Tu vida se enriquecerá y se llenará de más alegría simplemente refinando tu forma de escuchar.
¿Te gustaría convertirte en una persona capaz de escuchar a los demás realmente? Entonces presta atención a los hábitos de los buenos oyentes.
1.Escuchan con imágenes
Hay muchas personas en este mundo que no entienden a las personas como ellos. Incluso la idea de disfrutar de un gran libro en un día de lluvia les parece un desperdicio.
No son estúpidos. Simplemente no están conectados como ellos. Ven cómo se desarrollan las escenas. Pueden alcanzar y tocar a los protagonistas.
Si alguien dice: "Nos hemos retrasado al llegar, ha estado lloviendo todo el tiempo". Visualizan sus limpiaparabrisas a máxima velocidad, con la cacofonía de la lluvia. O si dicen: "Antes he llevado a mis perros a la playa para perros". Se imaginan a los perros enloquecidos, persiguiendo a otros perros. Así se olvidan de ellos mismos, de sus inseguridades, de sus pensamientos extraviados y dirigen esa energía mental hacia el interlocutor. Y hace que escuchar sea mucho más interesante.
La mayoría de las personas altamente empáticas ya hacen esto. Esto es simplemente una puerta trasera de empatía para nosotros los lectores. Da rienda suelta a una conversación fluida y a la comprensión.
No te limites a escuchar lo que dicen, intenta también verlo. Escucha como un lector.
2. Esperan para escuchar
El Dr. Richard Muller de la UCLA escribió: "Hay dos tipos de oyentes. Los que escuchan. Y los que esperan para hablar".
Si sufres ansiedad social, es posible que estés pensando rápidamente en tu siguiente tema de conversación antes de que la otra persona termine de hablar. Este impulso suele estar motivado por el miedo al silencio y al juicio.
Existe una solución sencilla: proponte no pensar en tu frase hasta que hayan terminado de hablar. Entonces, espera 1-2 segundos antes de hablar. Puedes asentir para reconocer que les has escuchado antes de empezar.
Esto sirve para dos propósitos:
- Te da tiempo para ordenar tus pensamientos y tener el contexto completo de lo que han dicho.
- Te quita la presión de hablar y te permite relajarte y escuchar.
La mayoría de la gente solo quiere ser aceptada y escuchada. Puedes ser un facilitador simplemente escuchando. Si lo haces, serás un espíritu bienvenido, libre de vagar por su mundo.
3. Conocen el coste de no escuchar
El profesor Paul Barnwell ha realizado recientemente un experimento con su clase. Después de años de ver a sus alumnos jugar a escondidas con sus teléfonos y enviar mensajes de texto, los dividió en pequeños grupos y les retó a crear sus propios podcasts. Eso era todo. Cualquier tema. Solo había que tener una conversación.
Entonces, observó con horror que no sabían cómo hablar entre ellos. Había muchos silencios dolorosos. Solo lanzaban palabras de un lado a otro. No había intuición, ni sensibilidad, ni afán por sentir las emociones o la persona del otro. Se convirtió en una dura entrevista de preguntas y respuestas, carente de vida. Barnwell afirma que la competencia conversacional es el principal reto de esta generación. Y para conversar, también hay que saber escuchar.
De hecho, escuchar estará en el centro de muchos momentos cruciales de tu vida: entrevistas, citas, negociaciones o reuniones.
Si un árbol se cae en el bosque y no lo oyes, te aplasta.
4. Buscan entenderte, no tus palabras
Las personas que realmente saben escuchar tratan la conversación como una improvisación. No hay una agenda, ni un deseo de demostrar nada. No repiten las mismas historias y chistes que han dicho 100 veces en otras conversaciones.
Tampoco reflejan las historias. Si la otra persona empieza a hablar mal de su jefe, no hablan de su jefe igual o peor. Eso solo devuelve la atención hacia ellos mismos en lugar de practicar la empatía. En su lugar, aprenden sobre la situación de esa persona y hacen preguntas.
Los buenos oyentes no juzgan a los demás. En lugar de sacar conclusiones instantáneas sobre la moralidad, la inteligencia o la valía de una persona, intentan aprender.
Todas las personas de este mundo saben al menos una cosa que tú no sabes. Y cada persona que conoces tiene algo que ofrecer. Si sacas conclusiones básicas al instante sobre una persona, limitarás tu capacidad para escucharla.
Mantente neutral. No moralices. Domina el arte de disfrutar de la gente, y seguramente ellos disfrutarán de ti.
5. Escuchan como un escritor creativo
Hay dos estilos de escritura que compiten entre sí: los que hacen esquemas y los que descubren.
Un escritor por descubrimiento no tiene todos los movimientos trazados de antemano. Tiene una idea general. Luego deja que sus manos escriban. Y, a menudo, los personajes y el argumento se revelan por sí solos.
Una conversación también es un descubrimiento. ¿Qué le importa a esta persona? ¿Qué le motiva? ¿Cómo ve el mundo? Son preguntas fundamentales que se hacen los escritores al crear un personaje.
Un consejo rápido: pregúntales qué les apasiona. Si no están seguros, escucha y fíjate en su lenguaje corporal para dirigir la conversación. Su voz se volverá más aguda y tendrá más energía cuando hables de algo que les guste. Descubre al personaje que acabas de conocer.
Conclusión
La gente hace todo lo posible por impresionar a la gente y caer bien. Es irónico porque a menudo lo hacen hablando demasiado y logrando exactamente lo contrario. Lo único que tenían que hacer era escuchar.
En realidad, los grandes oyentes son extremadamente raros. Y no es difícil convertirse en uno.