Vivimos en una época en la que ser productivo es algo que se valora mucho. Intentamos completas tantas cosas en nuestro día a día que acabamos comprometiendo la única cosa que realmente nos ayuda a ser eficientes: el sueño.
En el fondo, sabemos que el sueño es muy importante. Sin embargo, la mayoría de nosotros no somos capaces de reunir las suficientes horas de sueño para disfrutar de un descanso adecuado. Eso significa al menos 6-8 horas. Por el contrario, dormimos muchas menos horas, confiando en la cafeína, las bebidas energéticas o lo que sea para aguantar el tipo durante todo el día.
Puede parecer que estás haciendo muchas cosas durante el día. Sin embargo, en realidad tus malos hábitos de sueño están perjudicando lentamente a tu productividad. Estas son las cinco formas en las que lo están haciendo.
1. Cuanta menos energía tengas, más lentas serán tus reacciones
Trabajar más horas no se traduce necesariamente en trabajar de forma más inteligente. La falta de sueño hace que tengas menos energía para trabajar. No estás tan motivado para rendir debido a que te sientes débil y aturdido. Además, reaccionas más lentamente a todo lo que te rodea.
Eres propenso a desconectar y tus compañeros de trabajo pueden tener que repetirte las cosas varias veces antes de que puedas responder. E incluso entonces, cuando se te ocurre algo, puede que no sea tan bueno como debería. No dormir lo suficiente no solo afecta a tu concentración y creatividad, sino también a tu capacidad para tomar decisiones y resolver problemas.
2. Empeora la memoria
Mientras dormimos, nuestro cerebro da paso a nuevos recuerdos consolidando los acontecimientos del día anterior a través del sueño REM. Durante esta etapa se está en un sueño profundo, sin embargo, el cerebro trabaja duro para liberar más espacio que le permita funcionar de una forma más óptima al día siguiente.
Cuando no duermes lo suficiente, no eres capaz de absorber tanta información. Realmente no absorbes nada de lo que has experimentado ese día. Esto te lleva a no cumplir con los compromisos importantes. En lugar de procesar nueva información, estás ocupado gestionando una crisis causada por tu falta de concentración.
3. Aumenta el riesgo de sufrir más enfermedades
Las personas que sufren una privación crónica del sueño son más propensas a padecer graves problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, depresión, pérdida de memoria y un sistema inmunitario débil. No tiene sentido perder el sueño por el trabajo cuando el resultado final es que acabarás teniendo problemas de salud.
4. Dormir se traduce en un mejor rendimiento
Los buenos hábitos de sueño se han asociado a un mejor rendimiento. Cuando se duerme mejor, se experimentan los siguientes beneficios:
- Reacción más rápida a los estímulos.
- Mayor creatividad.
- Mejora de la memoria.
- Mejor resolución de problemas.
- Mejor precisión y menos errores.
5. El sueño como autocuidado del bienestar
Cuanto más feliz se es, mejor se rinde en el trabajo. El sueño puede contribuir de forma significativa a ese mayor bienestar. En esta época tan ajetreada en la que vivimos, hemos olvidado que el sueño es una parte esencial del autocuidado que deberíamos practicar.
Conseguir un sueño de calidad es algo más que cerrar los ojos durante unas horas. Implica un conjunto de rituales para conseguirlo. Dependiendo de la persona, esto puede implicar darte un baño caliente, echarte aceite esencial de lavanda, apagar todos los dispositivos inteligentes antes de irte a la cama, beber té de menta, leer un libro en la cama o encender una vela.
Otras requieren medidas más sofisticadas, como comprar ropa de cama de alta calidad en la que puedas controlar la firmeza del colchón, encender un humidificador, hacer algunos estiramientos de yoga... Sea lo que sea, todas estas acciones son formas de autocuidado que tendrás que hacer para conseguir ese sueño reconfortante.
Al dedicar tiempo a cuidarte, obtienes una mayor sensación de bienestar que se traduce en un mejor rendimiento en el trabajo.