Por qué no debes evitar las emociones negativas
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A nadie le gusta sentir emociones negativas, sin embargo, evitarlas no es la mejor opción.

No es ningún secreto que evitar las emociones puede ser perjudicial para la salud. Los estudios han demostrado que las personas que no le hacen frente a sus emociones experimentan un menor bienestar general, llegando incluso a sufrir problemas físicos como dolores de cabeza y, en general, unas respuestas al estrés más intensas. Según un artículo publicado en 2019, las personas que no controlan sus emociones son más propensas a sufrir abuso de sustancias, mala nutrición, falta de ejercicio y sueño deficiente, algo que puede acabar afectando no solo a su vida en casa, sino también en el trabajo. En otras palabras, si no te va bien en la vida, no te irá bien en el trabajo.

Por supuesto, esto no significa que debas dar rienda suelta a todas tus emociones, sean cuales sean. Abrazar las emociones negativas no consiste en expresar tu desánimo o tu ira de forma poco saludable. Se trata de procesarlas y aprender a integrar los sentimientos negativos con los positivos, para así poder avanzar.

Reconocer la totalidad de una experiencia emocional nos permite darle sentido, lo que puede mejorar nuestra salud mental y física. Por ejemplo, es posible que te sientas frustrado con un compañero de trabajo que no contribuye y al mismo tiempo estés orgulloso de ti mismo por asumir el trabajo extra. Si bien minimizar una emoción por encima de la otra puede resultar tentador, abrazar la tensión entre las dos puede tener un efecto poderoso en tu trabajo y en tu vida personal.

Una vez seas capaz de sintonizar con las percepciones emocionales negativas y positivas, encontrarás más oportunidades para crecer. De repente, un correo electrónico difícil de un cliente puede ofrecerte una nueva visión para cambiar algún procedimiento en el trabajo, lo que podría beneficiar a tu empresa a largo plazo.

Así que, ¿cuál es la mejor forma de hacerle frente y aprovechar al máximo tus emociones en el trabajo?

1. Reconoce tus emociones

Si no estás acostumbrado a dejar salir tus emociones en el trabajo, es posible que necesites un poco de práctica. Empieza a aceptar tus sentimientos incómodos en el momento en lugar de cambiar inmediatamente de tema. Por ejemplo, si se te acelera el corazón y empiezan a sudarte las manos tras una presentación, resiste la necesidad de escapar de esa sensación saltando a otro proyecto de inmediato. No cabe duda de que la decepción puede ser abrumadora. Sin embargo, el primer paso para acabar con el hábito de reprimir los sentimientos es desafiarte a ti mismo a pasar más tiempo con ellos.

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2. Identifica tus emociones

Cuando te sientes mal en el trabajo, ¿estás simplemente enfadado, o puede que te sientas ofendido, avergonzado o decepcionado? Averiguar lo que realmente te está sucediendo es esencial para saber cómo gestionar la emoción. Etiquetar las emociones es realmente útil debido a que es mucho más fácil sentirse abrumado y, en consecuencia, huir de una emoción que no puedes nombrar. Cuando puedes llamar a un sentimiento como lo que es, gestionarlo resulta mucho más fácil. Por otro lado, identificar incorrectamente las emociones da lugar a que demos una respuesta incorrecta.

3. Tómate tu tiempo para reflexionar

Suprimir las emociones negativas puede ser algo que hagamos sin darnos cuenta. Cuanto más ocupado estás, más tiempo pasas sin procesar las emociones a las que te enfrentas a lo largo del día. Así, lo mejor que puedes hacer es intentar reflexionar a diario sobre lo que sientes cada día, y lo que desencadena esos sentimientos. Al analizar tus emociones con frecuencia puedes evitar que se vuelvan más complejas o inhiban tu capacidad de relacionarte bien con los demás.

4. Aprovecha tu sistema nervioso

Solemos evitar las emociones difíciles debido a que deseamos evitar el conflicto con los demás. Esta inclinación es intuitiva. Los estudios han demostrado que es más probable que ataquemos a los demás cuando las emociones están a flor de piel. Sin embargo, acallar las emociones podría tener un efecto similar. Con el fin de reducir el riesgo de sufrir un arrebato de ira ahora (o más tarde), dale a tu cuerpo herramientas para calmarse y procesar los efectos físicos de las emociones que estás experimentando.

5. Reevalúa la situación

Encontrar cosas buenas en situaciones que producen emociones indeseables es otra forma de prepararte para no evitar los sentimientos negativos en el trabajo. Si puedes cambiar tu perspectiva para ver el lado bueno de las cosas, lo que los investigadores llaman "reevaluación", no te sentirás tan desanimado o abrumado cuando sientas esos sentimientos.

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6. Disfruta de tu postre

Dar un trato preferente a las emociones positivas como la excitación y la alegría, especialmente cuando hemos sido condicionados a poner una cara feliz y seguir adelante, es realmente fácil. Sin embargo, huir de los sentimientos más turbios puede ejercer un impacto negativo en nuestra salud física y mental. La evasión también puede impedir que disfrutemos de oportunidades para fortalecer nuestro carácter y mejorar nuestro rendimiento laboral. Las emociones negativas no son el enemigo, tan solo tenemos que saber gestionarlas.

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