4 cosas que la gente productiva no hace
Página principal Estilo de vida, Consejos

Abandona estos malos hábitos y comprueba cómo se dispara tu productividad.

La mayoría de la gente cree que la productividad es una habilidad, algo que puedes mejorar y entrenar con la práctica. Sin embargo, aunque esto es cierto en parte, hay algo que están pasando por alto:

Volverse más productivo consiste en lo que haces menos, no más.

La mejor forma de mejorar la productividad suele ser identificando los hábitos que están interfiriendo con tu productividad y eliminarlos. Cuando lo consigas, descubrirás que en realidad eres mucho más productivo de lo que creías.

Estos son 4 hábitos que interfieren con la productividad. Intenta eliminarlos y verás cómo tu productividad se dispara.

1. Trabajar en maratones en lugar de en carreras

Uno de los mayores obstáculos de la productividad es intentar trabajar en maratones.

Digamos que tienes una fecha límite para entregar un proyecto importante y decides que el martes por la mañana es el día en el que debes hacerlo. Calculas que probablemente necesitarás alrededor de 6 horas de trabajo, así que te preparas un plan para llegar al trabajo a las 6:00 de la mañana y despejas tu calendario durante el resto del día, calculando que tendrás tiempo suficiente para hacerlo todo.

El problema radica en que te has creado un maratón. Y en el mundo de la productividad, los maratones no llevan a nada bueno, ya que en ese tipo de situaciones es bastante probable que:

  • Te rindas. Llegas temprano al trabajo, te sientas en tu escritorio e inmediatamente después te sientes abrumado por la gran cantidad de cosas que debes hacer. Tras un par de falsos comienzos, simplemente te rindes.
  • Lo pospongas. En lugar de rendirte, lo pospones. Primero envías un correo electrónico, tal vez devuelves algunas llamadas, lees un poco las noticias, y luego decides investigar. Sin embargo, empiezas a retrasarte y el miedo se apodera de ti. Así que, para distraerte de tu ansiedad, lo pospones un poco más.
  • Te pierdas. El patrón final en el que la gente se mete cuando intenta hacer un maratón en el trabajo es que se pierde. Debido a que estás intentando abarcar una gran cantidad de trabajo, resulta fácil perderte y no saber ni siquiera qué debes hacer y en qué orden. Esto da lugar a que pases demasiado tiempo en algunas cosas y muy poco en otras. El resultado final es el abandono o un trabajo de mala calidad.
11 hábitos que pueden transformar tu productividad

Puedes evitar todos estos resultados aprendiendo a trabajar en sprints en lugar de en maratones.

Un sprint es una ráfaga de tiempo limitado de trabajo enfocado y de alta energía en una tarea específica.

Por ejemplo, si tienes seis horas de trabajo, puedes dividir ese trabajo en tres partes. Luego diseñar una serie de sprints de 45 minutos para trabajar en cada parte.

Trabajar en sprints tiene los siguientes beneficios:

  • Claridad. Cuando esbozas un plan para trabajar en sprints, esto te obliga a planificar tu trabajo en detalle y a crear conjuntos de tareas más específicas. Esto significa que cuando te sientas a trabajar, todo está mucho más claro. Además, es más probable que te mantengas en la tarea y que establezcas bien las prioridades.
  • Posibilidad. Trabajar en sprints tiene el profundo beneficio psicológico de mejorar la posibilidad. La posibilidad es la percepción de que, aunque sea difícil, un trabajo es algo que puedes lograr. Aunque son intensos, los sprints tienen un factor de duplicidad mucho más alto que los maratones, lo que da lugar a una mayor motivación, resistencia y energía mientras trabajas.
  • Refuerzo positivo. Otro beneficio subestimado de trabajar en sprints es que te das más oportunidades de recompensa y refuerzo positivo. Si puedes darte el gusto de tomarte una taza de café tras acabar cada sprint, es mucho más probable que mantengas altos tus niveles de motivación y energía. Esto es mucho más fácil que intentar retrasar la gratificación durante seis horas seguidas.
  • Flexibilidad. Los sprints tienen el beneficio final de ser flexibles. Si empiezas un sprint y te das cuenta de que estás atascado, puedes sustituirlo por otro sprint. Esto suele dar tiempo a tu cerebro para procesar la dificultad a un nivel implícito, de modo que cuando vuelvas al sprint con el que habías tenido problemas, te darás cuenta de que todo estás más claro.

La próxima vez que tengas un proyecto o trabajo importante que realizar, pregúntate a ti mismo: ¿Cómo podría trabajar en este proyecto en varios sprints en lugar de intentar hacerlo como un maratón?

Con un poco de planificación, descubrirás que los sprints son una forma mucho más efectiva y agradable de trabajar en tus proyectos y tareas más desafiantes.

2. Hacer frente a las distracciones en vez de eliminarlas

Todo el mundo sabe lo destructivas que pueden llegar a ser las distracciones para nuestra productividad.

Desde las notificaciones de Facebook y los recordatorios por correo electrónico a las visitas de compañeros de trabajo y llamadas telefónicas, las distracciones son constantes en la vida moderna.

Nos estamos ahogando en distracciones y nuestra productividad está pagando un precio muy alto. Sin embargo, hay problemas todavía más grandes que las distracciones. Nuestra estrategia para hacerle frente a las distracciones es profundamente defectuosa.

La mayoría de nosotros asumimos que tenemos que lidiar y gestionar mejor nuestras distracciones:

  • Tenemos que aprender a configurar las notificaciones para que nuestro teléfono no suene cuando no debería.
  • Necesitamos comentarle a nuestro jefe que no deseamos asistir a tantas reuniones no previstas.
  • Necesitamos ser más disciplinados y trabajar en mejorar nuestra fuerza de voluntad para resistir las distracciones.

