malos hábitos para tener una vida más feliz y tranquila.
La gente cree que algunas personas son "altamente emocionales" debido a su naturaleza mientras que otras tienen un temperamento más equilibrado. Y si bien es cierto que la genética influye en cómo de emocionales somos, hay otra cosa que ejerce una influencia mucho mayor: Son tus hábitos los que realmente determinan lo emocional que te sientes, especialmente tus hábitos mentales.
Por suerte, cualquiera puede aprender a ser más estable emocionalmente. La clave está en identificar y eliminar estos hábitos mentales inútiles que causan tanto sufrimiento emocional.
Abandona estos 5 hábitos y descubrirás que eres una persona mucho más estable emocionalmente de lo que pensabas, capaz de experimentar todas tus emociones sin sentirte abrumado por estas.
1. Creer todo lo que piensas
El mero hecho de que tengas un pensamiento no significa que este sea cierto.
Como seres humanos, nuestra capacidad de pensar de forma racional y creativa es una de nuestras mayores fortalezas. Sin ella, no tendríamos la hermosa música de Beethoven, las formas democráticas de gobierno, las novelas de Charles Dickens, o una cura para la polio.
Sin embargo, por cada idea interesante, creativa o incluso genial que nuestra mente produce, esta también genera cientos, si no miles, de pensamientos estúpidos, irracionales o simplemente extraños que carecen de significado alguno.
Este es un buen ejemplo: 2 + 2 = 5.
Si lees eso, entonces el pensamiento "2 + 2 = 5" estaba en tu cabeza. Sin embargo, el simple hecho de que lo pensaras no lo hace cierto.
Por supuesto, nuestra mente no solo produce pensamientos irracionales: la mente también es capaz de generar pensamientos realmente inútiles o incluso manifiestamente malvados. Los pensamientos pueden llevar tanto a campos de concentración como a una guerra química.
La cuestión es esta. Tus pensamientos no son inherentemente verdaderos o útiles. Y asumir que lo son es la receta perfecta para el sufrimiento emocional.
Cuando asumes que todos los pensamientos de tu mente son verdaderos, terminas pensando más en eso. Si no puedes dejar de pensar, por ejemplo, que tu pareja va a tener un accidente de coche mientras vuelve del trabajo, esto va a dar lugar a que sufras una gran ansiedad.
Si un juicio irracional de un compañero de trabajo aparece en tu mente, tu hábito de creer todos tus pensamientos acabará dando lugar a un exceso de frustración y posiblemente a un comportamiento poco educado.
Si aparece en tu mente un pensamiento negativo sobre un error que has cometido hace poco, tu hábito de creer todos tus pensamientos te llevará a un exceso de culpa y vergüenza.
Pensar demasiado es la raíz de la mayoría de las formas de sufrimiento emocional. Deja de creer que todos tus pensamientos son verdaderos, y dejarás de pensar demasiado.
No creas todo lo que piensas. Los pensamientos son solo eso... pensamientos. - Allan Lokos
2. Juzgarte a ti mismo por cómo te sientes
No tiene sentido juzgarte a ti mismo por cosas que no puedes controlar, especialmente tus emociones.
Ningún sistema legal del mundo condenaría a alguien a prisión por estar enfadado. No importa cuán furiosa se sienta una persona, como sociedad, únicamente juzgamos a la gente por lo que hace, por su comportamiento.
Y la razón es muy sencilla: No tiene sentido juzgar a alguien por algo que no es capaz de controlar. Y no puedes controlar directamente cómo te sientes: ¡no puedes evitar ni tu tristeza ni tu felicidad!
Sin embargo, aunque sabemos que esto es cierto, lo ignoramos cuando se trata de nosotros mismos: Empatizamos con otras personas por sentirse ansiosos, pero nos decimos a nosotros mismos que somos débiles cuando empezamos a sentirnos nerviosos por algo.
Comprendemos a los amigos que se sienten deprimidos o afligidos, pero nos decimos a nosotros mismos "aguántate" y "deja de ser tan vago".
Es más que un poco irónico: Eres compasivo con tus amigos cuando se sienten mal, pero cuando empiezas a sufrir emocionalmente, te criticas por ello.
Uno de los problemas de juzgarte a ti mismo por cómo te sientes es que esto añade una segunda capa de emoción dolorosa sobre el dolor que ya sientes:
- Cuando te menosprecias por sentirte triste, ahora te sientes triste y avergonzado.
- Cuando te preocupas por sentirte enfadado, te sientes ansioso además de enfadado.
- Cuando te criticas por sentir miedo, ahora te sientes frustrado y asustado.
Sentirte mal ya es bastante difícil sin sentirte mal por sentirte mal.
Si quieres abandonar el hábito de criticarte por cómo te sientes, aprende a practicar un poco de autocompasión.
Sé curioso, no juicioso. - Walt Whitman
3. Necesitar encontrarle sentido a todo
Buscar el sentido de todo suele ser un mecanismo de defensa contra el miedo a la incertidumbre.
A los humanos no nos gusta la incertidumbre, esto es algo que forma parte de nuestra naturaleza. Desde qué color de zapatos comprarnos hasta decidir casarnos, casi siempre habrá cierta incertidumbre en nuestras decisiones, y junto con ella, cierta ansiedad.
Sin embargo, algunas personas - especialmente las que se han criado en ambientes caóticos o extremadamente impredecibles - han aprendido a ver la incertidumbre como peligrosa y a evitarla a toda costa. Y una forma común de evitar la ansiedad de la incertidumbre es leer el significado de todo.
