4 cosas que la gente feliz no hace
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Deja de lado estos malos hábitos y permite que tu felicidad natural florezca.

Al final del día, todos queremos ser felices. Deseamos que nuestros días estén libres de estrés, que nuestras mentes estén libres de preocupaciones y que nuestros corazones estén llenos de amor. Eso es todo.

La mayoría de nosotros ya ha tenido una vida así. La tuvimos cuando éramos niños, y la perdimos cuando nos hicimos mayores. Ahora, inventamos elaborados esquemas en torno a la felicidad cuando, en realidad, lo único que necesitamos es volver a esa vida feliz que ya conocimos una vez. No se trata solo de la infancia, sino de la naturaleza humana:

Tu estado natural es ser feliz, sin embargo, si le añades demasiado, pierdes lo que ya está ahí.

La felicidad no es un resultado final esquivo que solo los iluminados alcanzan. No es un premio reservado para los "ganadores". La felicidad es nuestra configuración predeterminada. Únicamente tenemos que limpiar la suciedad que se acumula por encima para que esta pueda florecer.

Si deseas ser feliz, averigua si estás cometiendo los siguientes errores. Puedes asociarlos con "ser un adulto", pero debes preguntarte a ti mismo: ¿No se están interponiendo en el camino hacia mi felicidad? Si los encuentras, elimínalos.

Estas son cuatro cosas que la gente feliz no hace.

1. No se preocupan por el futuro

Estar ansioso por el futuro no sirve de nada. Es natural querer saber qué va a pasar al día siguiente, el próximo mes, o incluso dentro de cinco segundos. Como especie, hemos prosperado reduciendo la incertidumbre. Durante miles de años, hemos eliminado continuamente las amenazas a nuestra supervivencia.

Como resultado, la mayoría de nosotros vivimos en relativa seguridad, pero todavía no somos capaces de predecir el futuro. El mundo es un ambiente caótico y dinámico, y siempre va a ser así. No controlamos la naturaleza ni a otras personas. Ni siquiera controlamos totalmente nuestras propias mentes y cuerpos.

25 reglas de la gente feliz

Preocuparse por el futuro es un intento de remediar nuestros sentimientos de miedo e impotencia ante todas las cosas que no controlamos de la vida. Esperamos en secreto que, si pensamos en ello lo suficiente, el futuro resulte como esperamos. Por supuesto, eso es algo que no suele suceder.

La preocupación es un mecanismo de pacificación. Solemos confundirlo con la planificación y la resolución de problemas. La gente feliz no percibe la incertidumbre inherente a la vida como una amenaza, sino que la ven como una oportunidad. En sus mentes, cada día es una nueva oportunidad para que algo bueno suceda, algo que nunca podrían haber esperado. A esto se le llama optimismo.

En esencia, los optimistas sienten esperanza por el futuro en lugar de miedo. La gente feliz ve los acontecimientos negativos como temporales, específicos y externos. Creen que pronto dejará de llover o que un mal jugador no hace un mal equipo. Esta es una gran estrategia para hacerle frente a la adversidad.

La buena noticia es que el optimismo es algo que se puede aprender. Existen algunos ejercicios que puedes hacer para transformar tus creencias negativas en positivas con el tiempo.

Por ejemplo, puedes "grabar tu ACC". Cuando ocurre un mal acontecimiento (una adversidad), escribes tu opinión subjetiva (tu creencia) sobre él, y luego miras cómo te hace sentir (la consecuencia). Si tu mejor amigo no te devuelve una llamada (A), y crees que debe estar enfadado contigo (C), es probable que te sientas triste (C). Por supuesto, C es solo una opinión, y podrías descubrir más tarde que tan solo estaba ocupado (C2) - así que en vez de eso, tú también podrías haber seguido con tu día (C2). La próxima vez, elige C2 inmediatamente, y serás más feliz.

Debido a que las personas felices siempre son capaces de explicar las cosas malas de forma productiva, no tienen miedo de que sucedan y, por lo tanto, no se preocupan por el futuro. Al igual que los niños, están tan entusiasmados con el potencial de algo bueno que simplemente no tienen tiempo para preocuparse y pensar demasiado.

