¿Qué es la felicidad?
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Para muchos de nosotros, la felicidad es el objetivo último en la vida y vale la pena perseguirla por encima de todo lo demás. ¿Puede ser que el mayor error podría ser el ver la felicidad como un objetivo?

1. No pensar en lo que significa la felicidad

De toda la atención que le prestamos a la felicidad, rara vez explicamos lo que significa. De hecho, hay muchas maneras de interpretar la «felicidad».

Una distinción importante está entre los tipos de felicidad intensa, a corto plazo - excitación, euforia - y menos intensa, pero quizá más estable, sentimientos de calma y alegría. Recibir un cumplido de alguien que realmente te gusta puede otorgar una sensación fantástica durante unas cuantas horas, pero es posible que se disipe en un día o así. En cambio, sentir que se tienen relaciones con significado y de apoyo en su vida puede darle un impulso de felicidad menor pero mucho más constante.

En un interesante artículo en el Journal of Consumer Research, los investigadores distinguían entre dos tipos de felicidad distinta - calma y excitación – y descubrieron que se experimentaba de manera diferente dependiendo del margen de tiempo en el que la persona estuviese pensando. Si nos centramos en el presente, tenemos más posibilidades de sentir felicidad en la forma de calma; cuando estamos centrados en el futuro, es más probable que sintamos excitación.

No significa que algunos tipos de felicidad sean necesariamente mejores que otros, sino que son diferentes y perseguirlos significa cosas distintas. En El mito de la felicidad, Jennifer Hecht señala que los distintos tipos de felicidad rara vez se encuentran en armonía unos con otros. Buscar experiencias intensas y positivas en el momento puede llevarnos a abandonar las cosas que nos llevan a una satisfacción de vida a largo plazo (abandonando a nuevos amigos a favor de nuevos y excitantes conocidos o saltarse un día de trabajo para ir al cine).

Así que si queremos ser «felices», tenemos que pensar con calma sobre qué tipo de felicidad queremos alcanzar y qué tipo de compensaciones estamos dispuestos a realizar. Si no hacemos esto, buscar la «felicidad» como amplio objetivo podría significar que acabase persiguiendo cosas equivocadas.

2. Buscar la felicidad en los lugares equivocados

Hay muchas cosas en la vida que pueden aumentar nuestra felicidad a corto plazo: obtener un ascenso en el trabajo, comprar un coche nuevo o ropa nueva o recibir un cumplido. Cuando experimentamos ese aumento, de manera natural queremos eso que nos lo ha provocado. Las emociones intensas y positivas refuerzan considerablemente.

Puesto que el feedback es mucho más inmediato e intenso, las emociones fuertes pueden reforzar mucho más que las emociones sostenidas, pero menos intensas y positivas que recibimos de un periodo satisfactorio de trabajo duro o de una relación con alguien que conocemos desde hace mucho tiempo. De forma natural podríamos tener la motivación de buscar cosas que nos brinden formas de felicidad más intensas. Esto está bien, por supuesto, si usted ha reflexionado y decidido que esta es una de las soluciones intermedias que quiere tomar. Pero para la mayoría de las personas ese no es el caso.

También es natural sentir que su felicidad depende mucho de cómo vayan determinados aspectos clave de su vida: cuánto disfruta con su carrera profesional y si tiene relaciones cercanas y significativas. Pero esto podría ser más peligroso de lo que parece. Las investigaciones en el ámbito de la psicología sugieren que tenemos a sobrestimar el impacto a largo plazo de incluso los mayores cambios de vida en nuestra felicidad. Somos sorprendentemente buenos a la hora de adaptarnos a nuevas cosas -buenas o malas- y regresar a un nivel de referencia de felicidad. Esto no significa que no sería más feliz en su vida si tuviera un trabajo que le llenase en vez de que le dé pavor ir al trabajo cada día. Pero sí significa que tendríamos que tener cuidado de no poner demasiada esperanza de encontrar la felicidad en «un trabajo perfecto o una relación perfecta». Aun cuando encontramos estas cosas, de manera inevitable encontraremos más cosas para sentirnos insatisfechos. La desafortunada naturaleza de la felicidad, parece, es que es como una cinta sin fin: siempre hay más terreno que cubrir.

3. Desear que las cosas fuesen diferentes

¿Ha estado alguna vez en una reunión en el trabajo y ha deseado desesperadamente estar en otro lugar? ¿o deseado haber tenido otro aspecto distinto o haber vivido en otro lugar o que un asunto que le resulta difícil fuese más fácil para usted?

La búsqueda de la felicidad puede fracasar cuando comenzamos a querer cambiar las cosas que están fuera de nuestro control. Es fácil pensar en maneras en las que seríamos más felices si las cosas fueran diferentes, que es precisamente por lo que nunca estamos satisfechos del todo. Por último, las cosas de las que pensamos que depende nuestra felicidad no están totalmente bajo nuestro control. No podemos controlar si obtenemos o no nuestro trabajo ideal. No podemos controlar lo que otras personas piensan de nosotros. No podemos controlar el tiempo. Podemos influir en algunas de estas cosas con nuestras acciones, pero a veces las cosas no salen a nuestra manera y no hay nada que pudiésemos haber hecho de manera diferente.

Querer cambiar las cosas que no están bajo su control es quizá la mejor manera de vivir una vida llena de frustración e insatisfacción. Desafortunadamente, el gran afán de felicidad es lo que a menudo conduce a las personas a este estado de frustración sobre cómo están las cosas actualmente.

4. Pensar que debemos ser felices todo el tiempo

Puesto que hay muchísimas cosas que influyen en nuestra felicidad que están fuera de nuestro control, es imposible ser feliz todo el tiempo. Van a ocurrirle cosas malas durante el transcurso de su vida. Alguien a quien usted quiere enfermará y morirá. Habrá días en los que le parecerá imposible afrontar todos los frentes abiertos. Experimentará su parte equitativa de emociones negativa y eso está bien. Luchar contra esas emociones negativas cuando no son apropiadas - diciéndose a usted mismo que no debería estar triste cuando ha sucedido algo triste, o castigarse a usted mismo por sentirse estresado cuando tiene dos horas para hacer el trabajo de dos semanas - tan solo empeorará las cosas.

Es fácil caer en la trampa de pensar que la felicidad debería de ser siempre el objetivo. Pero a veces la felicidad no es realmente la emoción más útil. A veces, no podemos estar eufóricos, no importa cuánto y cómo lo intentemos, e intentarlo solo va a empeorar las cosas. A veces está bien no ser feliz.

5. ¿Buscar la felicidad?

En vez de preguntarse: «¿Cómo puedo ser feliz?» Creo que deberíamos preguntarnos:

  1. ¿Qué es lo que realmente me importa y qué quiero conseguir en la vida?
  2. ¿Qué tipo de persona quiero ser?

La felicidad no es un objetivo, es una señal de que estamos viviendo bien la vida y de acuerdo a aquello que nos importa. Pero no es una señal ruidosa y a veces es difícil saber qué la está provocando. Tenemos que tener cuidado de no quedarnos atrapados en perseguir esa señal de tal manera que perdamos de vista lo que realmente está tratando de decirnos.

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