Para hacerle frente al estrés necesitas identificar tus estresantes internos, tus estresantes externos, reconocer tus miedos y hablar sobre tu estrés.
Como líder, una sólida comprensión de tus competencias básicas puede ayudarte a comprender cómo y por qué podrías ser más susceptible a determinados factores estresantes. Esto te permitirá empezar a pensar en la gestión del estrés como en una tarea más del día a día como lavarte las manos, cepillarte los dientes o darte una ducha. Un enfoque proactivo es la mejor estrategia que puedes adaptar para corregir el estrés en sus etapas agudas antes de que alcance niveles crónicos.
Para abordar el estrés, adopta estos 4 pasos: Identifica tus estresantes internos, identifica tus estresantes externos, reconoce tus miedos y habla sobre tu estrés.
1. Identifica tus estresantes internos
El primer mecanismo para hacerle frente al estrés es identificar tus propios estresantes internos. Los estresantes internos son fuentes de estrés que se desencadenan desde el interior de tu cuerpo o mente. Estos suelen estar relacionados con tus objetivos, expectativas y percepciones personales.
De acuerdo con los expertos de HelpGuide.org, los estresantes internos más frecuentes son:
- El pesimismo.
- La incapacidad de aceptar la realidad.
- La autocomplacencia negativa.
- Las expectativas poco realistas.
- El pensamiento rígido, falta de flexibilidad.
- Una actitud de todo o nada.
- La necesidad de ser siempre perfecto.
El perfeccionismo es uno de los estresantes internos más comunes que afectan a líderes y ejecutivos. Si eres un perfeccionista, cualquier cosa que no sea perfecta presionará tu botón de ansiedad. Irónicamente, los síntomas de los estresantes internos pueden ser una fuente adicional de estrés. Puede que te preocupe tu incapacidad de conciliar el sueño... ¿cómo vas a ser capaz de hacer una presentación ante la junta directiva al día siguiente si no duermes lo suficiente? Estos pensamientos incrementan los niveles de estrés. Conforme el estrés aumenta, relajarte se convierte en una tarea cada vez más difícil, lo que a su vez complica la recuperación. Sobra decir que el perfeccionismo también puede ser improductivo y desagradable para tu equipo. Haz la siguiente prueba para comprobar cuán "perfecto" eres:
Responde a las siguientes afirmaciones con un sí si estás de acuerdo o un no si no estás de acuerdo:
- Es probable que revise innecesariamente un correo electrónico antes de enviarlo.
- Suelo planificar mis días con antelación.
- Los errores menores en el trabajo (míos o de otros) me molestan.
- Cuando se me dan instrucciones, suelo seguirlas a rajatabla.
Piensa en tus propios estresantes internos. ¿Tiene ciertas metas, expectativas, estándares o percepciones que te hacen sentir incómodo? Con el fin de controlar tu estresante interno, haz una lista de al menos cinco estresantes internos a los que te enfrentas. Usa una escala del 1 al 10 para indicar cómo te afecta cada factor estresante.
2. Identifica tus factores estresantes externos
Además de los factores estresantes internos, también te enfrentas a factores estresantes externos. Estos están originados por factores externos y suelen ser difíciles de controlar. Algunos de los estresantes externos más comunes son:
- Mal rendimiento de la empresa.
- Relaciones tensas con empleados o proveedores.
- Cargas de trabajo intensas.
- Falta de los recursos necesarios.
- Clientes irracionales.
- Cambios en la dinámica del mercado, incluidas las recesiones y las amenazas competitivas.
Si bien la oficina es un caldo de cultivo para muchos de los factores externos de estrés a los que se enfrentan los líderes, estos también están provocados por fuerzas externas al lugar de trabajo. Los problemas de relaciones, las dificultades financieras o las complicaciones de salud pueden causar un estrés significativo.
Los estresantes internos y externos pueden desencadenar efectos físicos y psicológicos similares, como el insomnio, dolores de cabeza e irritabilidad. Al igual que sucede con los estresantes internos, tu arma más efectiva frente a los estresantes externos es identificarlos.
¿Cuáles son tus estresantes externos? Anótalos en un papel. Incluye los grandes, los medianos y los pequeños, y utiliza una escala del 1 al 10 para indicar cuánto te afecta cada factor estresante. Indica también si cada factor estresante es real o imaginario (es decir, si solo ocurre en tus pensamientos y sueños).
3. Reconoce tus temores
Ahora dedícale un tiempo a enumerar tus miedos. "¿Qué es lo peor que puede pasar?" es un sistema para prosperar en ambientes de alto estrés. Con este ejercicio, visualizas las peores cosas que te pueden suceder. Al hacerlo, tendrás menos miedo actuar. La única forma de conquistar verdaderamente tu estrés es identificar y examinar tus miedos.
Piensa en tus mayores miedos, las peores situaciones que puedes imaginar, y luego anota la siguiente información sobre cada uno de ellos:
- El miedo en sí mismo.
- Lo que puedes hacer para evitar que suceda.
- ¿Qué pasará si no tomas ninguna medida para superar tu miedo?
- Lo peor que podría pasar si ese miedo acaba materializándose.
4. Habla sobre tu estrés
Demasiadas personas evitan compartir su estrés con sus amigos o familiares. Creen que son lobos solitarios y que deben luchar solos. Sin embargo, la familia y los amigos pueden ser unas importantes fuentes de alivio y apoyo en momentos de estrés: Tus conexiones cercanas te conocen y te quieren por lo que eres. Muéstrate abierto con ellos sobre tus niveles de estrés.
Muchos líderes de éxito también buscan ayuda profesional para hacer frente al estrés, incluso cuando están rodeados de sus seres queridos. También deberías barajar la posibilidad de buscar ayuda de compañeros, grupos o profesionales. No intentes convencerte de que tus niveles de estrés no son tan malos. Si tu estrés y ansiedad están afectando a tu vida cotidiana, esa es una clara señal de que ha llegado el momento de buscar ayuda profesional. Un profesional puede ayudarte a encontrar la fuerza interna que necesitas para lidiar con tu estrés. Solo entonces podrás seguir adelante.