El empresario tecnológico Josh Linkner comparte las ocho obsesiones principales de los mejores innovadores.
La presión para generar grandes ideas puede resultar abrumadora. Sabemos que las innovaciones audaces son fundamentales en estos tiempos disruptivos y competitivos, pero cuando se trata de pensar en lo más importante, a menudo nos paralizamos.
En su último libro, el autor de best-sellers del New York Times y empresario tecnológico Josh Linkner sugiere un enfoque mejor. En lugar de aspirar a una oferta pública de venta de 10.000 millones de dólares o a un premio Nobel, Linkner sostiene que los innovadores más prolíficos se centran en "pequeños grandes avances", es decir, en pequeños actos creativos que permiten obtener grandes recompensas con el tiempo.
Estas microinnovaciones son menos arriesgadas, están al alcance de todos los miembros de una organización y ofrecen resultados significativos, al mismo tiempo que ayudan a las personas a desarrollar sus habilidades creativas.
Linkner defiende que todos podemos ser "innovadores cotidianos" y comparte la mentalidad y las tácticas de personas corrientes que hacen cosas excepcionales en los ámbitos de la empresa, la salud, las organizaciones sin ánimo de lucro, la comunidad y la educación. A través de miles de horas de investigación y entrevistas con directores ejecutivos, multimillonarios, empresarios famosos y músicos ganadores de un Grammy, este comparte las ocho obsesiones fundamentales de los innovadores cotidianos.
1. Enamorarse del problema
En lugar de decantarse prematuramente por una solución concreta, esto implica tomarse el tiempo necesario para examinar y comprender detenidamente el reto en cuestión. Significa comprometerse más con la solución del problema que con una forma concreta de resolverlo y mantenerse flexible y con la mente abierta para encontrar el enfoque óptimo.
2. Empezar antes de estar preparado
Los innovadores cotidianos toman la iniciativa de empezar ahora en lugar de esperar a que les den permiso, instrucciones detalladas o condiciones ideales. Están dispuestos a corregir el rumbo por el camino, a adaptarse a las circunstancias cambiantes en tiempo real y a operar con agilidad.
3. Abrir una cocina de pruebas
La innovación se refuerza y se reduce el riesgo mediante la experimentación. Al crear un marco y unas condiciones para las pruebas y la exploración creativa, las ideas se cultivan y se optimizan.
4. Romperlo para arreglarlo
Abandonando el consejo de "si no está roto, no lo arregles" del pasado, los innovadores cotidianos deconstruyen, examinan y reconstruyen de forma proactiva para ofrecer productos, sistemas, procesos y obras de arte.
5. Buscar lo extraño
Al preferir los enfoques inesperados a los obvios, los innovadores cotidianos desafían la sabiduría convencional buscando ideas poco ortodoxas. Sienten predilección por descubrir ideas extrañas, a veces incluso extravagantes, para descubrir mejores resultados.
6. Utilizar hasta la última gota de pasta de dientes
Considera este enfoque como una forma de hacer más con menos. De forma contraria a la intuición, la limitación de recursos puede alimentar los avances creativos. El ingenio y la inventiva se convierten en armas poderosas en la lucha por la innovación superior.
7. No olvidar la menta de la cena
Añadir pequeñas florituras creativas puede mejorar considerablemente los resultados. Una dosis extra de sorpresa y deleite permite una nueva invención, una victoria competitiva y un logro individual.
8. Caer siete veces, levantarse ocho
Conscientes de que los contratiempos son inevitables, los innovadores cotidianos utilizan la resiliencia creativa para superar la adversidad. Los errores son una parte natural e importante del proceso de innovación y pueden convertirse en ventajas cuando se estudian y se aceptan.
Cuando las organizaciones dan rienda suelta a todo el poder creativo de cada miembro del equipo, se vuelven libres e imparables.