La buena noticia es que hay formas de contrarrestarla.
¿Ha llegado alguna vez al final de un largo día en la oficina para desplomarte en cuanto entras por la puerta de casa como si acabaras de correr una maratón? ¿O estás teniendo dificultades para hilvanar más que unas pocas palabras, por no hablar de una frase coherente, y no tienes ni idea de por qué? Entonces puede que estés sufriendo lo que se conoce como fatiga de decisión, un término acuñado por el psicólogo social Roy F. Baumeister y basado libremente en el concepto freudiano de que la toma de decisiones implica un gasto de energía del "yo" o del "ego", de la que hay un suministro acumulativo limitado.
En este artículo vamos a explorar el impacto que tienen las decisiones cotidianas en la cognición mental y lo que se puede hacer para vencer la fatiga por decisión.
¿Qué es la fatiga por decisión?
Cada día tomamos miles y miles de decisiones, la mayoría de las cuales son totalmente inconscientes. Y aunque solo un puñado de ellas son lo que la mayoría consideraría significativas, es el efecto acumulativo el que contribuye a los pensamientos y acciones irracionales asociados a la fatiga por decisión.
En un estudio realizado por la Academia Nacional de Ciencias, los científicos demostraron el impacto de la fatiga en la toma de decisiones. Los investigadores Jonathan Levav, de Stanford, y Shai Danziger, de la Universidad Ben-Gurion, analizaron más de 1.100 decisiones de una junta de libertad condicional en una prisión israelí durante un año. Estos descubrieron que los presos que se presentaban a primera hora de la mañana recibían la libertad condicional en aproximadamente el 70% de las ocasiones. Los que aparecían más tarde en el día recibían la libertad condicional menos del 10% de las veces.
Estos investigadores descubrieron que las decisiones del juez no mostraban ninguna mala intención hacia los presos. La probabilidad de recibir la libertad condicional más tarde en el día estaba puramente relacionada con las innumerables decisiones que tenían que tomar. Esta investigación demuestra que hay una cantidad finita de energía mental para aplicar el autocontrol, y que esta disminuye a medida que el día avanza y se toman más decisiones.
Como demuestra el estudio anterior, el cerebro tiene la capacidad de consumir una enorme cantidad de energía. Sin embargo, por muy estables y racionales que seamos, nadie puede mantener altos niveles de concentración y rendimiento sin pagar un precio biológico. La razón por la que experimentamos fatiga en la toma de decisiones se debe al sistema de seguridad incorporado en el cerebro, conocido como modo de autoconservación.
El cerebro está programado para garantizar la supervivencia a toda costa y, aunque ha evolucionado considerablemente desde que nuestros antepasados neandertales vagaban por la tierra, hay varios desencadenantes primarios en esta época moderna. Esto significa que cuantas más decisiones se tomen, más difícil se vuelve cada decisión consecutiva, lo que hace que el cerebro busque un atajo de una de las dos maneras diferentes.
A medida que nuestra toma de decisiones y nuestra concentración prolongada continúan, el cerebro vigila de cerca la producción de energía del cuerpo. Cuando la fuente de combustible del cuerpo se agota significativamente, el cerebro empieza a desconectar lo que considera servicios no esenciales, lo que desgraciadamente incluye el córtex prefrontal, el área del cerebro responsable de la toma de decisiones complejas. Esta respuesta tribal del cerebro es una de las explicaciones de por qué la gente corriente y sensata arremete, toma decisiones irracionales, compra comida basura, pone excusas y finalmente abandona antes de experimentar un avance.
Este estado mental puede verse incluso más comprometido por el estrés, las deficiencias nutricionales y otros factores ambientales que pueden imitar los trastornos psicológicos, como la ansiedad, la fatiga y la depresión. Y aquí puede que pienses que una mala actitud te impide alcanzar tus objetivos. Afortunadamente, hay algunas formas de combatir y contrarrestar la aparición de la fatiga por decisión.
