Cuáles son las cualidades de los 4 tipos de personas que tienen éxito

Te contamos cuáles son las cualidades saludables, y no tan saludables, de las personas de éxito.

Cuando se trata de nuestra identidad, solemos pensar que es fija para siempre, sin embargo, la realidad es que nuestras identidades evolucionan conforme adquirimos habilidades y experimentamos cosas nuevas. No obstante, un factor que rara vez es tenido en cuenta es nuestro nivel de energía. Si haces un test de personalidad cuando te sientes en tu mejor momento, vas a obtener un resultado, pero ¿qué pasa cuando de repente introduces una deficiencia nutricional, fatiga o toxinas en tu sistema? Tu personalidad y tu comportamiento van a cambiar de forma significativa. Lo más probable es que te sientas deprimido, ansioso e incluso enfadado, que empieces a poner excusas y que de repente desees dejarlo. En otras palabras, el proceso por el que evaluamos el rendimiento máximo suele fijarse en un lado de la ecuación - la psicología - a expensas de dar prioridad a nuestra biología y bioquímica.

En una cultura de "apurar hasta morir", es importante comprender que no se puede pagar un precio psicológico alto sin pagar uno biológico alto. Por esa razón hemos consultado a médicos, trabajadores sociales clínicos, psicólogos, neurocientíficos y nutricionistas y hemos identificado cuatro tipos de identidad específicos de las personas con éxito - defensores, guardianes, sinergistas y catalizadores - y hemos desglosado sus capacidades energéticas físicas y psicológicas.

A continuación, hemos llevado a cabo una encuesta entre 43.000 empresarios de éxito de todo el mundo para hacernos una idea más clara de sus distintos hábitos diarios.

Échale un vistazo a los tipos de identidad que aparecen a continuación y comprueba con cuál de ellos te sientes más identificado.

Esta categoría representa el epítome de los creadores conscientes y de los que rinden al máximo. Tienen los requisitos de energía física y psicológica para salir y alcanzar sus objetivos más ambiciosos. Considerados como los principales impulsores del cambio en la sociedad, su biología apoya todos los aspectos de sus esfuerzos cerebrales y son capaces de hacerle frente a una gran cantidad de factores de estrés diarios. Hacen un seguimiento diario de sus progresos y son capaces de detectar cualquier problema para corregirlo de inmediato.

Nuestra encuesta a los catalizadores informó de lo siguiente:

Los sinergistas se encuentran en la cúspide de este umbral del 50% y, por lo tanto, podrían ir en cualquier dirección. Pueden elevarse a través del descanso y la recuperación y convertirse en catalizadores, sin embargo, si hacen demasiado esfuerzo psicológico, acaban pagando un precio biológico, lo que les hará caer por debajo del umbral del 50% y convertirse en defensores o guardianes.

En nuestra encuesta, los sinergistas informaron de lo siguiente:

Cuando nos encontramos por debajo del umbral del 5%, podemos experimentar síntomas como ansiedad, miedo, depresión y otros. Esta es una situación en la que realmente necesitamos salir y buscar atención médica, porque no es solo tu psicología la que está apagada, sino también tu biología.

En este caso, una vez que somos capaces de controlar nuestra biología, el cerebro y la psicología, todo vuelve a la alineación y empezamos a sentirnos mejor. En este estado, también somos susceptibles a la creación inconsciente, simplemente porque hemos activado el modo de autoconservación.

En nuestra encuesta, los guardianes informaron de lo siguiente:

Si estás aquí, necesitas acudir a un médico de medicina funcional de inmediato. Los defensores están protegiendo la poca energía fisiológica y psicológica que les queda para defenderse de nuevos ataques del estrés, las toxinas, la inflamación y la mala alimentación. El modo defensor puede desencadenarse por numerosos cambios, como un cambio en el microbioma del estómago, un tratamiento con antibióticos, el estrés crónico, la inflamación, un acontecimiento traumático, el mal sueño y los medicamentos.

En nuestra encuesta, los defensores informaron de lo siguiente:

Cuando nos encontramos por debajo del umbral establecido del 50%, nuestra mente primitiva toma el control de la situación debido a que nuestros cerebros y cuerpos necesitan urgentemente energía y nutrientes específicos. Cuando se activa el modo de autoconservación, estamos en ese estado constante de lucha o huida en el que estamos ansiosos por todo y siempre pensamos que va a suceder lo peor. También ponemos muchas excusas.

Lo realmente fascinante es que, al encuestar a 43.000 personas a nivel internacional, hemos descubierto que el 6% de las personas podían clasificarse como catalizadores, el 39,4% eran sinergistas y más del 54,6% eran guardianes y defensores, es decir, individuos agotados que no son capaces de pensar con claridad y experimentan niebla cerebral y potencialmente depresión.

Entonces, ¿qué nos dice realmente este resultado? Que un gran porcentaje de la población tiene problemas no solo con su psicología, sino también con su biología.

El problema de nuestra sociedad actual es que cuando las personas empiezan a procrastinar o a no querer levantarse del sofá, les diagnosticamos una actitud mental débil, como si únicamente tuvieran que endurecerse y ponerse a trabajar. Sin embargo, el problema de la fuerza de voluntad es que esta es finita.

Las deficiencias nutricionales, los problemas de salud intestinal, el consumo excesivo de cafeína y los efectos secundarios de los medicamentos y las toxinas pueden simular trastornos psicológicos como la ansiedad, la agresividad y la depresión. Por lo tanto, si alguien está intentando alcanzar una meta ambiciosa, pero sus requerimientos energéticos no satisfacen las necesidades para lograrlo, entonces la mente primitiva va a tomar esa decisión. Sí, puedes seguir adelante con la fuerza de voluntad durante algún tiempo, pero cuando esta se agote, vas a fracasar.

Y como podemos ver en las estadísticas de cada tipo de identidad, la salud mental general de un individuo está vinculada al dolor crónico excesivo, al uso excesivo de medicamentos, a la inflamación, a los malos hábitos alimenticios, a la mala salud intestinal y a la falta de propósito. Cualquiera que sufra de estos síntomas debe primero identificar cuáles son estos problemas y desencadenantes subyacentes, abordarlos, sacarlos del camino y alimentar su cerebro para que pueda hacer el duro trabajo psicológico. De repente, ya no necesitarás aplicar la fuerza de voluntad porque estarás operando en tu mejor momento. Ahora, ¿qué tipo de identidad es la tuya?