Como padre, es normal tener un vínculo estrecho con tu hijo a lo largo de sus años de juventud, adolescencia y edad adulta.
Sin embargo, determinadas palabras y acciones pueden afectar de forma negativa al desarrollo mental y emocional de tu hijo y convertir en tóxica una preciosa relación padre-hijo, incluso en la edad adulta, según dice la terapeuta Kristie Overstreet.
"Cualquier buen padre desea ayudar a su hijo. Sin embargo, cuando se trata de la codependencia, ese padre le quita toda la independencia al niño, dando lugar a que este no aprenda a hacer nada por sí mismo", lo que puede conducir a una falta de confianza en sí mismo en el futuro, dice.
De acuerdo con Overstreet, una relación de codependencia es aquella en la que uno o ambos miembros de la pareja confían en el otro para validar sus opiniones, emociones e identidad.
Sin embargo, existen una cuantas señales de alerta que pueden ayudarte a identificar y, en última instancia, a frenar esta tendencia, incluyendo el comportamiento pasivo-agresivo y el hecho de culpar a tu hijo por tus emociones.
1. Le echas la culpa a tu hijo cuando estás molesto
Cuando tu hijo rompe una regla establecida, puedes reprenderle para que se comporte bien.
Sin embargo, si culpas a tu hijo por equivocarse en algo que no le has explicado antes, o dices constantemente (sin una razón clara) que este es la causa de tu enfado, frustración o tristeza, esto puede conducir a la codependencia a largo plazo, dice Overstreet.
Equivocarse de vez en cuando es normal. Si te disculpas por tus palabras, y le explicas a tu hijo lo que querías con tranquilidad, está bien.
Pero si dices, "No me equivoco", "Tú eres siempre el que se equivoca" o "Yo no cometo errores como padre", estás entrando en un territorio insalubre, según Overstreet.
"No admiten cuando hay un error, frente a enseñar al hijo, 'Oye, cuando nos equivocamos, decimos que estamos equivocados, nos disculpamos, e intentamos hacer algo diferente'", dice.
2. Si tu hijo hace algo malo, pones los ojos en blanco o te quedas callado
Del mismo modo, mostrar un comportamiento pasivo-agresivo, como poner los ojos en blanco, dar un portazo o quedarte callado cuando tu hijo se comporta mal puede fomentar una relación de codependencia.
Overstreet dice que estas acciones enseñan a los niños que no deben estar en contacto con sus emociones o compartirlas de forma sincera.
Si el comportamiento pasivo-agresivo se repite, este puede afectar de forma negativa a la capacidad de tu hijo de tener una comunicación positiva en sus relaciones futuras, según Overstreet.
Esta afirma que si un padre está molesto o enfadado con su hijo, lo mejor que puede hacer es irse a dar un paseo solo. Una vez que el padre se enfríe, podrá explicar con calma sus sentimientos y cualquier castigo que pueda ser necesario para crear límites y responsabilidad.
3. Ayudas a tu hijo con las tareas, los deberes y todo lo demás…
Otra señal de que podrías ser codependiente de tu hijo es hasta qué punto le echas una mano.
Aunque ofrecer ayuda con un problema de mates difícil o enseñar una nueva habilidad para ayudar en la casa puede aumentar la confianza y el sentido de sí mismo de un niño, ofrecer demasiada ayuda puede tener un efecto totalmente contrario, según Overstreet.
"Así tienes un hijo que crece para pedirle a todos los demás su opinión en vez de: '¿Qué siento que tengo que hacer?'" dice Overstreet.
En lugar de eso, pregúntale a tu hijo en qué podría necesitar ayuda y déjale que decida por sí mismo, sugiere.
4. Estás constantemente preguntándole a tu hijo adulto cuándo va a tener hijos
El comportamiento codependiente de los padres puede continuar en la edad adulta, según Overstreet, y a menudo se manifiesta como una falta de límites.
Una forma común en la que los padres codependientes lo hacen es cuando le preguntan a su hijo adulto cuándo va a tener hijos.
"Puede ser divertido en broma, sin embargo, si tienes un hijo codependiente creciendo en este adulto codependiente, la relación con esa madre es ahora como, 'Oh, espera un minuto. ¿Qué me pasa? Tal vez sí necesito tener hijos y presionarme a mí mismo', cuando en realidad no están listos", dice Overstreet.
5. Te presentas en la casa de tu hijo adulto sin previo aviso
Otra forma en la que los padres codependientes afectan a sus hijos adultos es a través del cruce de límites físicos, según Overstreet.
Si sientes que tienes libertad para controlar la vida de tu hijo y te presentas en su casa o en su trabajo sin avisar o le llamas y le envías innumerables mensajes hasta que responda, esto puede significar que tu identidad está entrelazada con la de él.
De acuerdo con Overstreet, estos comportamientos impiden que tu hijo, sin importar su edad, viva y piense de forma independiente.
Por otro lado, dar un paso atrás y programar un momento para reunirte o hablar por teléfono indica que tenéis un vínculo fuerte y vidas individuales.