Como empresario, todo se vuelve más fácil justo en el momento en el que te das cuenta de que estás envuelto en una conversación importante. En cuanto este concepto pasa a formar parte de tu ADN, empiezas a ser consciente de que la calidad de tu vida, tu negocio y tus relaciones es un reflejo directo de la calidad de tus conversaciones.
La mayoría de estas conversaciones van y vienen, pero de media, todo empresario participa en entre seis y nueve conversaciones significativas al día que influirán en su futuro. Ventas, marketing, contratación, atención al cliente, innovación y mentalidad son temas llenos de conversaciones difíciles. Cuando eres capaz de mantener este tipo de conversaciones con éxito, estas se convierten en conversaciones altamente rentables y producen los resultados que deseas.
Si quieres triplicar tu rentabilidad este año, empieza convirtiendo tus conversaciones difíciles en conversaciones rentables con tres consejos comprobados.
1. Toda conversación difícil debe comenzar con una pregunta del tipo "¿Cómo podríamos....?"
Independientemente de si quieres aumentar las ventas en un 12%, hacer crecer el equipo, aumentar la eficiencia o iniciar una nueva campaña publicitaria en Internet, expresa tu meta u objetivo como una pregunta del tipo "¿Cómo podríamos....?" y conseguirás que tu equipo empiece a trabajar en la resolución de problemas.
Ejemplos:
- ¿Cómo podríamos aumentar las ventas en un 12%?
- ¿Cómo podemos atraer y retener a los mejores talentos?
- ¿Cómo podríamos crear una campaña que realmente nos ayude a alcanzar nuestros objetivos?
- ¿Cómo podríamos resolver esto para crear una situación en la que todo el mundo salga ganando?
Estas tres palabras mágicas abren posibilidades y aumentan el compromiso y la aceptación de los miembros de tu equipo, tus socios comerciales y tus clientes. En tu próxima reunión, empieza con una pregunta general del tipo "¿Cómo podríamos....?" y serás testigo de un diálogo sólido que impulsará tu negocio más rápidamente.
2. Crea espacio para las posibilidades con ofertas y peticiones
Necesitas asegurar la acción. El objetivo de una conversación difícil es crear un resultado rentable. La rentabilidad puede medirse como tiempo, dólares, energía, conexión, avances, relaciones iniciadas o terminadas, problemas resueltos o límites establecidos. Existe una gran cantidad de formas de generar y definir la rentabilidad, pero debemos asegurar la acción para crear el futuro que deseamos.
Estas acciones podrían incluir:
- Echarte la culpa cuando algo no sale según lo previsto.
- Pedir una disculpa cuando sea necesario.
- Ofrecer una idea.
- Solicitar un nuevo comportamiento.
- Ofrecer recursos o apoyo.
- Solicitar un nuevo plazo, términos o acuerdo.
Al final de cada conversación, para asegurarte de que esta sea rentable, debes hacer una oferta o una petición. Las palabras sin acción no te llevarán a donde quieres ir o conseguir lo que deseas.
3. Establece límites
Los límites pueden convertir una conversación dura en una verdadera joya, estos pueden ser útiles y necesarios.
Es posible que estés tratando con una persona difícil que está quejándose de nuevo. En lugar de regalarle más de tu precioso tiempo para desahogarse, simplemente pregunta: "¿Cómo esperas que responda a esto?
En vez de aceptar la queja y la responsabilidad, estás devolviendo la responsabilidad a la persona que se está quejando. De esta forma dejará de quejarse y la conversación tomará un nuevo rumbo que le ayudará a entender mejor sus deseos y resultados. ¿Qué es lo que realmente quiere?
También es posible que alguien haya digo algo bastante malo durante una reunión. Algo súper sarcástico. Esto definitivamente no ayuda. En vez de agravar la situación, debes invitar a esta persona a tu oficina y preguntarle: "¿Qué se esconde detrás de ese comentario?" De esta forma estarás obligando a la persona a analizar qué hay en su interior.
Aparte de fijar algunos límites a la hora de hablar, también debes ser capaz de fijarte algunos límites a ti mismo. Las conversaciones difíciles se tornan más fáciles cuando se tiene un fuerte sentido del yo y de la autoestima, lo que significa que eres consciente de dónde termina otra persona y dónde comienza el sentido del yo.
La falta de límites es un autosabotaje, así que debemos empezar con uno básico: el "no, gracias". Decir que no puede ser difícil. Sin embargo, cuando se tiene claro a lo que realmente se está diciendo que sí, todo se vuelve mucho más fácil. Decir que no no requiere una explicación ni una disculpa. Pero requiere claridad. ¿A qué estás diciendo que sí?
Imagínate la próxima vez que alguien diga: "¿Puedes hacer esto gratis? Será una gran exposición para ti". En vez de aceptar y decir que sí, imagínate diciendo con confianza: "No, gracias", o diciendo: "Para compartir mis servicios necesitaré X dinero a cambio". Si realmente no estás interesado en que tus servicios o productos sean explotados, detente y pregúntate, si no quiero ofrecer mi tiempo o producto gratis, ¿a qué estoy diciendo que sí? ¿Más tiempo con mi familia? ¿Autoestima? ¿Integridad? ¿Invertir mi tiempo en una mejor oportunidad? ¿Asegurando mi valor?
Una vez que tienes claro el sí detrás del no, es mucho más fácil decirlo. Obtener claridad sobre lo que estás diciendo que sí es una técnica impresionante para aumentar tu confianza y aprender a decir que no.
Aprender a capear con éxito las conversaciones difíciles te acerca a la vida que deseas. ¿No es hora de que vivas una vida más provechosa?