El estrés no solo te impide dormir y te hace comer demasiado. Sus efectos van mucho más allá. Averigua cómo está afectando negativamente a tu vida.
Diferenciar el estrés agudo del crónico es esencial. Algunos ejemplos de estrés agudo son el estrés que experimentas después de tener una discusión con un empleado, de hacer una presentación importante, de tener un mal día en el trabajo o de trabajar demasiado para cumplir un plazo de entrega. Todos estos acontecimientos tienen una duración corta. Por el contrario, el estrés crónico es continuo y es el resultado de la estimulación constante de la respuesta del cuerpo al estrés.
En algunas ocasiones diferenciar entre el estrés agudo y el crónico puede resultar difícil, y en muchos casos, el estrés agudo acaba convirtiéndose en estrés crónico. El cuerpo está preparado para hacer frente al estrés agudo, ya que es capaz de adaptarse y recuperarse rápidamente.
Sin embargo, cuando el estrés se vuelve repetitivo y prolongado, este afecta al cuerpo de forma negativa. Muchas de las funciones corporales se sobrecargan e incluso pueden llegar a fallar. Dedícale unos minutos a reflexionar sobre las siguientes preguntas:
- ¿Tienes todos los días conflictos con el mismo empleado?
- ¿Tienes una presión constante en el trabajo?
- ¿No crees que seas la persona adecuada para liderar a otros?
Si has respondido "sí" a alguna de las preguntas anteriores, es probable que estés sufriendo estrés crónico. Como líder, tus factores de estrés son generalmente diferentes de los que experimenta la población activa en general. Estos son los más comunes.
1. Intentar conseguir más con menos recursos de los necesarios en un corto periodo de tiempo
¿Estás siempre intentando hacer más con menos, y hacerlo más rápidamente? Es posible que hayas decidido abrir una sucursal de tu negocio en otro lugar, pero que no tengas presupuesto suficiente o el número de empleados que necesitas para hacerlo. Incluso si dispones de los recursos necesarios, es posible que te falte tiempo. Si diriges una empresa que cotiza en Bolsa, es probable que te enfrentes a una gran presión para apaciguar a los accionistas mientras intentas proteger la infraestructura de tu empresa y preparar a tus empleados para el éxito a largo plazo. Sin embargo, contentar a todo el mundo en todo momento es imposible, y es necesario tomar decisiones difíciles. Prepárate.
¿Cómo se puede gestionar este tipo de estrés? Todo depende de la concentración. Concentrarte en la tarea que tienes entre manos mediante la planificación, la organización y la priorización puede ayudar. Algunos comportamientos como definir y aclarar las expectativas de la tarea y cumplir con un horario también pueden servir. El estrés provocado por el trabajo en una tarea difícil puede reducirse. Mejor aún, el estrés futuro relacionado con las tareas venideras puede ser minimizado o incluso eliminado. Tienes permiso para dar un buen suspiro.
2. Hacerle frente a los aspectos negativos de las relaciones personales
Las relaciones interpersonales fuertes son la clave para un negocio exitoso. Las malas relaciones entre tú y tus empleados tienen una gran cantidad de consecuencias. Se ha demostrado que disminuyen la satisfacción laboral y aumentan el estrés y la depresión. De hecho, varios estudios han demostrado que las malas relaciones con la gente con la que trabajas ejercen un impacto negativo en la demanda y el servicio al cliente. Todo está relacionado. Cuando las relaciones son débiles, los proyectos e iniciativas pueden sufrir hasta el punto de poner en peligro la empresa.
La construcción de relaciones requiere habilidad y atención constante. Tal y como dijo en una ocasión Warren Buffett, "Se necesitan 20 años para construir una reputación y cinco minutos para arruinarla". Las relaciones entre tú y tus empleados pueden mejorar si aprendes a administrar mejor tu personal y a reconocer y tratar los conflictos de una forma eficaz. Organizar o fomentar eventos de creación de equipos para mejorar las relaciones personales también puede ser de ayuda.
3. La competencia y la falta de trabajo en equipo de tus empleados
Los "trabajadores tóxicos" son algo bastante común en las oficinas. Estos tienen diferentes formas. Los compañeros de trabajo demasiado competitivos son unos de ellos. Tienen una fuerte necesidad de alcanzar el éxito y suelen hacerlo a expensas de otros. ¿Hay alguien en tu equipo que esté constantemente alabándote a expensas de los demás? Otros trabajadores tóxicos incluyen los que no hacen su parte del trabajo. En cualquier caso, los resultados pueden ser devastadores y dar lugar a altos niveles de estrés tanto para ti como para tus compañeros de trabajo. Los empleados tienen un 54% más de probabilidades de dimitir si un solo empleado tóxico se une a un equipo de 20 personas.
4. Los informes directos malos
El mal rendimiento de la empresa es un factor estresante que afecta tanto a los empleados como a los gerentes. Por desgracia, la lucha contra el rendimiento deficiente suele ocupar un lugar bastante bajo en la agenda de muchos dirigentes. Mientras los empleados simplemente hacen lo que se les pide, muchos gerentes deciden no hacer nada. Los resultados pueden ser paralizantes. El mal rendimiento lleva a una reducción de la productividad, a una menor motivación y a que muchos de los empleados simplemente decidan abandonar la empresa.
Si bien algunos problemas de rendimiento deben ser abordados por tu departamento de recursos humanos (mala conducta o ausencias constantes, por ejemplo), la mayoría deben ser tratados por el gerente del empleado fijando unas expectativas claras, proporcionando suficiente formación y motivando suficientemente a sus empleados.
5. Los clientes irracionales
La gestión de las relaciones con los clientes es difícil. Todos hemos oído el dicho de que el cliente siempre tiene razón. Sin embargo, los clientes pueden fácilmente desviar el enfoque de un negocio y generar un estrés indebido. La fuente más común de estrés de los clientes son las demandas y expectativas irracionales. Las empresas más eficaces no solo satisfacen las necesidades de los clientes, sino que las superan. Se centran en los detalles más pequeños y crean culturas centradas en el cliente. Cuando las demandas de los clientes son demasiado dominantes, se alejan y buscan soluciones alternativas.
Puedes aprender a conquistar el estrés crónico, pero esto requiere un gran esfuerzo por tu parte.