Cómo conseguir concentrarte en lo que realmente importa

Sigue estos cuatro consejos para eliminar las distracciones que te impiden hacer tu trabajo.

Concentrarse no es algo fácil. Incluso en los mejores días no faltan las distracciones a tu alrededor. Cuando tienes problemas para encontrar la concentración, eres incapaz de centrarte en lo que hay que hacer, pierdes el tiempo y te estresas. Es hora de ponerle solución.

Empezar una tarea sin un plan es como hacer un viaje por carretera sin un mapa. Necesitas saber adónde vas. Una de las cosas más importantes que debes hacer antes de empezar a hacer cualquier cosa es planear.

¿Qué debes hacer? Antes de empezar una actividad, crea un plan de acción detallado. ¿Qué es lo que tienes que hacer? ¿Cuánto tiempo tienes para ello? ¿Necesitas algún tipo de ayuda adicional? Planifica tu tarea de principio a fin, y no te olvides de secuenciar las tareas y numerarlas con el fin de no pasar nada por alto.

Por el contrario, si prefieres aplazar las cosas y no puedes empezar tu plan, dite a ti mismo que trabajarás en él solo 10 minutos, empezando en 10 minutos. El temor de empezar es a menudo mayor que el de completar la tarea. Aunque tu plan no será perfecto la primera vez, no pasa nada... por lo menos has empezado. Y una vez que hayas finalizado tu plan, comprométete con él. ¡No cedas ante las interrupciones!

Pasarte todo el día haciendo un trabajo que te roba tu tiempo es fácil. El trabajo que consume tiempo es como los esteroides para el estrés... es precisamente lo contrario de lo que necesitas. Tu éxito depende de tu habilidad para delegar tanto trabajo como sea posible.

¿Qué debes hacer? Delega y planifica. Empieza cada semana tomando nota de las personas que te rodean, sus habilidades y su disponibilidad de tiempo. Luego planifica el trabajo que más tiempo consume distribuyendo según sus habilidades. Asegúrate de que tus empleados sean capaces de asumir el trabajo. Si no lo son, dedícale tiempo a formarlos y prepararlos para la tarea, o mejor aún, pídele a otra persona que lo haga por ti.

En lo que respecta a delegar, la excusa de "yo puedo hacerlo más rápido" no sirve. Esto solo da lugar a una sobrecarga y a la imposibilidad de concentrarse. "Yo puedo hacerlo mejor" es igual de malo. No permite que los demás asuman más responsabilidades, sean reconocidos o adquieran habilidades.

Tu mente no es la única que se va por las ramas. Es natural. Sin embargo, a menos que estés en un campo altamente creativo, el vagabundeo mental puede afectar de forma negativa a la productividad. Es de vital importancia que seas consciente de cuándo tu mente se está yendo a otro sitio.

¿Qué debes hacer? La próxima vez que empieces a divagar, tómate un momento para reflexionar. ¿A dónde se dirige tu mente? ¿Hacia algo que te apasiona? ¿Hacia una preocupación subyacente? Toma nota y reserva tiempo para pensarlo más tarde. Si te estás preparando para una gran presentación en el trabajo y tu mente sigue preocupándose por si te has olvidado de cerrar la puerta de casa, esto puede desviar tu atención. Actúa. Llama a un vecino o simplemente acércate un segundo para comprobarlo. Cuando regreses, podrás concentrarte mejor en la tarea que tienes entre manos.

Es esencial parar y hacer un descanso de vez en cuando. Si estás siempre alerta, tu respuesta de lucha o huida siempre está activada, y tus niveles de cortisol estarán por las nubes. A veces la única forma de que el cortisol vuelva a niveles saludables es hacer una pausa. No hacer nada puede ser lo que necesitas para alcanzar el éxito.

¿Qué debes hacer? Tómate unos 10 o 15 minutos. Encuentra un lugar tranquilo, cierra la puerta, apaga todos tus dispositivos electrónicos y cierra los ojos. Concéntrate en tu respiración mientras inspiras y espiras. Deja que todas tus preocupaciones, miedos y aprensiones se vayan flotando. Tras 15 minutos, verás que eres capaz de concentrarte de una forma mucho más eficaz. Ese breve respiro puede ser justo lo que necesitas para recuperar un estado de equilibrio.