Los presidentes de las empresas deben dominar estas habilidades esenciales para construir un negocio y cultura mejores.
Estas son algunas cosas que debes dominar para priorizar, centrarte y obtener los resultados que tanto te estás esforzando por conseguir.
1. Aprende a decir que no
El mercado actual ofrece una gran diversidad de opciones. Todas las semanas recibimos una gran cantidad de “opciones buenas”, como el siguiente gadget, estrategia o palabra de moda.
Si no tenemos cuidado, acabamos atrapados en una constante cascada de oportunidades. Como presidentes, resulta fácil actuar primero y preguntar después. Sentimos la urgencia de un mundo acelerado que no muestra signos de desaceleración. Sin embargo, si siempre decimos que “sí”, nunca vamos a conseguir nuestros objetivos. No estamos haciendo el trabajo duro de decir que “no”.
Para cada nueva oportunidad, analízala de acuerdo con tu plan estratégico, tu visión de lo que quieres que sea diferente en el futuro. Pídele a tu equipo que realice una pequeña prueba en la que pueda estudiar el resultado. Y luego, si esta oportunidad te ayuda a cumplir tus objetivos, adelante, sigue aprendiendo y repite el experimento. Es necesario dedicarle tiempo tanto a la búsqueda de ideas como a la concentración - tus empleados necesitan que le dediques tiempo a ambas.
2. Sé un poco egoísta con tu tiempo
Como presidentes, nuestros horarios semanales suelen estar llenos antes de que ni siquiera hayamos empezado la semana. Nos pasamos el día entero en reuniones y recibiendo llamadas durante nuestros viajes. Es verdad que el cargo de presidente de una empresa conlleva este tipo de agobio y tareas.
Sin embargo, solo somos buenos en esas reuniones, llamadas y talleres cuando dedicamos tiempo a desarrollarnos. Nos convertimos en mejores líderes cuando nos conocemos a nosotros mismos: nuestros límites, valores y defectos. Si no le dedicamos tiempo a seguir desarrollando nuestro estilo de liderazgo, enfoque y habilidades, no pasará mucho tiempo hasta que tengamos que enfrentarnos a barreras que no podemos cruzar. Nuestro equipo se pondrá un límite y nuestro negocio empezará a hacer aguas.
3. Dale a la gente espacio para crecer
Como presidentes, hacemos de entrenadores, asesores, consultores y delegados. Cuando entramos en una habitación de nuestra organización, la gente necesita que hagamos algo más que decir lo correcto en el momento adecuado. Nuestros empleados y socios no solo anhelan una dirección, sino que también necesitan oportunidades para desarrollarse y crecer.
Este tipo de trabajo es fácil de minimizar u olvidar. Sin embargo, si descuidamos a nuestra gente, realmente estamos descuidando la parte más importante de este trabajo. Invita a tus empleados a hacer comentarios honestos y oportunos, y hazles preguntas sobre su papel. Muestra interés por lo que hacen día a día, las barreras con las que se encuentran así como por sus ideas de crecimiento.
Intenta crear entornos que ayuden a las personas a aprender nuevas habilidades, competencias y a aumentar su valor personal año tras año.
4. Delega el trabajo de hoy y concéntrate en el mañana
La economía está prosperando. Los puestos de trabajo son abundantes y los negocios están creciendo. No obstante, los expertos económicos no quieren que olvidemos que la situación no va a ser siempre la misma. Acabaremos enfrentándonos a una recesión. Los ingresos disminuirán y las oportunidades se agotarán.
Esta tensión es uno de los aspectos más difíciles a la hora de dirigir una empresa; equilibrar el presente con el futuro es difícil. Muchos de nosotros contamos con dinero en efectivo que podemos invertir en equipos que pueden crecer.
Sin embargo, también recordamos lo que sucedió en 2008. Este conflicto de abundancia y escasez suele afectarnos a la hora de tomar decisiones. Sin embargo, como presidentes, debemos mantenernos centrados en el futuro. Si podemos delegar responsablemente las tareas de hoy, podremos estar más libres para planificar un futuro sostenible que sirva a nuestros clientes.