Al decirnos a nosotros mismos que todo significa algo, nos estamos dando la ilusión de la certeza.
Sin embargo, si todo el tiempo dependes del significado como una muleta para aliviar la ansiedad de la incertidumbre, tu tolerancia a la incertidumbre se hace cada vez más débil.
Y en algún momento, la realidad acabará alcanzándote, exigiendo que te enfrentes a la incertidumbre fundamental de la vida:
- Tal vez un amigo cercano muera trágicamente demasiado joven "sin una razón aparente".
- Puede que te despidan del trabajo de tus sueños por "ninguna buena razón".
- Es posible que tu cónyuge te deje sin "una buena razón".
Inventar historias sobre cómo todo tiene un significado siempre acaba dejando de funcionar cuando la incertidumbre es lo suficientemente grande. Y si no has construido la fuerza emocional para tolerar la incertidumbre, tus estados de ánimo y emociones sufrirán seriamente. La depresión y la ansiedad severa suelen ser el resultado.
Las personas emocionalmente estables están dispuestas a mirar a un futuro incierto a la cara y a aceptarlo exactamente como es.
Practica la aceptación de la incertidumbre en pequeñas formas y serás capaz de gestionarla con confianza cuando llegue en grandes formas - como siempre suele suceder.
El arte de ser sabio es el arte de saber qué pasar por alto. - William James
4. Intentar controlarlo todo
Los problemas de control suelen ser un signo de inseguridad y de temor frente la impotencia.
Al igual que la necesidad de encontrar un significado en todas partes es una señal de que tienes miedo a la incertidumbre, la necesidad de controlarlo todo es una clara señal de que temes sentirte impotente.
El problema es que estás indefenso. Al menos en muchos aspectos. No poder controlar todo lo que deseamos forma parte de la naturaleza de la vida:
- No puedes controlar si tu mejor amigo deja de fumar tanta marihuana todos los días.
- No puedes controlar si tu jefe cree que eres inteligente.
- No puedes controlar si tu cónyuge está estresado al final del día.
- Tu poder e influencia en esta vida son limitados.
Puedes intentar influir en la gente como mejor te parezca, sin embargo, asumir la responsabilidad de los resultados es un error.
Cuando crees de forma inconsciente que debes ser capaz de controlar el resultado de todo, simplemente acabas con unas expectativas irreales sobre ti mismo. E inevitablemente, estas expectativas no se alcanzan, lo que provoca grandes cambios emocionales: Te encuentras a tu mejor amigo fumando marihuana después de haberte dicho que lo había dejado, lo que genera una oleada de frustración y decepción.
Tu jefe te hace un montón de comentarios negativos tras una presentación que pensabas que era realmente buena, lo que provoca vergüenza y duda.
Tu cónyuge llega a casa estresada a pesar de que la has llamado durante el almuerzo para comprobar cómo estaba, lo que da lugar a ira y resentimiento.
Recuérdate a ti mismo que no hay nada de malo en sentirte indefenso. A veces no hay nada que podamos hacer. Vivir negando esa realidad no va a ayudar a nadie a largo plazo, y mucho menos a ti mismo.
Rebajar tus expectativas a un nivel realista no significa que no te importe. Significa que estás siendo sincero contigo mismo.
Por último, ten la humildad de aceptar que no eres capaz de controlar tantas cosas como quisieras. Haz lo mejor que puedas, pero no finjas que eres Dios.
Una persona racional puede encontrar la paz cultivando la indiferencia ante las cosas que están fuera de su control. - Naval
5. Tomar decisiones basadas en emociones en vez de en valores
Las personas que huyen de los sentimientos dolorosos suelen quedarse sin energía para las cosas que realmente importan - sus aspiraciones.
Todos queremos sentirnos bien. Sin embargo, la decisión de sentirnos bien ahora a menudo tiene un alto coste en cómo nos sentimos después:
Pedirle a un amigo que te tranquilice cuando estás preocupado te hace sentir bien ahora. Sin embargo, a largo plazo, le estás enseñando a tu cerebro que no eres capaz de hacerle frente a tu propia ansiedad. Esto afecta de forma negativa a tu confianza y te hace más ansioso a largo plazo.
Ignorar un comentario sarcástico durante una discusión con tu pareja te hace sentir bien en ese momento. Pero a largo plazo estás destruyendo la confianza en tu relación.
Quedarte en la cama porque no estás motivado parece una solución ahora. Sin embargo, a largo plazo, estás acabando con tu autoestima debido a que estás entrenando a tu mente a no creer que cumples los compromisos que tienes contigo mismo.
Por supuesto, las emociones y los sentimientos no son siempre malos o engañosos: ¡ a veces son muy útiles!
Sin embargo, tratar tus sentimientos como la verdad absoluta es un error: La realidad es que nuestras emociones suelen estar en conflicto directo con nuestros valores.
Si quieres sentirte más equilibrado emocionalmente, debes aprender a subordinar tus sentimientos a tus valores.
Y la mejor forma de conseguirlo es recordándote constantemente esos valores y aspiraciones:
- ¿Me importa sentirme cómodamente en la cama o alcanzar mi peso objetivo y estar sano y lleno de vitalidad?
- ¿Me importa sentirme menos ansioso ahora o convertirme en una persona segura?
- ¿Me importa sentirme bien o tener una buena relación con mi cónyuge?
Puedes tomar decisiones basadas en cómo te sientes o en tus valores. Elige con inteligencia.
Entre el estímulo y la respuesta, hay un espacio. En ese espacio está nuestro poder para elegir nuestra respuesta. - Viktor Frankl