Cómo motivar a tus empleados para que hagan mejor su trabajo
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Estos inteligentes consejos pueden ayudarte a aumentar la productividad de tus empleados sin compartir el estrés laboral que soportas.

El estrés puede dificultar la conexión de los líderes con la gente, ya que los hace aislados o invisibles. Algunos líderes estresados incluso alejan a la gente. Sin embargo, hay formas de motivar a las personas para que se asocien contigo y tu equipo para lograr objetivos compartidos, incluso mientras continúas tu búsqueda para combatir y prevenir el estrés. La clave está en cómo les pides las cosas.

1. Preocúpate por tus subordinados directos

Cuando te preocupas por tus subordinados directos, se produce un efecto dominó. A menudo, los subordinados directos de un directivo dirigen sus propios equipos, que a su vez dirigen equipos o tratan con clientes. Cuando se pone en marcha este efecto dominó, se puede generar una cultura de atención en la empresa.

¿Qué hay que hacer?

Preocuparte no significa llevar rosquillas al trabajo una vez al mes. Cuidar significa escuchar. Siempre que interactúes con tus subordinados directos, empieza por escucharlos. No termines sus frases ni les cortes bruscamente. Estos comportamientos indican rápidamente una falta de atención. La atención también implica ser vulnerable. Revela un dato interesante sobre ti, aunque parezca tangencial a tu trabajo. Cuando revelas información personal, te haces más afín y animas a la gente a hacer lo mismo.

La atención también implica el asombro, así que sé curioso y haz preguntas. Sé inclusivo, pero no intentes ser igualitario en el trato con tus colaboradores directos. Cada uno de ellos es único y debe ser tratado como tal. A menudo aconsejo a los clientes que elaboren una hoja de cálculo con la lista de cómo le gusta a cada miembro de su equipo ser apreciado. Algunos quieren una nota de agradecimiento privada, mientras que otros quieren un reconocimiento más público con una tarta para todos.

6 formas de mejorar la relación con tus empleados

Dicho esto, si tu subordinado directo está enfadado, frustrado, asustado o desmotivado, no te hagas pasar por terapeuta. Deja que la gente se desahogue. Hazles preguntas. Apóyalos y recuérdales el programa de asistencia a los empleados de tu empresa, si lo hay. Sobre todo, demuestra que te importa. Cuando actúas sin compromiso o señalas que dejas el trabajo a otros sin pensar, esto puede tener un gran impacto. La preocupación es en sí misma un factor que reduce el estrés y fomenta las relaciones.

Ejemplo en la práctica

Frank Blake, antiguo director ejecutivo de Home Depot, se preocupaba mucho por sus empleados. Dedicaba horas cada domingo a escribir notas de agradecimiento a mano a los empleados de todos los niveles que habían prestado un gran servicio al cliente. Se calcula que escribió casi 25.000 notas de agradecimiento durante sus siete años de mandato. Su profunda preocupación por sus empleados comprometía, motivaba e inspiraba a los que le rodeaban.

2. Desarrolla las habilidades y carreras de los demás

Lo que va, viene. Como directivo y líder, tienes que dedicar tiempo a ayudar a desarrollar las habilidades y carreras de los demás si quieres que te ayuden en el futuro.

¿Qué hay que hacer?

En primer lugar, hay que invertir tiempo. Tienes que dedicar unas ocho horas al año por subordinado directo fuera de tu trabajo habitual para desarrollarlo. Puede ser una inversión de tiempo considerable, pero merece la pena. Decide a qué compromisos tendrías que renunciar para dedicar tiempo al desarrollo de tus subordinados directos. A continuación, asegúrate de evaluarlos de forma justa y precisa. Valora sus puntos fuertes y sus limitaciones actuales, evalúa sus competencias y pide su opinión. Programa revisiones de retroalimentación de 360 grados cada dos años aproximadamente. Este tipo de revisión holística puede ayudar a revelar áreas que se han pasado por alto para un posible avance. Elabora un plan de desarrollo sólido y fundamentado para todos tus subordinados.

Decide también qué áreas de tu propio trabajo puedes delegar en otros. Siempre que una tarea no sea crítica para tu función, puedes pasársela a otros para que avancen en su propio potencial. Recuerda que el desarrollo no siempre es un lugar cálido y seguro. Las nuevas iniciativas y proyectos pueden asustar a los empleados al principio, sobre todo si su jefe ha dirigido el proyecto anteriormente.

Ejemplo en la práctica

Cuando mis clientes son invitados por sus jefes a trabajar conmigo, muchos ven inicialmente el desarrollo como una pérdida de tiempo. A veces se sienten demasiado inseguros para desarrollar a sus subordinados directos por miedo a que algún día estos les superen. Sin embargo, las incubadoras de talento se encargan de formar líderes poderosos, que a su vez construyen personas fuertes, eficaces, dedicadas y leales que se apresuran a ayudarles o a asociarse con ellos.

3. Pasa a la acción

A nadie le gusta un compañero, un líder o un socio comercial pasivo o que se desentiende. Sin embargo, esto es precisamente a lo que el estrés y la inacción pueden reducir a los líderes. "Simplemente hazlo" debería ser tu mantra, sea cual sea el significado de "eso" para ti.

¿Qué hay que hacer?

Para pasar a la acción, hay que dejar de procrastinar. La procrastinación es el enemigo del movimiento hacia adelante. Si eres un procrastinador, toma medidas para evitar la trampa de posponer las cosas. Empieza antes, establece objetivos de rendimiento con un plazo determinado y divide tu trabajo en partes más pequeñas y manejables.

Pasar a la acción requiere un alto nivel de confianza. Si constantemente dudas de tus capacidades, tienes que reforzar tu confianza. Toma un curso o trabaja con un coach para adquirir competencias de liderazgo. Acepta tus puntos fuertes y averigua cómo utilizarlos en tu beneficio. Cuando hayas ganado suficiente confianza, establece un conjunto de buenas prácticas para organizar tu semana. Sé diligente con tu ética y hábitos de trabajo.

No tengas miedo de contratar a otras personas, pero asegúrate de no delegar en ellas todo el trabajo. El objetivo es que hagas algo por otra persona. Trabaja en la construcción de tu capital social y persuade a otros para que se unan a ti. Por último, pasar a la acción implica conocer honestamente tu nivel de compromiso. Es estupendo tener un equilibrio entre el trabajo y la vida privada, pero intenta ser flexible si eso significa ayudar a los demás.

Ejemplo en la práctica

Muchos líderes de éxito procrastinan. Se dice que Leonardo da Vinci tardó más de 15 años en completar la Mona Lisa. Al igual que da Vinci, el cofundador de Instagram, Kevin Systrom, ha luchado contra la procrastinación y recurre a una táctica probada para hacerle frente. Siempre que le cuesta empezar algo, se compromete a hacerlo al menos cinco minutos. Una vez que supera el obstáculo inicial, está mucho más motivado para terminar.

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