Las personas inteligentes siempre están intentando averiguar las cosas que les hacen ser tontos. Tú también deberías.
Casi todo el mundo desea ser más inteligente. Sin embargo, si quieres mejorar tu rendimiento y aumentar tus posibilidades de éxito, probablemente te irá mejor si te esfuerzas en ser menos tonto.
Tal y como dijo la mano derecha de Warren Buffett, Charlie Munger: "Es destacable cuánta ventaja a largo plazo ha conseguido la gente como nosotros al intentar ser consistentemente no estúpido, en lugar de intentar ser muy inteligente".
La ciencia ha demostrado que la mayoría de los seres humanos están demasiado confiados en nuestra capacidad de conseguirlo casi todo. Creemos que somos más inteligentes, más éticos y más populares que la media. Nos creemos mejores que los demás. Aprendemos sobre los prejuicios cognitivos que estropean el pensamiento de los demás, pero confiamos en que no nos afectan.
Aumentar la inteligencia es un camino largo y difícil (aunque merece la pena), sin embargo, darte cuenta de que probablemente eres más tonto de lo que crees y ser más considerado con el fin de evitar el exceso de optimismo es simple, si no siempre es psicológicamente fácil.
De hecho, según un nuevo libro del profesor de negocios de la UC Berkeley, Don Moore, una simple pregunta puede ayudarte a luchar contra el exceso de confianza.
¿Quieres apostar?
Moore, autor de Perfectly Confident (perfectamente seguro), nos habla sobre la obsesión por el exceso de confianza de la humanidad y cómo podemos entrenarnos para quitarnos las gafas de color rosa y tomar mejores decisiones.
¿Cómo podemos comprender mejor nuestras propias limitaciones? Simplemente haciéndonos la pregunta "¿Quieres apostar?"
Cada decisión equivale a una predicción disfrazada. Decidimos arrodillarnos porque predecimos que vamos a ser felices con la persona a la que vamos a proponerle matrimonio. Decidimos abrir una nueva tienda en el lugar X en vez de en el lugar Y porque predecimos que más gente interesada en nuestro producto pasará por ese lugar todos los días. Sin embargo, como humanos, a menudo confiamos demasiado en esas predicciones, y eso nos lleva a tomar decisiones poco acertadas.
Con el fin de tomar unas decisiones más inteligentes, debemos aprender a ser más claros en las predicciones que las sustentan. Necesitamos pensar no "¿Sucederá esto?" sino "¿Cuáles son las probabilidades de que esto acabe pasando?" Y no hay mejor manera de hacerlo que pensar en cuánto dinero contante y sonante estarías dispuesto a apostar por una decisión en particular y por qué otra persona podría estar dispuesta a apostar en tu contra.
"Tenemos la posibilidad de controlar nuestros pronósticos futuros pensando en si apostaríamos en estos. ¿Creo que esa predicción es suficiente para estar dispuesto a apostar por ella? ¿Qué probabilidades hay de que se cumpla? Y si otra persona está dispuesta a apostar en contra de mi predicción, ¿qué saben ellos que yo no sepa?" dice Moore.
Pensar de esta forma "lleva a la pregunta de, '¿Por qué podría estar equivocado? ¿Qué información sugiere que estoy equivocado? O ¿qué saben los demás que les hace pensar de forma diferente? Eso es muy útil a la hora de ayudarnos a cuestionar nuestras suposiciones y calibrar nuestra confianza", concluye.