Abandona estos malos hábitos y observa como tu disciplina natural se dispara.
Admiramos a la gente autodisciplinada, y con razón. Sea cual sea tu objetivo, la autodisciplina suele ser un ingrediente esencial.
Aún así, la autodisciplina es un concepto que no comprendemos bien, principalmente debido a que pensamos en ella como un rasgo de personalidad fijo. Sin embargo, esto es lo que la mayoría de la gente no entiende: La autodisciplina depende más de los hábitos que de la genética.
Si deseas ser una persona más autodisciplinada, aprende a identificar estos hábitos y a eliminarlos.
1. Confiar en la fuerza de voluntad
La gente con una gran autodisciplina es consciente de que la fuerza de voluntad es el último recurso.
Piensa en la fuerza de voluntad como en el freno de emergencia de tu coche - es bueno tenerlo, pero tendrías graves problemas si confiaras en este como la forma principal para reducir la velocidad de tu coche.
La fuerza de voluntad nunca debe ser tu estrategia principal para conseguir cosas difíciles.
Las personas con autodisciplina saben que existen otras estrategias mucho más efectivas para mantener el compromiso con los objetivos y tareas difíciles. Por ejemplo, un "arma secreta" que muchas personas con gran disciplina aprovechan es el diseño ambiental.
La idea básica es que en lugar de empujarte a ti mismo hacia un objetivo, es mejor diseñar tu entorno para que este sea propicio para el objetivo y sea este el que te lleve hacia tu meta. Por ejemplo, digamos que necesitas estudiar duro para un examen. En vez de intentar "mantenerte concentrado" estudiando en casa rodeado de distracciones, vete a una biblioteca.
Es mejor evitar las tentaciones que resistirse a ellas.
Las personas autodisciplinadas saben que no tienen tanta fuerza de voluntad como creen otras personas. Y son conscientes de que la fuerza de voluntad es algo frágil que suele fallar. Como resultado, no confían en ella y buscan otras formas de mantenerse centrados y comprometidos.
Si deseas ser más disciplinado, hazte esta pregunta: ¿Cómo lograría mis objetivos si no tuviera fuerza de voluntad?
2. Esperar la motivación
La gente con autodisciplina ve la motivación como un extra - es agradable tenerla cuando aparece, pero nunca se espera o se cuenta con ella.
Sentirse inspirado y motivado para ir al gimnasio, estudiar para un examen o trabajar en un proyecto es algo fantástico. A todos nos encanta esa sensación debido a que hace que sea relativamente fácil hacer cosas difíciles.
Sin embargo, la cuestión es esta: Sentir una oleada de motivación no es necesario para hacer cosas difíciles.
La gente piensa que "si no lo siento" no puedo hacerlo o no vale la pena ni siquiera intentarlo. Seguimos con nuestras vidas esperando a que nos llegue la motivación, pero todo el tiempo nuestros sueños, metas y aspiraciones se desvanecen mientras parece que se nos escapa la vida.
Las personas autodisciplinadas no caen en esta trampa debido a que son conscientes de la verdadera naturaleza de la relación entre sentimiento y acción: La acción lleva al sentimiento como el sentimiento lleva a la acción.
En otras palabras, la relación entre sentimiento y acción es una calle de doble sentido: Claro, sentirse bien te ayuda a hacer cosas difíciles; sin embargo, hacer cosas difíciles te hace sentir bien - en concreto, te hace estar más motivado para hacer cosas difíciles en el futuro.
3. Confiar en los sentimientos
La gente autodisciplinada sabe que no se puede confiar en los sentimientos.
Esto no significa que no debas escuchar tus sentimientos y ser consciente de ellos. De hecho, las personas disciplinadas suelen estar muy en contacto con sus estados de ánimo y emociones. Sin embargo, no permiten que estos controlen sus vidas.
La autodisciplina requiere un sano escepticismo de las propias emociones.
La clave aquí es que aunque las emociones suelen comunicar información importante, también pueden llevarnos por el camino equivocado.
Cuando estás caminando por la montaña y te asustas porque has escuchado un cascabel, probablemente sea algo bueno - tu cerebro te prepara rápidamente para la posibilidad de pisar una serpiente de cascabel.
Por otro lado, cuando te llega un correo electrónico de tu jeje en el que te dice "tenemos que hablar", tu ansiedad puede estar gritándote que algo no va bien, pero es perfectamente posible que tu jefe simplemente estuviera demasiado ocupado para entrar en detalles.
Esta es otra forma de verlo:
Las emociones son heurísticos del comportamiento - las conjeturas de tu mente sobre cómo debes actuar. Merece la pena prestarles atención, pero no seguirlas a ciegas.
Tu relación con las emociones es esencial para cultivar la autodisciplina debido a que lo que sientes puede entrar en conflicto con tus valores: Tu valor puede ser hacer deporte por la mañana, pero tus sentimientos intentarán convencerte de que duermas otros 30 minutos.
Si deseas ser más autodisciplinado, cultiva una relación escéptica con tus emociones.
Escucha tus emociones pero evita que estas te controlen.
4. Preocuparse por los resultados
Las personas autodisciplinadas tienen un don para mantenerse centradas en el esfuerzo e ignorar los resultados.
Una de las mayores ironías de la gente autodisciplinada es que parecen estar muy orientadas a los objetivos. Tienen muchas metas, trabajan constantemente para alcanzarlas, y suelen alcanzarlas.
Pero aquí está el truco: Las personas autodisciplinadas son capaces de hacer un progreso consistente hacia sus metas precisamente debido a que no pasan mucho tiempo pensando en ellas.
En su lugar, las personas autodisciplinadas se concentran en sus acciones, en las cosas que pueden hacer y controlar. Cosas que, si se hacen consistentemente a lo largo del tiempo, probablemente conducirán al objetivo o resultado deseado.
En otras palabras, las personas autodisciplinadas tienen una relación saludable con el control. Son conscientes de que no pueden controlar los objetivos y los resultados. Lo único que pueden controlar son sus esfuerzos.
Pasar demasiado tiempo pensando en tus metas es una distracción de las cosas sobre las que realmente tienes control - tus acciones.
La mejor actitud hacia los resultados y las metas es "fijártelos y olvidarlos".
Necesitas pensar en tus metas al principio. Y es bueno disfrutar de ellas durante un tiempo una vez que las has logrado. Sin embargo, durante la mayor parte del camino, mantén tu ojo alejado del premio y concéntrate en las pequeñas acciones que puedes adoptar ahora mismo.
No desperdicies tu energía en cosas que no puedes controlar.