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Nuestra fuerza de voluntad es el último recurso que se agota cuando llevamos a cabo cualquier tarea, así que ¿por qué desperdiciarla en tonterías?

La fuerza de voluntad se consume continuamente, todos los días. Podrías leer Facebook, pero en su lugar te esfuerzas por acabar un informe que tienes que entregar. Podrías comerte una hamburguesa, pero al final eliges una ensalada. Te apetecería hacerle un comentario sarcástico a tu jefe, pero te contienes y no lo haces.

Al mismo tiempo, cada vez más estudios demuestran que la resistencia a las tentaciones no se da en vano; algunos expertos la han comparado con un músculo que puede sobrecargarse.

Kathleen Vohs, profesora asociada de marketing de la Universidad de Minnesota, señala:

"Hay estudios que demuestran que hay personas que poseen el mismo autocontrol ahora que en el pasado, pero cada vez debemos hacer frente a más tentaciones, y nuestra mente no está preparada para ello".

Como resultado, nuestra mente subconsciente lucha todos los días para hacer frente a las tareas mundanas. Todo lo que hacemos, como decidir la ropa que vas a ponerte ese día, adónde vas a ir a cenar o pensar en el precio del bitcoin disminuye tu fuerza de voluntad.

Vamos a averiguar cómo Mark Zuckerberg y otras personas conocidas hacen frente a este asesino secreto.

Minimalismo

Durante la última década, la élite intelectual ha descubierto algo muy interesante. No debemos malgastar nuestro tiempo en cosas irrelevantes que puedan decidirse con antelación o se puedan automatizar.

Recuerda a Steve Jobs y sus cuellos altos negros: no se trata solo de ropa pasada de moda, sino de una manifestación minimalista que se convirtió en su estilo de vida.

Así es como lo formula Tim Ferris:

El minimalismo en la vida cotidiana atrae a muchos. Cuenta con dos argumentos a su favor.

  1. La elección de una variedad de opciones requiere una atención que podría emplearse en cosas de mayor importancia.
  2. La atención es necesaria no solo para la productividad, sino también para la evaluación.

Por lo tanto:

Demasiadas elecciones = disminución de la productividad.

Demasiadas elecciones = disminución en la habilidad de evaluar.

Demasiadas elecciones = sentimiento de estar abrumado.

Cuando tenemos demasiadas opciones, nuestra mente subconsciente se sobrecarga.

¿Qué deberías hacer?

  1. Estudia tu vida diaria, anota todas las elecciones que debes hacer a diario.
  2. Divide todas las elecciones en categorías y pregúntate: "¿Depende la consecución de mis objetivos de esta decisión?".
  3. Lleva a cabo el análisis de Pareto, es decir, pregúntate: "¿Cuáles son el 20% de las decisiones que debo tomar el 80% o más de mi tiempo?" Esas son las primeras que debes abordar.

Ahora es el momento de cambiar. No intentes comenzar una nueva vida el lunes: todo debe hacerse de forma gradual.

Comienza con algo simple, por ejemplo, piensa en un ritual matutino que puedas repetir todos los días. Por ejemplo:

  • Levántate a las 5 a.m.
  • Deja la ropa preparada por la noche.
  • Cómete la fruta que has dejado preparada.
  • Ve al gimnasio.
  • Sigue un programa de ejercicios.
  • Vuelve a casa y bébete un cóctel de proteínas.
  • Date una ducha y prepárate para el día.

Parece simple, pero es importante seguir la estrategia elegida. Sin embargo, no intentes más de lo que puedas abarcar. Cuando hayas creado un ritual y ya no te cueste ningún esfuerzo, estarás listo para pasar al siguiente.

Antes de que te des cuenta, estarás usando toda la fuerza de voluntad que has guardado para tomar decisiones importantes.

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