1. Utiliza la cetona para contrarrestar los efectos de la fatiga por decisión
A pesar de que la respuesta fácil para evitar la fatiga por decisión sería dejar de tomar tantas decisiones, esto no es una opción para la mayoría de las personas. En su lugar, necesitamos proporcionar más energía para alimentar la central eléctrica que es el cerebro humano. Pero no pienses que puedes prepararte otro café fuerte o tomarte un Red Bull; tenemos que entender el tipo de energía que requiere nuestro cerebro para funcionar en su estado óptimo.
Las cetonas son producidas por el hígado como resultado de que el cuerpo queme grasa como fuente de combustible en lugar de glucosa. Se ha demostrado que estas cetonas son la fuente de combustible preferida para el cerebro debido a su mayor eficiencia energética, su metabolización más rápida y su mayor nivel de energía celular por unidad de oxígeno consumido en comparación con la glucosa.
2. Escribe un diario
Como explica la neuróloga y profesora Judy Willis, "la práctica de la escritura puede mejorar la captación, el procesamiento, la retención y la recuperación de la información por parte del cerebro. Promueve el enfoque atento del cerebro, potencia la memoria a largo plazo, ilumina patrones, da al cerebro tiempo para la reflexión y, cuando está bien guiada, es una fuente de desarrollo conceptual y estímulo de la cognición más elevada del cerebro". He aquí algunas sugerencias concretas para empezar:
Antes de irte a la cama, haz un mapa del día que tienes por delante en tu diario para mantener las prioridades bien enfocadas, así como para aliviar cualquier sueño inquieto debido a la falta de planificación.
Céntrate en tres proyectos principales al día, para no tener una sobrecarga de información y poder elaborar planes de acción bien pensados y completar los grandes proyectos que moverán la aguja.
Haz un seguimiento de tus progresos y reconoce las pequeñas victorias diarias para aumentar la motivación.
Visualiza el desarrollo de cada día para preparar tu mente para el éxito. Esto engaña al subconsciente para que piense que ya has estado allí y lo has hecho antes, de ahí que no tengas nada de qué preocuparte y puedas entrar en un estado de flujo.
3. Gestiona tus niveles de energía haciéndote preguntas diarias
Las comprobaciones diarias nos permiten tomar conciencia de nosotros mismos para mejorar y ser mejores. Haciéndote algunas preguntas sencillas, puedes descubrir cómo tu biología y tu psicología pueden estar frenando tu éxito y afectando a tu cognición mental. Al profundizar en todos los aspectos de tu salud, bienestar y rendimiento, podrás superar mejor los factores que pueden disminuir el impulso y el rendimiento. Algunas preguntas pueden ser....
¿Tienes problemas gastrointestinales diarios que afectan a tu salud, bienestar y rendimiento? La conexión intestino-cerebro está bien documentada. Si queremos tener una salud mental óptima, debemos asegurarnos de que nuestra salud digestiva es óptima. Todos sabemos lo confusos que podemos sentirnos al día siguiente después de una comida nocturna rica en carbohidratos.
¿Está experimentando deficiencias nutricionales? Las pruebas para detectar estas deficiencias, que pueden imitar los trastornos psicológicos, pueden ser un factor de cambio para reconocer lo que puede estar robándole la energía, el impulso y la concentración.
¿Has sufrido un estrés crónico prolongado? El estrés puede causar inflamación en el cuerpo, y los posibles síntomas pueden ser dolores de cabeza, fatiga e incluso depresión. La visualización y la meditación diarias pueden ayudar a controlar esta situación y aumentar la actividad del córtex prefrontal. Ejercita el cerebro como lo harías con tu cuerpo en el gimnasio.
Tomar estas medidas necesarias puede garantizar que estás poniendo tu enfoque y tus energías en la construcción de una base sólida para el éxito. Es hora de trabajar en conjunto con tus necesidades biológicas para alimentar las demandas psicológicas máximas a las que se enfrentan todos los emprendedores en su misión de convertirse en imparables.