Sin embargo, lidiar con las distracciones es el problema en sí mismo.

Al adoptar la mentalidad de afrontamiento, estamos implícitamente de acuerdo y apoyando la distracción omnipresente en nuestra vida laboral. Y aunque hacerle frente a las distracciones de vez en cuando es posible, no es suficiente.

Nunca serás verdaderamente productivo si te permites estar rodeado de distracciones. Nadie tiene suficiente fuerza de voluntad como para resistir todas las distracciones de la vida moderna.

La única forma de liberarnos de la distracción es acabar con ella de raíz. Deja de intentar hacer frente a las distracciones y trabaja para eliminarlas.

Por supuesto, algunas distracciones son inevitables e incontrolables, pero eso no significa que no podamos adoptar medidas para eliminar muchas de ellas:

  • En lugar de intentar configurar tu móvil, simplemente apágalo y mételo en un cajón mientras haces un trabajo importante.
  • Si te siguen interrumpiendo tus compañeros de trabajo, reserva la sala de conferencias de la oficina para trabajar allí algunas horas.
  • Elimina todos los accesos directos de tu navegador a páginas de entretenimiento, elimina las aplicaciones de las redes sociales de tu móvil y llévate la tele de tu oficina si hay una.

Si deseas mejorar tu productividad de forma drástica, ponte serio y elimina todas las distracciones de tu vida. Es así de simple.

3. Usar el miedo y la crítica para motivarte

Muchos de nosotros crecemos creyendo que tenemos que ser duros con nosotros mismos para alcanzar el éxito.

Asumimos que tenemos que ser nuestro propio sargento, constantemente dando órdenes y profiriendo amenazas, o de lo contrario terminaremos holgazaneando, sin hacer nada, y lo más probable, viviendo en un coche.

9 formas de aumentar tu productividad que te convertirán en el mejor empleado del mundo

El autodiscurso es la forma en la que nos hablamos a nosotros mismos. Y el autodiscurso negativo se produce cuando esa forma de hablar se ha distorsionado y se ha vuelto irrealmente negativa y dura.

Tenemos el hábito de decirnos cosas horribles, hirientes y evidentemente irracionales debido a esta creencia fundamental con la que muchos de nosotros hemos crecido: Debo ser duro conmigo mismo para tener éxito. Sin embargo, la gente tiene éxito sin hablarse mal a sí misma.

La gente suele ser más productiva cuando deja de atacarse internamente. Y la razón debería ser obvia: Toda esa energía que estás invirtiendo para "motivarte" atacándote a ti mismo puede desviarse a hacer un nuevo y mejor trabajo.

Además, tu humor mejora bastante cuando dejas el hábito de hablarte mal a ti mismo. Y un mejor estado de ánimo y unos niveles de energía más altos no solo nos hace sentirnos más felices, sino que también nos ayudan a ser más productivos.

Así que intenta un pequeño experimento: Relájate un poco y comprueba qué pasa. Si realmente empiezas a convertirte en un holgazán y un vago al no hablarte mal a ti mismo, siempre puedes recuperar el hábito.

Sin embargo, seguramente acabarás descubriendo que eres más productivo y sufres mucho menos estrés.

4. Hacer el trabajo de otros en vez del tuyo propio

Puedes poner en práctica todas las mejores estrategias de productividad del mundo, pero aún así puede costarte ser productivo si trabajas en cosas que realmente no te importan.

Existe un límite en la motivación que sentimos cuando estamos motivados externamente:

  • El miedo a ser despedido o a quedar mal delante de los compañeros de trabajo puede motivarte durante un tiempo.
  • La promesa de un aumento de sueldo y un nuevo cargo puede ayudarte a trabajar duro durante un tiempo.
  • La novedad de un nuevo proyecto puede impulsar tu productividad por un tiempo.

Sin embargo, en última instancia, es de vital importancia reconocer que… Solo la motivación intrínseca puede hacernos realmente productivos a largo plazo. Únicamente cuando trabajamos en cosas que realmente nos importan de manera profunda, podemos estar totalmente comprometidos.

Esto debería ser aleccionador.

La implicación es que ninguna cantidad de técnica o estrategia te llevará más allá de un cierto umbral de productividad. Ninguna cantidad de fuerza de voluntad, disciplina o afirmaciones positivas va a llevarte a un rendimiento máximo.

En cierto sentido, ninguna cantidad de cambio interno te ayudará a producir al más alto nivel.

Si deseas ser verdaderamente productivo, debes tomar las decisiones difíciles necesarias para hacer el trabajo que realmente importa.

A menudo esto significa decisiones grandes e incómodas como:

  • Enfrentarte a tu jefe y pedirle un puesto completamente diferente en tu empresa.
  • Dejar tu trabajo o incluso trabajar para ti mismo.
  • Si ya trabajas para ti mismo, tomar algunas decisiones difíciles sobre tu entorno de trabajo, con quién colaboras o cuándo trabajas.

No estás obligado a esforzarte por alcanzar la máxima productividad. De hecho, muchas personas probablemente no deberían. Se ha hablado mucho sobre cambiar un poco de productividad por cosas como menos estrés, más tiempo libre, etc.

Si quieres alcanzar tu potencial, no llegarás a hacer el trabajo de otras personas.

Debes encontrar el valor para hacer el trabajo que te importa. Solo entonces, estarás aprovechando tu verdadero potencial y trabajando al máximo de tu capacidad.

Lea también:
Por favor, describa el error
Cerrar