Hay muchas razones por las que no eres feliz en el trabajo. Los jefes odiosos suelen ocupar los primeros puestos de la lista, pero el aburrimiento, el agotamiento y la sobrecarga de trabajo también pueden hacerte bastante infeliz.
Digamos que no es ninguna de las anteriores, y, de hecho, no eres capaz de identificar qué impide que seas feliz en el trabajo. Simplemente sabes que no es tu puesto perfecto y que te encantaría dejarlo y buscar algo diferente.
En muchas ocasiones el problema no es el trabajo, sino la persona.
Aunque culpar a los demás de nuestros problemas es muy fácil, no es lo mejor. A veces, pararte a analizar dentro de ti puede ayudarte a descubrir por qué no eres feliz en el trabajo.
¿Y qué es lo mejor de descubrir que el problema no es el trabajo sino tú? Pues que puedes solucionarlo fácilmente.
1. Te tomas las cosas personalmente
Tu jefe dice que la estrategia que has desarrollado para lanzar internacionalmente un producto de la empresa no es la mejor, y te ha pedido que reflexiones sobre ella siguiendo una serie de notas. Te cuesta creer que después de haberte esforzado tanto, simplemente te digan que tu estrategia no va a funcionar.
¿Qué diablos? ¿Por qué pidieron tu ayuda en primer lugar? ¿Creen que eres idiota? Seguramente también odien los cambios que propongas.
Si esto te suena familiar, entonces tienes que pararte a reflexionar. Respira profundamente. La retroalimentación negativa forma parte del trabajo; ¿No lo sabías? No es que tu jefe te esté diciendo que eres un empleado mediocre. Lo que realmente quieren decir es, "buen comienzo, pero nos gustaría que analizaras un poco mejor estos puntos".
No es fácil llegar al punto en el que no te tomes las críticas personalmente, pero es absolutamente esencial para alcanzar el éxito. Si crees que todo el tiempo tienes que enfrentarte a sentimientos hostiles en el trabajo, ¿nunca te has parado a pensar que simplemente se deba a tu inclinación a tomarte todo como un ataque contra ti y tu competencia en vez de simples consejos? Intenta cambiar de mentalidad y verás cómo te sentirás mucho más cómodo.
2. Esperas que las cosas sucedan de la noche a la mañana
¡Tienes una gran idea! En realidad, la tuviste hace nueve meses. La compartiste con tu jefe, quien parecía igualmente entusiasmado con la iniciativa. Prometió estudiar las restricciones presupuestarias, elaborar una propuesta basada en tu análisis y…. nada.
Lo mencionabas siempre que tenías la oportunidad, pero ya has dejado de hacerlo. ¿Cuántas veces eres capaz de aguantar escuchar "estamos en ello" o "está en la lista de cosas pendientes", antes de atreverte a compartir otra idea increíble de nuevo?
Esta es, sin duda, una de las partes más frustrantes de trabajar con otros en una organización con muchos empleados y una estructura compleja. Sin embargo, independientemente de lo frustrante que resulte tener grandes ideas de cambio y que nadie les haga caso, no es una razón de peso para ser infeliz en el trabajo.
Deberías estar contento por el mero hecho de que hayan escuchado tus ideas, ya que en muchas empresas ni siquiera lo hacen. Si el día a día en el trabajo te va bien, y lo que realmente te hace infeliz es que se te agote la paciencia al ver que tus jefes no le hacen caso a tus ideas, tal vez deberías plantearte trabajar tu paciencia.
Por supuesto, si el problema no es el trabajo, sino tú, nada de esto te va a servir. Independientemente de que dejes de tomarte las cosas personalmente, cambies tus objetivos o trabajes tu paciencia, nunca serás feliz.
Un jefe impresionante, unos buenos compañeros de trabajo y una carga de trabajo relajada no cambiarán el hecho de que simplemente odias el trabajo. El grupo de ingeniería no tiene la culpa de que hayas descubierto que odias programar. No puedes culpar al director ejecutivo de la empresa porque hayas decidido que trabajar en un equipo de producción no es tu vocación. Si consigues llegar a la conclusión de que el problema es que te has equivocado de trabajo, al menos puedes hacer algo al respecto.
Sea como sea, nunca debes asumir que el problema sea el trabajo. En lo que respecta al crecimiento y al éxito profesional, asumir la responsabilidad es esencial.