No te preocupes tanto. No seas crédulo, pero espera lo mejor, y encuentra la emoción en el potencial de cualquier cosa buena que pueda sucederte hoy.

"¿Cuándo pasó el futuro de ser una promesa a ser una amenaza?"

- Chuck Palahniuk

2. No se atormentan con los arrepentimientos

Los arrepentimientos son un tipo de humildad, un noble esfuerzo nacido de las buenas intenciones que se ha vuelto improductivo.

Aprender de nuestros errores pasados es de vital importancia y satisface nuestro deseo natural de crecimiento. Forma parte de una experiencia humana significativa. Nuestros errores nos presentan evidencias que debemos aceptar para así poder extraer los datos que necesitamos.

Por desgracia, en ocasiones nos atormentamos demasiado con ellos. Pensamos que estamos haciendo un servicio al mundo y a nosotros mismos al sobreanalizar nuestros pasos en falso cuando en realidad estamos bloqueando el camino del progreso.

Un arrepentimiento es una mala experiencia que se encuentra en el pasado hasta que volvemos a él, lo recogemos y lo llevamos al presente.

La humildad es tener el valor de admitir que te has equivocado y decidir cambiar algo en el futuro. Aprender significa pensar en lo que ha provocado tu error y luego elegir unos cuantos comportamientos que vas a cambiar la próxima vez.

Cualquier cosa más allá de eso no es humilde, es autoflagelación. Cuando repetimos incesantemente nuestros errores en nuestras mentes, dudamos de todas las lecciones que hemos aprendido en el pasado. Nos perdemos en un laberinto de cosas que deseamos cambiar y acabamos haciendo poco o ningún progreso. Los arrepentimientos no permiten aprender, más bien lo impiden.

Las personas felices consideran los errores como una forma de mejorar. Son conscientes de que saben muy poco, de que nunca captarán más que una fracción del conocimiento del mundo, y de que siempre habrá algo nuevo por aprender. Sin embargo, al igual que los niños, no permiten que nada les disuada de seguir adelante.

En un mundo perfecto, tan solo tendríamos que aprender las lecciones una vez. Sin embargo, la vida no funciona así. En lugar de preocuparse por este hecho, la gente feliz considera los errores como valiosos puntos de información - la evidencia que necesitan para actualizar y mejorar sus suposiciones.

La gente feliz sabe que la única forma de no desperdiciar nuestras vidas es hacerlo lo mejor que podamos para no desperdiciar el día de hoy.

Saben que el presente es lo único que tenemos, y no permiten que los arrepentimientos del pasado se interpongan en el camino de la diversión y el aprendizaje.

La próxima vez que algo te salga mal, no lo pienses. Piénsalo un poco, aprende la lección, y sigue adelante.

"La vida solo puede ser entendida al revés; pero debe ser vivida hacia adelante".

- Søren Kierkegaard

3. No se quejan

Quejarse es arrepentirse por el presente cuando todavía se puede hacer algo al respecto.

Es comprensible que queramos dejar salir nuestra frustración cuando las cosas no van como esperamos, y, a veces, el gesto de sacudir el puño o gritar puede ser un gran alivio.

Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones, quejarse es elegir ser víctima en situaciones en las que todavía podemos hacer algo para cambiar el resultado. Nos ocultamos en un modo de impotencia y empezamos a lamentar un resultado que solo nosotros hemos considerado definitivo - y luego nos preocupamos por cómo podría afectar esto a nuestro futuro. Pero ni siquiera es demasiado tarde!

Quejarse es renunciar a nuestro poder por adelantado debido a que tememos que podríamos fracasar si lo intentamos.

En lugar de preguntar, "¿Qué puedo hacer diferente aquí?" decidimos no hacer nada. Después de todo, si no lo intentamos, tampoco fracasaremos.

Las personas felices no se quejan de las cosas mientras todavía tienen la oportunidad de cambiarlas. A pesar de tener miedo, hacen todo lo posible para cambiar las cosas. Siempre buscan nuevos ángulos, son flexibles y están dispuestos a probar nuevas ideas.

