Una vez que silenciamos a nuestro crítico interior, somos libres de vivir en nuestros propios términos.
Recuerdo estar sentado en medio de una conferencia de tecnología hace años, cuando fundé mi empresa. Observé cómo, uno a uno, los empresarios establecidos se turnaban para compartir sus historias de éxito. Cada vez que uno se levantaba para hablar, oía una pequeña y molesta voz en mi cabeza que me decía: "No eres lo suficientemente bueno".
Había caído en la trampa de la comparación y la autocompasión, lo que me llevó a un efecto de bola de nieve de autocrítica. ¿Por qué no puedo alcanzar mis objetivos más rápido? ¿Por qué soy la única que tiene problemas para hacer crecer mi empresa?
No solo me estaba castigando a mí mismo por mis deficiencias, sino que no veía el panorama completo.
Hasta que no pasaron unos días y me distancié un poco de esos sentimientos negativos iniciales, no fui capaz de ver la situación tal y como era. Esos empresarios llevan más tiempo que yo en esto. Es imposible que yo conozca todas las luchas y los retos a los que se han enfrentado por el camino. Nadie es perfecto.
No fue la primera ni la última vez que me sentí así. En el transcurso de la creación de mi empresa, he tenido que aprender a dejar de escuchar mi dura y crítica voz interior. En definitiva, me ha llevado 13 años dejar de ser mi peor crítico y cultivar más amabilidad hacia mí mismo.
1. Una virtud infravalorada
La doctora Kristin Neff, psicóloga e investigadora, se refiere a la práctica de la autocompasión como "tratarse a uno mismo con el mismo tipo de apoyo y comprensión amables que mostraría a cualquier persona que le importara".
Para las personas de alto rendimiento, resulta fácil acostumbrarse a emplear toda su energía para hacer algo. Esto significa que, independientemente de cómo lo hagas, eres propenso a meter la pata. Cometerás errores y no hay forma de evitarlo. Sin embargo, la cuestión es que no podemos pasarnos la vida evitando los errores. Reprenderte a ti mismo solo sirve para limitar tu desarrollo futuro y agota tus recursos.
Mirarnos a nosotros mismos a través de la lente de la bondad aleja los sentimientos de vergüenza y culpa, porque nos damos cuenta de que, al igual que todos los demás en el planeta, somos defectuosos e imperfectos. O como señaló el Dr. Neff al New York Times: "Cuando estás en las trincheras, ¿quieres un enemigo o un aliado?".
2. La autocompasión mejora el rendimiento
"La autoaceptación es mi rechazo a estar en una relación de adversidad conmigo mismo". - Nathaniel Branden
Basar nuestra autoestima en superar a los demás nos hace más inseguros y ansiosos, lo que en última instancia es contraproducente. De acuerdo con Emma Seppälä, del Centro de Investigación sobre Compasión y Altruismo de la Universidad de Stanford, los datos científicos demuestran que esta autocrítica nos hace más débiles ante el fracaso.
Para que la motivación sea sostenible y eficaz, tenemos que practicar la autocompasión. La escritora Kristin Wong lo expresó de la siguiente forma: "A las personas con autocompasión les resulta más fácil mejorar esos errores, fracasos o carencias porque los ven con más objetividad".
De acuerdo con un estudio realizado en 2012, tratarnos a nosotros mismos con más calidez y comprensión cuando nos enfrentamos al fracaso también puede hacer que estemos más motivados para mejorar. Esto se debe a que la práctica regular de la autocompasión activa nuestro sistema biológico de nutrición y alivio. Y otros estudios han demostrado que cuando tenemos la capacidad de reconocer y asumir nuestros fallos, desarrollamos más resiliencia y somos más capaces de afrontar la adversidad.
3. Construir equipos más fuertes
Ser más amables con nosotros mismos es también una actitud que afecta a los que nos rodean. Cuanto más practicamos la autocompasión, más probable es que tratemos a los que nos rodean de la misma forma. En un discurso de graduación pronunciado por el director ejecutivo de LinkedIn, Jeff Weiner, este aludió a la creación de una cultura de calidez y mayor agudeza emocional. "Gestionar con compasión no es solo una forma mejor de construir un equipo", dijo. "Es una forma mejor de construir una empresa".
Cuando podemos mostrar a nuestros equipos que estamos dispuestos a ver nuestros errores bajo una luz más amable, estamos reforzando la confianza e inspirando a nuestros compañeros de trabajo a través de la empatía, el respeto y la comprensión. Estas son algunas de las lecciones más valiosas que he aprendido desde que comencé mi empresa. Encarnar más la autocompasión ha significado reconocer que todos somos humanos y recordarme a mí mismo que está bien tropezar o quedarse corto en el camino.
4. La autoaceptación es sinónimo de libertad
Imagina que puedes entrar en cualquier conferencia no solo con confianza, sino con la conciencia de saber que no tienes todas las respuestas, y que eso está bien. "Solo hay un éxito", observó el periodista estadounidense Christopher Morley. "Ser capaz de pasar la vida a tu manera".
Independientemente de la etapa en la que te encuentres, nada es comparable a sentirse plenamente cómodo en tu propia piel. Lleva la cuenta de las veces que te regañas por algún pequeño error o cada vez que tu mente juega al juego de las comparaciones. Presta atención a cómo te has tratado a ti mismo en la última semana. ¿Te has comportado como un amigo comprensivo y solidario? ¿O como tu peor crítico?
Al ser consciente de estos momentos, puedes empezar a ver dónde podrías utilizar un poco más de autocompasión.
Hay más cosas en la vida que llegar a la cima de TechCrunch o revolucionar un sector. Lo más importante es centrarte en hacer algo grande y garantizar una empresa que permita a las personas sentirse igualmente realizadas fuera del trabajo.
Una vez que podemos silenciar a nuestro crítico interior, somos libres de dirigir nuestras vidas en nuestros propios términos.