Por supuesto, hay veces en las que no hay nada que hacer. Por ejemplo, el clima nos afecta a todos, pero ninguno de nosotros puede influir en él. Sin embargo, podemos mudarnos a otro sitio. Podemos entender por qué el clima es como es. Podemos aprender a amar el clima que tenemos, y podemos bromear sobre ello con nuestros amigos.

Las personas felices no se quejan de lo que se escapa a su control porque la mitad de la felicidad es aceptar lo que no se puede cambiar.

"Por cada minuto que te enfadas, pierdes sesenta segundos de felicidad".

- Ralph Waldo Emerson

4. Nunca cierran sus mentes

Cerrar la mente es un mecanismo para proteger el ego de la vergüenza de estar equivocado.

Este es un remanente evolutivo de una época en la que cada error que cometíamos podía acabar en muerte. No pruebes una baya que ningún otro cavernícola no haya probado antes, podría ser la última. Las amenazas existenciales son mucho menos abundantes a día de hoy. Ahora hacemos una foto de la baya, Google nos dice qué es, y Wikipedia explica el resto. En un mundo así, rehuir las nuevas experiencias no es útil.

El arte de la felicidad

Tememos estar equivocados y avergonzados por sus consecuencias sociales, pero en la mayoría de las ocasiones a nuestros compañeros no solo no les importa, sino que incluso podrían recompensarnos. Probar las cosas - y fracasar - es como aprendemos e innovamos.

Aunque el hecho de tener una mente cerrada pueda protegernos en el presente, a largo plazo nos impide aprender, que es precisamente para lo que hemos nacido.

"Una pregunta abre la mente. Una afirmación la cierra", dice Robert Kiyosaki. La única forma de seguir creciendo como persona es seguir haciendo preguntas, incluso las que pueden hacernos parecer estúpidos. "El hombre que hace una pregunta es tonto durante un minuto, el hombre que no pregunta es tonto de por vida", dijo Confucio.

La curiosidad funciona en ambos sentidos: Sí, algunas cosas son emocionantes de aprender, pero también puedes entusiasmarte porque algo es nuevo y desconocido para ti.

Las personas felices no luchan contra el cambio, sino que lo disfrutan debido a que consideran la exploración como una parte clave de la vida, y están dispuestos a dejar ir lo que saben para conseguirlo.

En la ciencia, esto se conoce como "complejidad integradora". Consiste en entender que existen múltiples formas de ver cada situación y luego equilibrar diferentes perspectivas para formar una visión global completa. La mejor forma de hacerlo es aprender algo nuevo cada día, aunque solo sea ver un vídeo de cinco minutos en Youtube sobre un tipo de comida del que nunca has oído hablar.

Los niños están constantemente aprendiendo. Si combinas eso con las reglas anteriores, no pienses en el pasado, el futuro o en por qué el hoy puede ser un asco, aparece un punto más importante sobre la felicidad: La forma más fácil de no pensar demasiado es no pensar en absoluto. Vive el momento, diviértete, sigue aprendiendo y aprovecha al máximo el día de hoy.

La gente feliz hace todo lo posible por permanecer en el presente, aprender todo lo que puede, y disfrutar cada día a medida que se desarrolla.

Por supuesto, existe un equilibrio. Como adultos, debemos planificar las cosas. Sin embargo, no tenemos que sentirnos constantemente agobiados por nuestras responsabilidades. Si tu mente está siempre abierta, siempre estás aprendiendo.

Deberíamos tener curiosidad por todo lo que hay en la vida, siempre y para siempre. No importa cuán pequeñas, estúpidas o inapropiadas parezcan nuestras preguntas.

Haz una pregunta. Ve un vídeo. Arriésgate a parecer tonto. Permítete participar plenamente en lo que sucede hoy. El tiempo vuela cuando te diviertes.

"No nos dimos cuenta de que estábamos creando recuerdos, solo sabíamos que nos estábamos divirtiendo".

Winnie the Pooh

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